ASIA ORIENTAL: Crisis financiera amenaza logros sociales

La crisis financiera de Asia oriental amenaza con echar por tierra los logros alcanzados en el alivio de la pobreza, advirtieron diplomáticos en una reunión de la Comisión de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social.

La Comisión discutió esta semana cómo Corea del Sur, Filipinas, Indonesia, Malasia y Tailandia, que lograron erradicar la pobreza totalmente o en gran parte, se ven obligadas ahora a reducir su gasto en servicios sociales.

"La crisis económica amenaza con debilitar el progreso social alcanzado en muchos años", advirtió Cielito Habito, de Filipinas, a los delegados.

Paradojalmente, los problemas fueron causados por los mismos procesos que provocaron un crecimiento sin precedentes: la liberalización de la economía y la globalización de la inversión y el comercio.

"La crisis demostró que el libre mercado en sí mismo no se traduce automáticamente en progreso social", señaló Habito.

Aunque la pobreza de la región disminuyó en general, el Banco Mundial estimó que 350 millones de personas continúan viviendo con menos de un dólar al día, mientras otras decenas de millones viven apenas por encima de esta línea de pobreza.

Unos 800.000 trabajadores perdieron sus empleos en Tailandia y 2,4 millones están desempleados en Indonesia. El gobierno indonesio predijo que la cifra podría duplicarse en los próximos meses.

Según el Banco, la mayoría de los países de la región casi carecen de seguro de desempleo, redes de seguridad social y sistemas de previsión social.

"La actual crisis financiera amenaza con agravar estos problemas y borrar de un plumazo los logros que beneficiaron a millones de personas", advirtió la institución.

Como resultado de la crisis, las monedas de la mayoría de los países de la región se devaluaron y varios bancos y grandes empresas fueron obligados a cerrar. Sólo Malasia perdió más de 160.000 millones de dólares, principalmente en mercados de cambio y valores.

Como resultado, el gobierno debió aplicar grandes reducciones salariales como parte de sus medidas de austeridad, explicó el primer ministro malasio Razali Ismail.

La rápida devaluación de las monedas (la rupia de Indonesia perdió 75 por ciento de su valor frente al dólar) elevó el precio de las importaciones, incluidas las de productos básicos.

Un gran drama social está en proceso en Asia oriental, advirtió Roberto Bissio, redactor responsable de Social Watch (Control Ciudadano), un informe anual sobre el estado de desarrollo de los países.

La decisión de Filipinas de reducir 25 por ciento los presupuestos de todas las oficinas e instituciones públicas tendrá un impacto enorme sobre áreas como la salud y la educación, así como en el destino de la actual generación de niños, previno.

"Sin embargo, la crisis no fue provocada por déficit gubernamentales, sino que se originó en el sector privado", aclaró Bissio.

Señaló además que países que hasta hace poco tiempo eran elogiados como modelos económicos son ahora criticados por no abrir lo suficiente sus economías.

"El espíritu de la Cumbre Social de Copenhague era el de colocar la economía al servicio de las personas. Ahora, ese concepto se invirtió", dijo Bissio.

La Organización de las Naciones Unidas predijo un crecimiento de sólo cuatro por ciento para Asia oriental en 1998, frente a 5,2 por ciento en 1997. La crisis, que comenzó a fines del año pasado, puso en evidencia la extrema fragilidad del sector financiero en muchas economías de Asia oriental.

Hong Kong, China, Singapur y Taiwan constituyen una excepción porque "sus sistemas bancarios son sensatos pese a un alto nivel de préstamos inmobiliarios", según la organización mundial.

Mientras, el Fondo Monetario Internacional (FMI) organizó paquetes de rescate por decenas de miles de millones de dólares para salvar instituciones financieras de Corea del Sur, Tailandia e Indonesia.

Bissio consideró inadmisible que el dinero del FMI se utilice para rescatar grandes bancos y corporaciones. "Las pérdidas de estas instituciones fueron socializadas y la población tendrá que cargar con el costo", advirtió.

Así mismo, Bissio lamentó que "nadie rescate pequeñas empresas, agricultores pobres ni millones de trabajadores". En las últimas seis semanas, agregó, al menos tres millones de indonesios perdieron su empleo y nadie les brindó ayuda. (FIN/IPS/tra-en/td/mk/ml/if-dv/98

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