Los fanáticos del cine de India y Pakistán confían en que los productores de sus países nunca se queden cortos de ideas, a sabiendas de que muchos dominan el fino arte de inspirarse en obras de extranjeros.
En India, la fuente es Hollywood, y en Pakistán, los guionistas levantan sin complejos líneas e incluso títulos de películas indias, mientras la industria logra buenas ganancias, con colas permanentes en invierno y verano ante las taquillas.
El éxito del año pasado, "Deewane Tere Pyar Ke", fue visto en Pakistán incluso por quienes presenciaron en vídeo el original en hindi "Dil Waale Dulhaniya Ley Jayenge". Narra la historia de dos jóvenes amantes y fue un gran ganador en 1996 en India.
"Chachi 420", estrenada en cines en toda India este año está, sin lugar a dudas, inspirada en el filme de Hollywood "Mrs Doubtfire" (Papá por siempre), destaca la crítica, aunque afirma que el "remake" (nueva versión) indio es una mejor producción y provoca más risas entre el público.
Los productos de "Bollywood", surgidos de Bombay, la capital del cine de India, son más creativos, y no imitaciones baratas, según los críticos.
Un cineasta en Lahore, capital del cine de Pakistán, afirma que los filmes pakistaníes carecen de originalidad. "Lollywood ni siquiera puede pensar sus propios títulos", se quejó.
Esto puede deberse a la historia del cine pakistaní. Cuando el país asiático conquistó la independencia en 1947, tenía poca infraestructura para hacer cine, ya que la mayor parte de la industria permaneció en India.
Hubo un éxodo de artistas y técnicos, musulmanes y no musulmanes, de Lahore a Bombay durante la sangrienta partición.
Algunas grandes figuras también eligieron cruzar, como Santosh Kumar, Swaranlata, Nazir y Nasir Khan, el hermano menor del héroe de la pantalla india Dilip Kumar.
Considerando las circunstancias, la naciente industria cinematográfica paquistaní produjo algunos filmes memorables como "Waada" (1959), con la actuación de Sabiha y Santosh, un par muy popular.
Sin embargo, la industria nacional del cine permaneció a la sombra de las importaciones indias. Fue sólo después que las películas en hindi fueron prohibidas en 1965 tras una campaña de productores, directores, actores y periodistas que las audiencias concurrieron a ver filmes paquistaníes bajo presión.
Los filmes paquistaníes cambiaron mientras tanto. La primera ley marcial del país, bajo el gobierno del marsical de campo Ayub Khan, amendó la Ley de Cinematografía y escribió el Código de Censura de Filmes, para controlar la industria.
La industria recuperó su libertad en la década de 1970, cuando el primer ministro Zulfikar Ali Bhutto instaló la Corporación Nacional para el Desarrollo del Filme y anunció la primera política artística después de casi tres décadas de independencia.
Pero cuando el cine paquistaní parecía haber encontrado su propia voz, el general Zia-ul-Haq impuso la ley marcial en 1977. Una de sus primeras órdenes fue "re-censurar" todas las películas hechas hasta su toma del poder. La Academia de cine fue eliminada y se redujeron los poderes de la Corporación del Filme.
Con el escrutinio de cada toma, la industria de la noche a la mañana adoptó para la supervivencia la fórmula "sangre, violencia y pornografía", simbolizada por el héroe cinematofráfico Sultan Rahi, una versión pakistaní del Rambo de Hollywood.
El asesinato de Sultan Rahi en 1996, en un robo en una autopista que bien podría haber sido una escena de sus filmes, dio pie al cambio de era en el cine pakistaní.
Filmes y actrices urdu volvieron a la pantalla grande después de casi dos décadas, aunque los grandes éxitos son nuevas versiones de películas en hindi del otro lado de la frontera. (FIN/IPS/tra-en/fn/an/lp/cr/98