El café volverá a sus buenos tiempos en Brasil este año gracias al fenómeno ambiental del Niño, previéndose un crecimiento de 65 por ciento en la cosecha y sin que ello deprima los precios internacionales, afdirmaron exportadores y caficultores nacionales.
Las aguas calientes del Pacífico favorecieron la producción brasileña en álgunas areas, en razón del tiempo caliente y húmedo que reinó, mientras dañaron los cafetales de otras regiones productoras, especialmente Indonesia, Colombia y América Central, agregaron.
En estos países, El Niño provocó sequías que, además de daños directos, contribuyeron a la difusión de plagas, ampliando las pérdidas, como fue el caso de Colombia.
La caída de la producción en otros países y las existencias excepcionalmente bajas en todo el mundo permitirán que el aumento de la oferta de café brasileño, a partir de julio, ocurra sin gran rebaja de las cotizaciones internacionales.
La producción brasileña aumentará de 18,86 millones de sacos en 1997-98 a 31,17 millones en la próxima cosecha que empieza en junio, estimó el Consejo Deliberativo de la Política del Café, compuesto por representantes del gobierno, de los caficultores, exportadores e industriales.
Esa es la primera estimación oficial desde que el gobierno desmanteló en 1990 el Instituto Brasileño del Café (IBC), órgano estatal que dictaba la política del principal producto de exportación del país hasta los años setenta.
Existe un clima de optimismo entre los productores, que intensificaron la siembra de nuevos cafetales, dijo a IPS Gilson Ximenes, presidente del Consejo Nacional del Café (CNC), que representa a los más de 200.000 caficultores brasileños.
Con el nivel de inversiones actuales, Brasil alcanzará cerca de 40 millones de sacos dentro de cuatro o cinco años, volumen necesario para atender al consumo interno y mantener el liderazgo mundial, según Ximenes. Eso en un año de "buena cosecha", aclaró.
El café en Brasil es un producto de ciclo bienal, alternando un año de alta producción con otro de baja. "El promedio aumentaría a entre 30 y 32 millones de sacos al año", explicó el caficultor.
Ese auge del café brasileño, cuyo promedio histórico de producción es de 25 millones de sacos anuales, se debe "a la reorganización de la caficultura", tras cierto desorden provocado por el fin del IBC en 1990, evaluó Ximenes.
La crisis de los años pasados, agravada por los bajos precios hasta 1996 y las heladas de 1994, provocó una "limpieza" del sector. Los "aventureros", que se aprovechaban del crédito fácil y subsidiado del IBC, abandonaron el café, señaló.
En la actual renovación de los cafetales participan sólo los productores tradicionales, "a quienes les gusta de hecho el café", no la especulación, sostuvo. Por ello Ximenes confía en un crecimiento sostenido de la producción, basado en un aumento del consumo interno y consolidación del externo.
Su único temor son las heladas que amenazan el café en el centro-sur de Brasil entre junio y agosto. "Pueden llegar a echar por tierra toda la recuperación en marcha", admitió.
El caficultor confía también en la continuación de los buenos precios, pese a la entrada de la voluminosa cosecha brasileña en el mercado a partir de julio. "El factor principal del precio es mantener organizado el mercado", como lo hace la Asociación de Píases Productores de Café, recomendó.
Las cooperativas brasileñas de caficultores, cuyas existencias se limitan a 2,2 millones de sacos, disponen ahora de financiamiento y "no tienen que desesperarse por vender, pueden administrar la oferta", argumentó.
Los buenos precios del año pasado estimularon la expansión de nuevos cafetales. La oferta de mudas creci ms de 50 por ciento en relacin al ao anterior en Minas Gerais.
Ana Arakaki, directora de la Asociación de Caficultores de la Región de Patrocinio, en el oeste de Minas Gerais, el estado que produce 52 por ciento del café brasileño, confirma el auge de la siembra.
Pero teme que el aumento de oferta, cuando dentro de tres años maduren los nuevos cafetales, reduzca los precios, actualmente "atractivos".
En su región El Niño no fue benéfico, porque las lluvias son irregulares desde el año pasado.
La regularidad pluviométrica era una de las ventajas de los "cerrados", tierras semiáridas y poco fértiles del centro de Brasil, que constituyen una nueva frontera de la caficultura.
La próxima cosecha de los "Cerrados" no sería llegaría a 60 por ciento de la gran producción de tres millones de sacos obtenida en 1996, estimó Arakaki.
El fenómeno del Niño también provocó sequía y consecuentes pérdidas en Espíritu Santo, el segundo estado productor del país, en el centro-este, donde se produce la variedad nacional del robusta, añadió Ximenes.
Brasil es gran productor del arábica, el tipo de café que obtiene las mejores cotizaciones internacionales.
Las grandes áreas dedicadas al arábica (el sur de Minas Gerais y los estados de Sao Paulo y Paraná, al sur), ganaron con El Niño. (FIN/IPS/mo/dg/if-en/98