En las pampas peruanas de Nazca y de Salinas, a 2.000 kilómetros de distancia y casi simultáneamente, Ilse, una niña de siete años, y el presidente Alberto Fujimori constataron que el abominado fenómeno atmosférico del Niño tiene también consecuencias benéficas.
Según Pedro Morales, funcionario de prensa del Ministerio de Agricultura, Fujimori se propone convencer a los peruanos que deben aprender a vivir con ese fenómeno periódico, anticiparse a sus efectos negativos y tratar de sacarle el mayor partido posible.
"Como es natural, las informaciones periodísticas sobre el 'El Niño' suelen referirse a las calamidades, muertes y desastres que provoca, creando una temible y desalentadora imagen que el gobierno trata de revertir promoviendo una actitud de previsión", comenta Morales.
"No se trata únicamente de aprender a construir las ciudades en las zonas altas y no en las áreas bajas y anegables, como se acostumbra en la costa peruana porque casi nunca llueve, sino de entender a la corriente del Niño como una fuerza natural a tomar en cuenta", concluye.
El fenómeno del Niño, originado en el océano Pacífico, produce en estos días una serie de calamidades en diversos lugares del mundo, con decenas de muertes y pérdidas materiales que alcanzan a miles de millones de dólares pero también hace reverdecer los desiertos.
Esa doble faz del Niño fue comprobada la semana pasada por el presidente peruano y por una pequeña niña cuando se acercaban a las ciudades de Ica y Piura, que sufrían en ese momento el embate destructor de las inundaciones provocadas por las intensas lluvias y los desbordes de los ríos.
"Se ha formado aquí un verdadero paraíso", comentó el presidente Fujimori el pasado fin de semana al sobrevolar las Pampas de las Salinas, un paraje habitualmente desértico y calcinado, ahora inundado por el desborde del río Piura después de las lluvias excesivas provocadas por el fenómeno del Niño.
Por su parte, Ilse descendió del automóvil conducido por su padre y se internó en la hasta hace poco ilimitada grisura de arena de las Pampas de Nazca, ahora verde esmeralda por los brotes de plantas silvestres de tabaco, amancaes y ortiga y vió de cerca la vida en miniatura de los insectos llegados junto con la inusual floresta.
"Ella estaba contemplando un acontecimiento vital en la historia natural del desierto, un fenómeno natural de proporciones gigantescas", describe el ecologista Walter Wust, testigo de la escena, amigo de la familia de Ilse y redactor del matutino El Sol.
"Le expliqué que las formas de vida surgidas en el desierto se daban prisa, porque el verdor duraría sólo semanas y era necesario crecer, desarrollarse y florear para producir las semillas que darían origen a un nuevo verdor, dentro de algunos años, cuando se repita el fenómeno del Niño", refiere Wust.
Destaca que el mismo proceso se está produciendo en otros escenarios de la costa peruana. Debajo del desierto las semillas de la vegetación extinguida aguardarán listas para rebrotar cuando se repita, dentro de cinco a siete años, la radical alteración del clima mundial producida por el Niño.
El gobierno intenta perpetuar, o por lo menos prolongar, las nuevas condiciones surgidas por el fenómeno, y mediante canales artificiales conduce los excedentes del río Piura hacia las Pampas de Salinas, una zona baja del desierto de Sechura.
Desde el helicóptero en el que viajaba, Fujimori contempló el sábado pasado las Pampas de Salinas, convertidas en algo parecido a un lago flanqueado por pantanos, en donde la vida bulle verde o espectacularmente colorida por la presencia inusual de aves migratorias.
El Piura es uno de los pocos ríos del mundo que no desemboca en el mar, en tiempos de lluvias normales sus aguas son absorbidas por la aridez del desierto de Sechura, en donde en los meses de estiaje suele formar dos lagunas temporales conocidas como "Ramon"y "Ñapique".
Con las aguas que usualmente alimentan ambos lagos temporales, el Ministerio de Agricultura se propone crear, mediante embalse y forestación, un gigantesco y nuevo ecosistema, aprovechable para los fines de piscicultura, engorde de ganado y cultivo de plantas ornamenales.
A 80 kilómetros de las ahora ex desérticas Pampas de Salinas, el presidente y su comitiva enfrentaron "la otra cara del Niño" al arribar a Piura, una ciudad en emergencia, anegada bajo los 108,6 litros de lluvia por metro cuadrado caídos entre el jueves y el viernes.
Las lluvias de esos dos días y las inundaciones consiguientes, provocaron la muerte en Piura a ocho personas, destruyeron 553 viviendas y dañaron a otras 2.000, dejando a la ciudad sin energía eléctrica ni agua potable.
Es probable que los daños hubieran sido mayores sin las obras de previsión, como habilitacion de drenes, pero la magnitud de las torrenciales lluvias inundó gran parte de las ciudades del valle y fue necesario el traslado de un barrio completo, "Nueva Sullana", hacia un nuevo emplazamiento.
Lo mismo ocurría a casi 2.000 kilómetros al sur, en Ica, en donde 4.000 familias quedaron sin vivienda por los desbordes de los ríos en varias ciudades y aldeas, en tanto que la vital carretera central, que une a Lima con la sierra es frecuentemene interumpida por los aludes de piedra y lodo provocados por las inusuales lluvias.
"El Niño tiene este año una intensidad 50 por ciento mayor que en 1982-83, que era el más grave de los últimos tiempos. Estamos respondiendo a las emergencias, pero más nos interesa educar a la población de que es posible anticiparse al fenómeno", dijo Fujimori.
"En la localidad de Ocucaje, 1.500 hectáreas agrícolas han quedado anegadas. Son tierras de escaso riego habitual y ahora la inundación las dejará listas para el sembrío", añadió.
"Los historiadores han comprobado que el fenómeno se conocía desde los tiempos prehispánicos. Los antiguos peruanos aprendieron a aprovecharse de él, nosotros debemos aprender tambíen porque nos visitará cada cierto tiempo, pues forma parte de nuestro escenario natural", concluyó el mandatario. (FIN/IPS/al/dg/if-dv-en/98