CHILE: Crecimiento de la enseñanza superior no garantiza calidad

La enseñanza superior en Chile ha tenido un explosivo crecimiento en los últimos 15 años pero su calidad ha sido puesta en tela de juicio.

Un estudio del Banco Mundial y medidas de cierre de algunos planteles superiores adoptadas por el Estado chileno dan muestras de una cuestionable calidad.

De los 214.374 alumnos inscritos en 1986 en Centros de Formación Técnica, Institutos Profesionales y Universidades, el sistema pasó a acoger a un total de 367.094 estudiantes en 1996, según los registros del Ministerio de Educación.

El mayor aumento en la matrícula se da en los establecimientos privados, que pasaron de 81.804 alumnos a 192.153, 134 por ciento de crecimiento.

La educación superior privada creció de sólo ocho establecimientos en 1980 a 262 instituciones en 1996, lo que muestra que la educación no parece un mal negocio.

Analistas del "Informe sobre la Educación Superior en Chile" – elaborado por el Ministerio de Educación y divulgado a fines de 1997- llaman la atención sobre el hecho de que el mayor crecimiento se concentra en las llamadas "carreras de pizarrón", es decir las de menor costo.

Un caso peculiar es Derecho, que pasó de 2.757 alumnos en todo el sistema (público y privado) en 1980 a 18.515 en 1996.

Hasta la década de 1970, ser estudiante de Derecho en Chile era un objetivo difícil de alcanzar, pero con la privatización de parte del sistema cualquier egresado de la enseñanza media sin exigencias académicas pero con capacidad de pago puede ingresar a carreras de Derecho en las universidades privadas.

Lo mismo ocurre con Periodismo, Ingeniería Comercial, Psicología, diversas Pedagogías y varias otras carreras. Sólo están excluídas del sistema privado algunas ramas de Ingeniería y Medicina.

Pero si el crecimiento en cantidad es indiscutible, tanto en el sistema privado como en el público, lo que autoridades nacionales y especialistas de entidades internacionales discuten es la calidad de la enseñanza superior.

La evaluación preliminar de un grupo de especialistas del Banco Mundial, que llegó al país en enero, es que el sistema de enseñanza superior de Chile es "perverso, inequitativo y peligroso".

Jacques Mazeran, de Francia, George Reddey, de Nueva Zelandia, y Aileen El Khaaws, de Estados Unidos, están entre los 10 especialistas del Banco que evaluarán el sistema de enseñanza superior y elaborará un programa especial de Mejoramiento de la Equidad y Calidad de la Educación para ese nivel escolar.

Los técnioos, en una visión preliminar, se refirieron a temas como la acreditación y los sistemas de evaluación de los establecimientos, el financiamiento, y el sistema de educación técnica superior, detallando diversas deficiencias.

Respecto de la acreditación, El Khaws señaló que no todas las instituciones son objeto de evaluaciones internas y externas y abogó por "un sistema congruente" de calificación de todas las instituciones.

Sostuvo que aunque hay un buen monitoreo de la información del sistema, también existen "muchas áreas de estudio fuera de revisión, lo que hace vulnerable y peligroso el sistema".

Si bien la calidad de la enseñanza superior es cuestionable para todo el sistema -publico y privado-, los que se sienten más amenazados son los establecimientos privados, algunos de los cuales han debido cerrar sus puertas.

Entre 1993 y 1998 el Consejo Superior de Educación (CSE), organismo fiscalizador del sector, ordenó la clausura de once casas privadas de estudio superior.

Los cierres se produjeron en general por problemas de orden material (infraestructura), financieros y también relativos a la calidad de la enseñanza.

El último establecimiento cuyo reconocimiento oficial fue revocado es la Universidad Mariscal Sucre (inaugurada en 1990 por el entonces presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez), dedicada a la educación a distancia.

Entre las deficiencias observadas para el cierre, el CSE apunta problemas con las evaluaciones a los alumnos (pruebas demasiado fáciles, por ejemplo), planes y programas de estudio deficientes y una bibliografía desactualizada e insuficiente.

Con nueve carreras y una matrícula de 750 alumnos, la Universidad Mariscal Sucre no tiene ninguna posibilidad de apelación al cierre porque el CSE venía advirtiendo sobre sus deficiencias desde 1996. (FIN/IPS/gcm/dg/ed/98

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