Dos congresistas conservadores de Estados Unidos, deseosos de mejorar su imagen ante el movimiento ambientalista, promueven una ley que perdonaría a países en desarrollo 400 millones de dólares en deuda si usan el dinero para salvar bosques tropicales.
La Ley de Conservación de los Bosques Tropicales, impulsada por los republicanos Robert Portman y John Kasich, facultaría al presidente Bill Clinton a reducir o perdonar ciertas deudas de países en desarrollo con Estados Unidos.
A cambio, las naciones involucradas deberían establecer fondos destinados a actividades como la reforestación y la conservación del agua.
Organizaciones ambientalistas como el Fondo Mundial para la Naturaleza, Conservación Internacional y Conservación de la Naturaleza recibieron la iniciativa con beneplácito, pero otros grupos creen que se trata de una forma más de imponer políticas económicas a países del Sur.
"El proyecto marca un hito en la protección de los bosques tropicales, porque no deja duda de que éstos son esenciales para la vida en nuestro planeta", destacó Peter Seligman, presidente de Conservación Internacional, con sede en Washington.
Inicialmente, la reestructuración de la deuda se aplicaría a los países con bosques más ricos y con mayor riesgo de destrucción.
La crisis internacional de la deuda, iniciada a fines de la década de 1970, dejó a muchos países tropicales en desarrollo incapacitados para reembolsar créditos a acreedores extranjeros.
Como resultado, esas naciones permitieron un rápido desarrollo de sus recursos naturales y la explotación masiva de sus bosques sin mayor previsión sobre las consecuencias ambientales, señaló Seligman.
Los partidarios de la legislación sostienen que aprendieron de experiencias pasadas y reconocen la necesidad de una mayor participación local para que funcione este tipo de canje de "deuda por naturaleza".
De acuerdo con el proyecto, los gobiernos nacionales crearían las juntas encargadas de distribuir los fondos, que estarían integradas por representantes del gobierno y de organizaciones no gubernamentales.
Pese a estos aspectos positivos, algunas organizaciones ambientalistas creen que, aunque protegería partes vitales de la biosfera, la ley abriría los países a una explotación insustentable de recursos naturales.
Según la propuesta, los países elegibles para el perdón de parte de su deuda deberán abrir sus economías a la inversión extranjera e implementar reformas determinadas por instituciones multilaterales de crédito.
"Esto podría abrir los países a la explotación desmedida de sus recursos", advirtió Carol Welch, analista política de Amigos de la Tierra.
"Apoyamos muchos aspectos de la iniciativa, pero tememos que este requisito de elección conduzca a una rápida explotación de recursos naturales, entre ellos los propios bosques tropicales", dijo Welch a IPS.
Muchos ambientalistas se sorprendieron por la presentación del proyecto por parte de republicanos, normalmente contrarios a iniciativas de protección del medio ambiente y programas de ayuda al exterior.
Algunos críticos consideran la medida de Kasich y Portman como un mero ejercicio de relaciones públicas, a tiempo para las elecciones de noviembre.
El primer canje de "deuda por naturaleza" tuvo lugar en julio de 1987 e involucró a Bolivia. Desde entonces se realizaron o procuraron intercambios de ese tipo en Argentina, Brasil, Ecuador, Guatemala, Honduras, Venezuela, Jamaica, Filipinas y Zambia.
No obstante, los participantes de una conferencia celebrada en 1991 en Brasil, organizada por el Instituto Brasileño de Análisis Económico y Social, adoptaron una firme postura contra los programas de canje.
"Tales transacciones forman parte de una estrategia general de conversión de deuda que reafirma la dominación política y económica de los acreedores sobre los deudores, en el marco de un modelo de desarrollo que comercializa la vida en todos sus aspectos", declararon los delegados de la conferencia. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/ml/en/98