ASIA ORIENTAL: Las exportaciones no solucionan la crisis

Asia oriental trata de impulsar sus exportaciones para emerger de la crisis económica, agobiada por la caída de sus monedas y del consumo interno. Pero, a pesar de la mayoría de los pronósticos, esa estrategia ha sido inútil.

Las medidas que los gobiernos de la región toman para atesorar preciosas divisas extranjeras se ven trabadas por varios factores internacionales, tanto económicos como políticos, entre ellos la creciente competencia regional, que se suman a las altas tasas de interés internas y la intranquilidad social.

La teoría económica convencional señala que, a pesar de todos sus problemas, Asia oriental debería estar exportando mucho más que antes porque las devaluaciones aumentaron su competitividad en el mercado mundial.

Desde julio de 1997, cuando Tailandia liberó su moneda, el baht se devaluó casi 100 por ciento respecto del dólar, la rupia de Indonesia, 300 por ciento, el won de Corea del Sur, 70 por ciento, y el ringgit de Malasia, casi 50 por ciento.

Los gobiernos y empresarios de América Latina, Europa y América del Norte han afirmado que sus exportaciones fueron, o están por ser, socavadas por la competencia de la reanimada maquinaria exportadora asiática.

Pero, hasta ahora, las exportaciones en la mayoría de los países de Asia oriental crecieron de forma moderada, mientras se reducen los déficit de cuenta corriente debido a la caída de las importaciones ahora demasiado caras para el bolsillo del consumidor de la región.

En el último trimestre de 1997, Tailandia registró su primer superávit de cuenta corriente en más de cuatro años, de 2.400 millones de dólares. El déficit de Indonesia cayó de 7.800 millones de dólares en 1996 a 5.200 millones de dólares en 1997, y se prevé que caerá a 2.200 millones de dólares en 1998.

Pero las cuentas de Tailandia e Indonesia, al igual que las de Corea del Sur, cuyo superávit comercial de enero fue de 1.600 millones de dólares, no son resultado de un aumento en las exportaciones sino de la caída de casi 40 por ciento de las importaciones.

Las importaciones de Corea del Sur de petróleo, materias primas, bienes de capital y de consumo caen en picada.

Las exportaciones de Indonesia subieron en noviembre pasado 4,6 por ciento medidas en dólares, pero las importacion cayeron 11 por ciento, en comparación con noviembre de 1996. Las compras continúan descendiendo, tanto las de carne y medicinas de Australia como las de cueros de Estados Unidos.

En los primeros diez meses de 1997, las exportaciones tailandesas medidas en dólares crecieron solo cuatro por ciento. Es mejor que el crecimiento cero de 1996, pero es mucho menos de lo que se cabría esperar tras una devaluación de tal magnitud.

El Ministerio de Comercio de Tailandia había pronosticado antes de la devaluación que las exportaciones crecerían 10 por ciento en 1997.

"Los exportadores tailandeses no se beneficiarán del todo con la depreciación de la moneda porque varios países importadores tienen menos poder de compra debido al enlentecimiento de la economía", dijo Nipon Poangpongsakorn, del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de Tailandia.

Los principales importadores de bienes tailandeses son, por lo general, sus socios de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), Japón y China, que disminuyeron sus compras el año pasado.

Indonesia es otro país con una fuerte dependencia de las importaciones de otras economías de la región, como la ASEAN, Japón y Corea del Sur.

El lento despegue de las ventas externas también se atribuye a los problemas que ocasionó el caos monetario y financiero a grandes compañías exportadoras.

Mientras algunos exportadores que conservaron sus divisas extranjeras durante la devaluación se beneficiaron, otros sufrieron grandes pérdidas porque no pudieron cubrir los créditos externos.

Por eso, los empresarios reclaman a los gobierno préstamos a bajo interés con el fin de cumplir con sus órdenes de exportación pendientes y aceptar otras nuevas.

Los exportadores indonesios sufren la carga de una sobrevaluada deuda en dólares (y buena parte de los créditos están pendiente en su totalidad), altas tasas de interés nacionales y la negativa de muchos bancos a otorgar préstamos.

La amplia base tecnológica de Corea del Sur podría permitirle impulsar con más rapidez las exportaciones. Pero Tailandia, Malasia e Indonesia podrían tener dificultades, pues sus grandes industrias exportadoras tienen una fuerte dependencia de bienes intermedios importados y técnicos externos.

En los sectores de electrónica y bienes de consumo de Tailandia, que representan el grueso de las exportaciones, el contenido importado de los productos es con frecuencia de 90 por ciento, un factor que no constituye ninguna ventaja en cuanto a competitividad de costos, aun con un baht devaluado.

El único sector para el cual puede preverse algún beneficio de la devaluación en estos países es en la exportación de productos básicos, pero eso tomará tiempo. Por ahora, la caída de la demanda asiática deprimió el precio de esos productos, del aluminio al aceite.

Mientras tanto, Tailandia procura alentar sus exportaciones de arroz y Malasia las de aceite de palma, cuyos precios ya se dispararon en términos de monedas nacionales.

"Nuestra mayor preocupación es que una inundación de importaciones baratas genere medidas proteccionistas en Estados Unidos, que, luego de Japón, es el principal mercado individual para la mayoría de los países asiáticos", dijo el ministro de Comercio tailandés, Supachai Panitchpakdi.

El déficit comercial estadounidense saltó de 7.000 millones de dólares en 1996 a más de 7.800 millones de dólares en 1997, lo que se atribuye a las crisis monetarias en Asia oriental.

Las políticas de China y Japón, mientras tanto, determinarán el destino de las exportaciones de Tailandia, Malasia, Indonesia y Filipinas.

Japón recibe presiones internacionales para absorver las exportaciones de sus vecinos, pero tiene sus propios problemas internos. En noviembre de 1997, las importaciones japonesas desde Asia oriental cayeron 7,4 por ciento, pero también las exportaciones a esa región cayeron 1,9 por ciento.

China tiene en su mano una llave para aumentar la competitividad de las exportaciones de otros países, pues ha negado en reiteradas oportunidades una devaluación de su moneda, el yuan. Muchos temen que no tenga otra opción si crece la competitividad exportadora de Tailandia, Indonesia y Malasia.

Las exportaciones no serán la cura mágica para los problemas de Asia como lo fueron en los años 80. Pero no muchos gobiernos procuran una estrategia a largo plazo. Ya son adictos a remedios rápidos que curan los síntomas pero no la enfermedad. (FIN/IPS/tra- en/ss/js/mj/if/98

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