Las enfermedades del corazón matan cada dia más mujeres, una tendencia mundial que en Brasil se manifesta especialmente en la ciudad de Rio de Janeiro, debido a problemas de estilo de vida y a la falta de medidas de prevención.
Rio de Janeiro, que será sede en abril del 13 Congreso Mundial de Cardiología, presenta una alta mortalidad de mujeres por afecciones cardiovasculares, se advirtió en un informe especializado.
La mortalidad de mujeres por causas vasculares es por año en esta ciudad de 143 cada 100.000 en el grupo de edad de 43 a 64 años, según la investigación realizada por Paulo Andrade Lotufo, de la Universidad de Sao Paulo.
Se trata de un índice superior al que presenta la población femenina de Gran Bretaña, Finlandia y Hungría.
Esos tres países son los de mayor mortalidad por enfermedades del corazón y del sistema circulatorio, aunque en la población masculina, señaló el cardiólogo Mario Maranhao, que presidirá el Congreso Mundial y luego la Sociedad Internacional de Federaciones de Cardiología.
En los años 50, la muerte por enfermedades cardiovasculares en Brasil era de nueve hombres por cada mujer. La proporción es ahora de tres a uno, pero entre los brasileños de más de 65 años ya es de uno a uno, destacó Maranhao.
"Nadie muere del corazón, sino por su estilo de vida", agregó, para atribuir el aumento de la mortalidad femenina a los cambios en su actividad cotidiana. Las mujeres fuman más y sufren un mayor estrés, debido a su doble jornada de trabajo, explicó Maranhao.
Las mujeres tienen una protección hormonal natural ante las enfermedades cardiacas, pero la pierden en la menopausia. Por eso aumenta su riesgo en la tercera edad, que se agrava a causa del hábito de fumar, de la hipertensión y de la diabetes, puntualizó la cardióloga Denise Conde de Oliveira, que se desempeña desde hace 15 años en un barrio de Rio de Janeiro.
La caída de la protección hormonal puede deberse también a ciertas intervenciones quirúrgicas, como la histerectomía (extracción del útero), dijo Oliveira. El infarto es más grave en el caso de las mujeres que de los hombres, pues aquellas tienen las arterias coronarias más delgadas.
La repetición del infarto tiene una incidencia de 40 por ciento entre las mujeres, frente a sólo 13 por ciento en los hombres, indicó Maranhao.
Oliveira aconseja a sus pacientes la reposición de estrógeno tras la menopausia y "ser más egoístas".
"Las mujeres deben reorientar su vida, para que ésta no sea sólo trabajo y tareas de madre". Las responsabilidades del hogar deben ser distribuidas entre los miembros de la familia, y las mujeres tienen que "mejorar su alimentación y evitar el sedentarismo", aconsejó.
Maranhao considera que la prevención, a través de campañas de públicas de información, es prioritaria para contener el aumento de cardiopatías.
Estados Unidos, un país conocido por la dieta rica en colesterol de gran parte de su población, redujo 30 por ciento las enfermedades cardiovasculares en las tres últimas decadas gracias a una "campaña integrada de autoridades y organizaciones médicas, con apoyo de los medios de comunicación", señaló.
También Sao Paulo, la mayor metrópolis brasileña, logró reducir 30 por ciento las afecciones cardiacas, con apoyo en tareas de prevención. El índice general de decesos por esa causa en Sao Paulo es de 306 por 100.000 habitantes, frente a 400 por 100.000 en Río de Janeiro.
En Gran Bretaña, la tasa general es de 419 muertes por 100.000 habitantes, y en Estados Unidos, de 303. Mientras, Japón, donde la dieta es más sana, los decesos por enfermedades cardiovasculares son sólo 44,2 cada 100.000 habitantes.
En las mujeres, la reposición hormonal es decisiva, al punto de que puede disminuir a la mitad los ataques cardiacos y accidentes circulatorios, según un estudio citado por Maranhao.
Pero el recurso a las hormonas es limitado entre las mujeres brasileñas, por desconocimiento, prejuicio o pobreza. Muchas entre ellas temen que las hormonas provoquen obesidad y cáncer de útero.
Pero se trata de un temor irracional, porque el riesgo de ese cáncer es de sólo 2,9 por ciento, mientras 31 por ciento de las mujeres presentan problemas cardiacos.
Las mujeres sufren también una discriminacin adicional, incluso de los médicos, por desconomiento. Aún hoy se cree que "el infarto es cosa de hombres", negando a las mujeres el uso de nuevas técnicas de diagnstico y de tratamiento, lamentó Maranhao.
Los males del corazón no distinguen entre clases sociales. Pobres y ricos son afectados igualmente, porque la alimentación de ambos es perjudicial, agregó.
También son comunes a todos otros factores negativos, como la menopausia, el tabaquismo, el colesterol y la vida sedentaria. Pero hay uno en especial, la hipertensión, que agrava injusticias sociales, porque afecta más a la población negra que a la blanca, observó otro cardiólogo de Río de Janeiro, Lellis Borges do Couto. (FIN/IPS/mo/ff/he/98