RUSIA: Mujeres golpeadas y violadas son abandonadas a su suerte

Las mujeres golpeadas o violadas reciben poca o ninguna protección de policías y jueces de Rusia, denunció Human Rights Watch (HRW), organización de derechos humanos con sede en la capital de Estados Unidos.

A pesar del crecimiento del movimiento por los derechos femeninos en la antigua república soviética, Moscú aún no tomó medidas serias para acabar con la violencia contra las mujeres que, según el informe, es "omnipresente" en todo el país.

El sistema legal ruso empeora, de hecho, el problema al no tomar con seriedad incidentes de violencia doméstica o tratar de forma irrespetuosa a las denunciantes.

"Desde el momento en que las víctimas de la violencia acuden al sistema legal hasta que se cierran sus casos, estas mujeres afrontan sin cesar hostilidad, desgano y parcialidad contra sus casos", según el informe de HRW.

"En lugar de combatir el problema, el gobierno ruso acepta que las mujeres puedan ser atacadas en la calle o en el hogar sin que las víctimas tengan posibilidades de recurrir a alguien y con pocas consecuencias para los atacantes", dijo Dorothy Thomas, directora del Proyecto de Derechos Femeninos de HRW.

El informe de 52 páginas, titulado "Demasiado poco, demasiado tarde", es el último de una serie que documenta las dificultades que afrontan las mujeres rusas como consecuencia de la transición del comunismo a una economía de libre mercado.

El documento contiene entrevistas a integrantes de grupos de defensa de los derechos femeninos, funcionarios de los gobiernos locales y federal, médicos forenses y víctimas de violencia en Moscú, San Petersburgo, Sergeyev Posad, Murmansk y Nizhni Tagil.

En un informe de 1995 titulado "Ni trabajo ni justicia", HRW detectó una discriminación hacia las mujeres en materia de empleo generalizada en toda Rusia tras la disolución de la Unión Soviética (1991).

Ese mismo informe denunciaba que el sistema legal no mostraba eficacia en la investigación de hechos de violencia contra las mujeres.

La situación empeoró desde entonces, según HRW. "En el lugar de trabajo, la oficina del estado, en las calles o en el hogar, las rusas cada vez encuentran más discriminación, exclusión y violencia", según el informe, cuya versión en ruso se difundirá en marzo.

La falta de trabajo que sufre el país desde el fin del comunismo ha afectado de forma despareja a las mujeres, que constituyen más de 70 por ciento de los desocupados. La tasa femenina es diez veces mayor que la masculina, según un informe del gobierno.

El problema se vio agravado por la incapacidad de Moscú de convertir en un hecho la garantía constitucional de equidad de oportunidades. La legislación laboral vigente desde 1996, por ejemplo, aumentó la cantidad de empleos prohibidos para mujeres por razones de salud o reproductivas.

Al mismo tiempo, la red estatal de asistencia social presta menos ayuda a las mujeres, en especial a las desocupadas.

También se perdió terreno en el gobierno respecto de lo que sucedía en la era soviética, cuando 30 por ciento de los órganos del Partido Comunista y los cuerpos legislativos debían estar cubiertos por mujeres.

Apenas dos de los más de 20 ministros en el gabinete del presidente Boris Yeltsin son mujeres. Se trata de las secretarias de estado de Cultura y Salud.

Estadísticas del gobierno indican que casi 11.000 mujeres sufrieron violación o intento de violación en 1996, pero HRW y grupos femeninos de Rusia creen que la cifra es, en realidad, mayor. Apenas entre cinco y diez por ciento de estos delitos son denunciados a la policía, según activistas.

La proporción de denuncias de casos de violencia doméstica es aun menor, agregan.

El gobierno de Rusia no lleva una estadística sobre ataques o asesinatos sufridos por mujeres a manos de sus propias parejas. Yekaterina Lakhova, asesora de Yeltsin en asuntos femeninos, estimó que unas 14.000 mujeres son asesinadas cada año por sus esposos o familiares.

La ley rusa considera la violencia sexual y doméstica un crimen, pero HRW considera que existe una gran brecha entre las normas escritas y su aplicación.

El grupo descubrió que la policía y los fiscales por lo general rechazan o desalientan las denuncias y con frecuencia afirman que la víctima provocó el ataque o lo inventó. Muchas investigaciones se concentran en la conducta sexual de la víctima previa al ataque, más que en el hecho en sí mismo.

Estas pesquisas incluyen intensos análisis psicológicos y careos frente a frente entre las víctimas y sus supuestos atacantes.

Las mujeres que sufren violencia doméstica enfrentan grandes dificultades, pues la policía no las considera un crimen. Muchos oficiales se niegan a aun a contestar los pedidos de ayuda de las víctimas. Los atacantes son liberados al poco tiempo de la detención.

Como las mujeres carecen de un régimen de protección civil, los atacantes quedan en libertad para perseguirlas.

La carencia de refugios o alternativas de vivienda para las mujeres golpeadas agrava la situación. "En muchos casos, las víctimas, aun las divorciadas de sus esposos violentos, y sus jijos no tienen más opción que vivir en el mismo apartamento que sus atacantes", sostuvo el informe. (FIN/IPS/tra- en/jl/mk/mj/hd/97

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