Si su reelección dependiera de los militares, el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, podría celebrar por anticipado su permanencia en el poder por otros cuatro años.
Los militares no pueden ni quieren declarar qué van a votar en las elecciones de octubre próximo. Sin embargo, Cardoso contaría con su apoyo, según la revista Veja, ya que nadie los ha tratado con tanta generosidad en las últimas dos décadas.
Las Fuerzas Armadas tampoco quieren opinar públicamente sobre sus buenas relaciones con el presidente por temor a las reacciones adversas de otros sectores públicos, que se encuentran sumergidos salarialmente.
Mientras la mayoría de los empleados de la administración federal no recibe aumento desde hace casi dos años, los militares fueron beneficiados con la eliminación de la norma constitucional que equiparaba su sueldo con el de los civiles.
Esa iniciativa presidencial, aprobada por el Senado, abre la puerta para que los militares mejoren su situación económica. En los últimos tiempos muchos suboficiales tuvieron que mudarse a las favelas (barrios marginales), debido al deterioro salarial.
La "luna de miel" entre Cardoso y los militares no se limita sólo a la cuestión salarial. Las presiones ejercidas por los jefes castrenses para que se compren nuevos equipos bélicos comienzan a ser atendidas por primera vez en muchos años.
A comienzos de este mes, el Ejército anunció la compra de cohetes Astros de ataque terrestre o naval y aparatos para orientar disparos de larga distancia, a un costo estimado de 206 millones de dólares.
Todos el equipamiento es fabricado por Avibrás, la principal proveedora de material militar del país, que enfrenta graves dificultades económicas desde hace varios años.
Avibrás llegó a exportar un promedio anual de 400 millones de dólares entre 1984 y 1987, año en que comenzaron sus dificultades. Con esta venta al Ejército, la empresa se propone financiar la fabricación de lanza cohetes Astros para sus principales clientes externos, los países árabes.
La Fuerza Aérea ya recibió los recursos requeridos para modernizar sus 40 aviones de combate F-5 y obtuvo la garantía del gobierno de que respaldará económicamente el nuevo intento de lanzar un satélite totalmente construido en el país.
El primer intento de poner un satélite brasileño en el espacio fracasó a fines de 1997, causando la pérdida total de los equipos que habían costado 14,5 millones de dólares.
Los 800 aviones que posee la Fuerza Aérea tienen un promedio de 25 años. Es la fuerza que está en peores condiciones de operación debido a la vejez de sus equipos, según los expertos.
La Armada cuenta con material bélico más actualizado, con un promedio de 19 años de utilización, mientras que el Ejército enfrenta problemas para financiar los entrenamientos.
Un informe de prensa reveló que los soldados de un batallón que realizaba operaciones de ensayo en la selva, imitaban con la boca el ruido de disparos para intentar dar más realismo al ejercicio, porque los fusiles no podían ser utilizados por falta de munición.
Esa situación cambiará radicalmente en 1998, ya que el arma de tierra obtuvo 422 millones de dólares para financiar sus operaciones.
La Marina de guerra fue la más beneficiada por la política del presidente Cardoso. Por primera vez en casi 40 años tendrá recursos propios para operar el único portaaviones que tiene el país y se calcula que desde 1995 recibió 900 millones de dólares para modernizar sus equipos y contratar personal técnico.
El buque, comprado en 1956, ya estaba a un paso de la jubilación (era utilizado para fiestas privadas), pero ahora tendrá una sobrevida para servir de base a 23 cazas A-4 Skyhawk comprados a Estados Unidos por 70 millones de dólares.
Las dificultades materiales de los últimos 10 años contribuyeron para que las Fuerzas Armadas logararan la simpatía de la población, que se solidarizó con su situación.
Pero ahora la situación ha cambiado y puede causar la envidia de otros sectores estatal que no han recibido beneficios especiales del gobierno. (FIN/IPS/cc/dm-ag/ip/98