Extremistas de derecha del ejército de Alemania en misiones en el exterior que gritaron consignas contra soldados colegas de la ONU arriesgan la credibilidad de la contribución del país a las operaciones de paz del foro mundial.
Las informaciones sobre la infiltración de elementos de extrema derecha en el ejército comienzan a tener un efecto negativo sobre los esfuerzos de las Fuerzas Armadas de Alemania por desarrollar sus credenciales para las misiones de la ONU, según analistas de defensa en Berlín.
Este mes, dos soldados alemanes en la fuerza de la ONU en Bosnia-Herzegovina llamaron a soldados albanios "judíos de mierda" de los que habría que "deshacerse en cámaras de gas".
En septiembre, la noticia fue que Manfred Roeder, neonazi procesado y ex abogado en Hamburgo, fue invitado en 1995 a la Academia Militar de esa ciudad para dar una conferencia sobre inmigración a altos mandos militares del ejército.
Este año, el ejército se vio obligado a realizar una investigación minuciosa en sus filas para asegurar que fondos y materiales no eran canalizados a dudosas organizaciones de derecha.
La participación del ejército en misiones humanitarias, cuyo fin es mejorar la imagen de las tropas alemanas en el exterior, se detuvo durante varias semanas.
En un caso, una carga de materiales médicos, camas de hospital e instrumental listos para ser enviados a Togo, en Africa occidental, fue detenida mientras se realizaban las investigaciones entre las tropas.
Materiales militares alemanes por 2,5 millones de dólares, 70 por ciento de ellos para abastecimiento médico, fueron enviados al mundo en desarrollo en 1996.
La participación del ejército alemán en misiones humanitarias recién comenzó a mediados de los años '90. Ha sido activa en el transporte y el respaldo logístico a organizaciones voluntarias como la Cruz Roja Alemana y el grupo de caridad católico Caritas en Camboya, Somalia, Angola y Bosnia.
Las nuevas guías del ministro de Defensa, Volker Ruehe, para la distribución de ayuda humanitaria desde depósitos del ejército se están redactando, pero trabajadores de la asistencia afirman que las medidas subrayaron las carencias del ejército como socio en el trabajo humanitario.
El fiscal federal de Alemania está investigando informaciones sobre un video filmado en la pequeña ciudad bávara de Hammelburg, en el cual se veían soldados entrenándose para misiones de paz de la ONU en Bosnia Herzegovina.
Los soldados simulaban escenas de violación, tortura y asesinato y gritaban consignas nazis. Los involucrados ya fueron disciplinados por el ejército.
Al menos 170 de estos "actos extremistas" fueron registrados en 1997. Incluyen varias manifestaciones, como gritos de "Heil Hitler", pintar esvásticas en los edificios, y un incidente en marzo en la ciudad de Detmold, cuando nueve reclutas borrachos y parcialmente uniformados golpearon a jóvenes extranjeros con bates de béisbol.
Algunos sociólogos afirman que los simpatizantes del neonazismo deliberadamente se unen a las fuerzas armadas porque allí pueden recibir capacitación militar para luego ponerlo en dudoso uso.
La participación de Alemania en misiones internacionales fue cauta, a causa del recuerdo de la historia reciente, en particular su papel en las dos guerras mundiales.
En 1991, Alemania no se sumó a las fuerzas de coalición lideradas por Estados Unidos en la guerra del Golfo en Iraq, aunque respaldó la decisión políticamente.
Entre 1992 y 1993 helicópteros del ejército alemán y aviones Transall transportaron a inspectores de la ONU en misiones dentro de Iraq.
La confianza en la capacidad de Alemania para adoptar un papel militar constructivo creció desde que las tropas alemanas fueron enviadas a sumarse a misiones de paz en la ex Yugolsavia, un área que sufrió las atrocidades alemanas durante la segunda guerra mundial.
El comandante en jefe del ejército alemán, Harmut Bagger, afirma que su cuerpo dejó atrás su pasado nazista. "Nuestro ejército defiende los valores humanos y los derechos humanos, y no hay lugar en él para los principios de la derecha radical".
Sin embargo, analistas indican que, hasta que los problemas causados por extremistas en el ejército no estén bajo control, Alemania no arriesgará dañar su reputación en el exterior, que tanto trabajo le dio construir después de años como paria del mundo. (FIN/IPS/tra-en/ys/pd/lp/ip/98