(Arte y Cultura) TEATRO: Drama británico bucea en la adicción a la cocaína

Un demacrado hombre negro camina por su celda, observado por un psicólogo nervioso, mientras lucha por explicar cómo la cocaína lo transformó de empresario exitoso en autómata.

Asi comienza "Ice" (Hielo), la nueva obra teatral sobre la adicción a la cocaína y el "crack" en la década de 1980 de Ray Shell. Interpretada en Londres, fue adaptada de una novela de Shell de 1993, y lleva a la audiencia en un viaje pesadillesco hasta las fuertas del infierno, y más allá.

Ray es un actor estadounidense residente en Gran Bretaña desde hace casi 10 años. "Pensaba que los adictos eran los jóvenes, pero cuando volví a Estados Unidos en una gira musical, me di cuenta de que los adictos eran hombres negros, de 45 y más años, abuelos".

El protagonista de Shell, Cornelius, es un exitoso empresario de 45 años. La pieza teatral sigue su viaje a través de la vida hacia su desolado destino final.

Comenzando con golpizas en la infancia y ataques verbales de un padre opresivo, la exitosa carrera de Cornelius no le ofrece escape alguno como adulto.

Su hermano más joven sucumbe a la adicción a las drogas y luego al sida. Cornelius es obligado a ayudar a su hermano a aliviar su dolor y así la agonía es transferida. Se convierte en un adicto él mismo, acosado por la dependencia y el sórdido fantasma de su padre muerto.

La historia de Cornelius "es típica de los adictos, personas que experimentaron algún trauma que inicialmente desata la adicción", afirma Shell. "En un primer momento pueden controlarla pero gradualmente se apodera de sus vidas y finalmente las destruye".

La adicción de Cornelius comienza con la cocaína, parece ser "controlable", y su carrera empresarial continúa floreciendo. Pero otra muerte trágica, el asesinato en manos de su madre de una muchacha de 15 años, con quien había tenido un romance, empuja a Cornelius aún más profundo en la autodestrucción.

Buscando el alivio, se vuelca al "crack", el derivado de la cocaína más potente y adictivo. La primera vez que fuma, se da cuenta de que "volvió a casa".

El crack apareció en Estados Unidos a comienzos de los años 80, y se expandió rápidamente en los barrios más deprimidos de las ciudades debido a su costo relativamente bajo. Barrios enteros quedaron a merced de bandas en lucha por el control de los mercados, y creció el número de víctimas.

Con la extensión del crack, la verdad no se hizo esperar. Multitudes de autómatas llenaron las ciudades a la espera de la siguiente dosis, y aumentaron la violencia callejera, el índice de suicidios y los homicidios.

Muchos de los mejores y más inteligentes de la generación quedaron atrapados en el amplio abrazo de la droga.

Al igual que la mayoría de los adictos, en sus conversaciones con el psicólogo de la prisión, Cornelius niega la responsabilidad por sus acciones.

Niega su culpabilidad cuando acepta una relación sexual con un hombre a cambio de droga, y cuando accidentalmente incendia una casa mientras fuma crack, matando a su novia y sus dos hijos. Finalmente, debilitado por la droga, secuestra un bebé y en la huida, accidentalmente lo deja caer y lo mata.

Cornelius piensa que todas estas cosas están causadas por fuerzas más allá de su control. Aunque Shell es solidario con su propia creación literaria, en última instancia cree que Cornelius se aurruinó a sí mismo.

Al igual que la popular novela de Irvine Welsh "Trainspotting" (Mirando trenes), que cubre el mismo terreno, en Ice sólo se encuentra un pedido desesperado de su personaje central.

Cornelius finalmente implora que lo dejen permanecer en una institución psiquiátrica donde espera bloquear la pesadilla de su vida. (FIN/IPS/tra-en/ba/mk/lp/cr/98

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