ASIA ORIENTAL: Malasia se rebela contra el Banco Mundial y el FMI

El primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, dedicó la semana pasada a buscar una cura autóctona para la crisis económica que sufre Asia oriental, mientras el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, ofrecía su terapia.

Ambos funcionarios coincidieron el viernes en la capital de Filipinas, otra etapa de las giras regionales que emprendieron por separado, con finalidades muy diferentes.

Mientras Wolfensohn ofrecía los préstamos del Banco para fortalecer el sector banquero filipino, Mahathir procuraba el apoyo del sudeste de Asia para su propuesta de que los países de la región utilizaran sus propias monedas para comericar entre ellos.

El gobernante está decidido a que Malasia no deba acudir a los organismos de crédito mundiales con el platillo de los mendigos y exhortó a las economías del sudeste asiático a pergeñar una solución propia fuera de las fórmulas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Aun en etapa de discusión, el plan consiste en que los nueve países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) ahorren en divisas extranjeras fuertes y las usen solo para pagar importaciones procedentes de Europa o Estados Unidos.

El presidente de Filipinas, Fidel Ramos, quien también se reunió con Wolfensohn, dijo que Manila y Kuala Lumpur acordaron un sistema para usar sus propias monedas en el comercio bilateral, para así ahorrar divisas extranjeras.

A comienzos de la semana, banqueros de Tailandia dieron su respaldo a la propuesta de sistema de pagos de la ASEAN y sugirieron que se apelara para ese fin al poderoso dólar de Singapur como moneda común con fines comerciales.

Después de hablar con Mahathir, el primer ministro tailandés, Chuan Leekpai, apoyó la propuesta pero sostuvo que deben estudiarse detalles como la creación de una insitución a cargo de las compensaciones para manejar los pagos.

Tailandia recibió un paquete de asistencia de 17.200 millones de dólares del FMI para solucionar la crisis económica.

Wolfensohn anunció el viernes que el Banco Mundial prestaría 1.000 millones de dólares más a Filipinas para fortalecer sus defensas contra la crisis financiera asiática. Alrededor de 500 millones de dólares se aplicarán para respaldar reformas que sirvan de impulso al sector bancario.

"Daremos el dinero con urgencia si ustedes lo necesitan", dijo el presidente del Banco.

El resto del paquete consiste en un préstamo de 250 millones de dólares para infraestructura y proyectos ambientales, 150 millones para aliviar problemas crediticios del sector privado y 100 millones para combatir problemas sociales, en especial en la isla de Mindanao.

El Banco Mundial presta en tiempos de normalidad 350 millones de dólares al año a Filipinas.

Wolfehnson, que el domingo llegó a Corea del Sur, última etapa de su gira asiática, elogió al equipo económico filipino porque logró aislar al país de los peores efectos de la crisis regional.

"La situación de Corea es muy diferente a la de Corea, Tailandia o Indonesia. Se debilitó menos que cualquier economía de la región, con excepción de Singapur", dijo.

El tamaño de la deuda externa filipina, al contrario que la de la mayoría de sus vecinos, era manejable, y su sistema bancario tenía reglas que minimizaban los riesgos. De todos modos, Wolfensohn recomendó mantener una actitud vigilante.

El valor del peso, la moneda filipina, cayó de 26 por dólar en julio a 40, pero esa caída es pequeña comparada con la del baht de Tailandia, el won de Corea del Sur o la rupia de Indonesia. De todos modos, el gobierno debió cortar gastos públicos, rebajar sus proyecciones de crecimiento y producción y aumentr precios.

La conductora de Social Watch Asia y profesora de la Universidad de Filipinas Leonor Briones dijo que el gobierno comete el error de recurrir a medidas que ya demostraron su ineficacia en las crisis de los años setenta y ochenta.

"Vastos sectores sociales resultaron perjudicados entonces, pero al parecer cometeremos los mismos errores", dijo. En lugar de cortar todos los gastos estatales, el gobierno debería resguardar los sistemas de salud y educación. (FIN/IPS/tra- en/js/mk/if/98

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