BELICE: Crucero de 900 homosexuales deja una estela de polémica

Un crucero de unos 900 homosexuales que visitó Belice tras ser rechazado por el gobierno de las islas Caimán desató el debate en este país caribeño, tras ser recibido por una multitud de curiosos en el puerto de esta ciudad.

El crucero fue organizado por Atlantis Events Inc, un operador de turismo para personas homosexuales con sede en California, Estados Unidos.

El gobierno de las islas Caimán negó la entrada al barco alegando que temía que el grupo "no mantuviera las normas apropiadas de conducta". Pero Belice tomó la oportunidad de aumentar sus ganancias y promoverse como sitio turístico, y lo recibió el fin de semana.

"Los turistas están de visita para ver la cultura y la belleza de Belice, y deben ser bien recibidos en el país, más allá de su preferencia sexual", senteció Rebecca Rodríguez, de 17 años.

"Todo el mundo tiene derecho a vivir su vida", agregó Jane Mercer, una ciudadana canadiense que vive en Belice.

Pero los opositores a que el gobierno permitiera que el barco atracara en el muelle también se hicieron oír. "Infierno y condena, Dios hizo a Adán y Eva, y no a Adán y Esteban", fue una consigna de un grupo religioso que recibió a los visitantes en el puerto.

"Amamos a los homosexuales, a los ladrones y los asesinos … Estamos llamados a amarnos los unos a los otros. Pero no estamos llamados a tolerar la homosexualidad. Por este motivo protestamos contra las acciones de esta gente", dijo Louis Wade, miembro de D- Revelation, grupo musical cristiano.

Antes de la llegada de los visitantes, la comunidad religiosa hizo poco por ocultar su insatisfacción con la decisión del gobierno de permitir el ingreso del grupo al país.

Norman Wallacy, presidente de la Asociación de Iglesias Evangélicas, había anunciado que la medida "enviará a nuestros ciudadanos la señal de que el dinero está por encima de la preservación de la integridad moral de nuestros niños".

"Permitir la entrada a estas personas es una forma de desafiar el código moral de Belice", agregó Callistus Cayetano, de la Diócesis Católica.

Los visitantes, sin embargo, no parecieron muy perturbados por los mensajes.

"Reconocemos que Belice es un país conservador, y como turistas debemos respetar las leyes. Sabíamos que habría gente manifestando su desacuerdo. La protesta no alteró mi decisión de identificar Belice como destino", dijo Rich Campbell, organizador del grupo.

Las autoridades de turismo de Belice evitaron riesgos. Los pasajeros del M/S Leeward habían sido aconsejados, antes de desembarcar, para que no manifestaran su afecto en público.

La Ley de Inmigración de 1992 de Belice prohibe el ingreso al país a las personas que declaran abiertamente ser homosexuales o prostitutas.

Sin embargo, una sección de la Ley permite al ministro de Inmigración entregar un permiso especial a cualquier inmigrante prohibido para que ingrese a Belice bajo ciertas condiciones. Por ejemplo, el movimiento de estas personas podría estar restringido.

Mientras siguen escuchándose los argumentos sobre si Belice debería o no haber permitido que el barco llegara a sus costas, las autoridades de turismo suman los dólares.

El director de la Junta de Turismo, Kevin González, afirma que, promedialmente, los visitantes de cruceros gastan entre 100 y 200 dólares durante las paradas. Esto implica que la visita del M/S Leeward habría ganado a la industria de turismo más de 100.000 dólares.

El turismo es la segunda fuente de divisas después del azúcar. Este año, la industria ganará para el país unos 75 millones de dólares. (FIN/IPS/tra-en/rc/cb/lp/hd if/98

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