Tanzania aprovechó el polémico levantamiento parcial a la veda de venta de marfil dispuesto el año pasado y se aseguró la colocación de sus existencias de 80 toneladas de colmillos de elefantes en China y Japón.
Se prevé que Tanzania sea uno de los primeros países de Africa que venderá el marfil que tiene almacenado, en su caso por unos 20 millones de dólares, desde que las partes de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies de Flora y Fauna en Peligro (CITES) levantaron la prohibición.
"Ahora discutimos cómo vender mejor los colmillos", dijo el ministro de Recursos Naturales de Tanzania, Zakia Meghji.
La decisión de Tanzania de vender sus existencias de marfil se concreta luego de la exitosa campaña efectuada por Zimbabwe, Namibia y Botswana para el levantamiento de la prohibición en la conferencia de las partes de la CITES celebrada en junio en Harare.
Los tres países se declararon perjudicados por una población de elefantes creciente e insostenible.
Las existencias de marfil de Tanzania comenzaron a acumularse durante la denominada Operación Vida, lanzada en 1979 para combatir la caza furtiva y proteger la menguante población de elefantes, con la colaboración del ejército.
La cantidad de elefantes en Tanzania cayó de 600.000 en los años sesenta a casi 100.000 en la actualidad.
La venta de los colmillos por parte del gobierno fue bien recibida por los cazadores comerciales. "Llega en el momento justo, cuando Tanzania necesita dinero para desarrollar su industria turística", dijo Justin Mlay, un cazador del poblado de Arusha, en la frontera con Kenia.
Pero los ambientalistas están en desacuerdo, pues al vender los colmillos alentarán la caza furtiva. La poblaicón de elefantes de Tanzania no es excesiva como la de Zimbabwe, Botswana, Namibia y Sudáfrica, sino pequeña y sustentable.
"Deberíamos esperar cinco o seis años más para decidir", dijo a IPS Paul Nnyiti, alto oficial de la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre de Tanzania (WCST), una organización dedicada en especial a la lucha contra la caza furtiva.
"No podemos hacernos trampas al solitario. Necesitamos más tiempo para que crezca la población de elefantes", dijo Nnyiti.
Los cazadores ilegales también apuntan contra la menguante población de rinocerontes, cuyos cuernos tienen gran demanda en Asia oriental y Medio Oriente.
Los expertos creen que la mala infraestructura (malos caminos, falta de líneas y de mano de obra) impidió que el gobierno pudiera combatir la caza furtiva en las reservas de forma adecuada.
Tanzania obtiene todos los años casi 300 millones de dólares por turismo y contemplación de elefantes. La incertidumbre política en la vecina Kenia podría aumentar esos ingresos. El país confía en recaudar 600 millones al año en el 2025.
Tanzania, con una población de 30 millones de habitantes y donde se ubica el Kilimanjaro, la montaña más elevada de Africa, tiene un enorme potencial turístico, según expertos.
"Si se nos permite desarrollarnos, pasaremos a Kenia en materia de ingresos por turismo", dijo Samuel Wangwe, director ejecutivo de la Fundación de Investigaciones Económicas y Sociales. Kenia obtiene 500 dólares anuales por el turismo.
La cuarta parte del territorio total de Tanzania, de 900.000 kilómetros cuadrados, es territorio salvaje, en el que se incluye los parques nacionales Serengeti y Ngorongoro, así como la reserva de Selous, la más extensa del mundo con 50.000 kilómetros cuadrados. (FIN/IPS/tra-en/pc/mn/pm/en/98