Unas 4.000 toneladas de residuos tóxicos arrojados en una playa de Haití hace 10 años serán finalmente recogidos y enviados de regreso a Estados Unidos, prevén grupos ambientalistas.
El buque Khian Sea vertió en 1988 su carga de cenizas de incinerador, procedente de Filadelfia, en una playa adyacente al muelle Sedren, en la ciudad portuaria de Gonaives.
Aparentemente, las autoridades de Gonaives permitieron el vertimiento porque se les hizo creer que las cenizas podrían utilizarse como fertilizante, pero resultó que contenían sustancias tóxicas como plomo, cadmio, dioxinas y benceno, que contaminaron el suelo y provocaron numerosas muertes.
Los dos propietarios de Coastal Carrier, la compañía propietaria del buque, fueron acusados de perjurio y contaminación oceánica por fiscales federales de Estados Unidos en 1993, pero sólo fueron hallados culpables de perjurio.
No hubo ninguna acusación penal contra el capitán del Khian Sea ni contra la ciudad de Filadelfia.
Pese a las órdenes del gobierno de Haití de volver a cargar las cenizas y partir, el Khian Sea se fue sin las cenizas. Días después, el primer ministro prohibió toda importación de residuos.
Ahora, la Comisión de Desechos de la ciudad de Nueva York inició un proyecto para regresar los desperdicios y limpiar el área afectada, pero el gobierno municipal de Filadelfia se niega a participar arguyendo que no tiene obligación legal de hacerlo.
Sin embargo, Filadelfia tiene la obligación moral de limpiar el sitio, insisten organizaciones ambientalistas de Estados Unidos y Haití.
"Nueva York ha tenido la decencia de intentar resolver este escándalo", pero "desafortunadamente, Filadelfia demostró una total falta de consideración hacia el pueblo haitiano en los últimos 10 años, al negarse a hacerse responsable de sus propios residuos tóxicos", señaló Kenny Bruno, del grupo Greenpeace.
El vertimiento de 1988 fue el primer caso conocido de descarga de desechos estadounidenses en el mundo en desarrollo fuera de México, señaló Bruno.
"Aunque Haití experimentó las formas más graves de represión y convulsión política, la gente nunca renunció a devolver estos desperdicios al remitente", destacó.
Indignados ante la contaminación ambiental y los efectos adversos de los desechos tóxicos sobre la salud, Greenpeace, el Proyecto de Comunicaciones de Haití (de Boston), el Colectivo de Haití para la Protección del Ambiente y el Desarrollo Alternativo y otros grupos haitianos exigen la devolución de las cenizas desde hace años.
Ahora, según estas organizaciones, "hay una luz al final del túnel". La Comisión de Desechos de Nueva York negoció un acuerdo en junio con Servicios Ambientales del Este (EES), una empresa de transporte de residuos de Nueva Jersey.
El director de EES formaba parte de la compañía que originalmente contrató el buque Khian Sea para la disposición final de las cenizas de Filadelfia.
Para recibir la licencia por medio de la Comisión, EES debe primero proveer sitios donde enterrar la ceniza tóxica y pagar 100.000 dólares para la excavación y el embarque de los desechos hacia Estados Unidos.
El director de EES, Louis Paolino, era propietario de Joseph Paolino and Sons, una de las empresas responsables por la exportación de los materiales hacia Haití. Las otras dos son Amalgamated Shipping y Coastal Carrier.
"Si una empresa que solicita licencia no pagó sus impuestos o cometió alguna infracción ambiental, no le concedemos el permiso hasta que las irregularidades se hayan resuelto. Este es el caso de EES", explicó Chad Vignola, comisionado suplente de la Comisión de Desechos de la ciudad de Nueva York.
Bruno advirtió que el acuerdo para la devolución de las cenizas expira en mayo y que sólo provee la mitad de los fondos necesarios para limpiar efectivamente el sitio y embarcar los residuos de regreso a Estados Unidos.
Greenpeace y el Proyecto de Comunicaciones de Haití presionaron al alcalde de Filadelfia, Edward Rendell, al Departamento de Estado, a la Agencia de Protección Ambiental y a la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos para que cooperen y envíen ayuda financiera para completar el proyecto.
Sin embargo, el Departamento de Estado sostiene que no puede involucrarse porque no se violó ninguna ley cuando los desperdicios fueron vertidos, mientras las autoridades de Filadelfia no muestran disposición alguna a colaborar. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/ml/en/98