PERU: La identidad sexual masculina en el diván

Los hombres han tenido tradicionalmente en Perú una vision similar a la expresada por el cantante popular colombiano Lisandro Meza: "Bendita sea mi madre… por haberme parido macho". Pero a fin de siglo, comienzan a vivir una crisis de identidad de género.

Los valores y conductas tradicionalmente masculinas, como la dureza de sentimientos y la inexpresividad emocional, han comenzado a ser reconocidos como una desventaja personal y social, fuente de tensiones y conflictos psicológicos.

El punto surge y cobra relieve unas décadas después que los anticonceptivos crearon la llamada revolución sexual al dar a las mujeres la posibilidad de controlar sus embarazos, y cuando ellas avanzan en casi todo el mundo hacia los espacios del poder público y privado.

El tema de los problemas de la masculinidad como resultado de la cultura machista surgió al abordar el tema de género en el marco de las desigualdades e iniquidades sociales.

Se empezó estudiando el tema de la identidad sexual femenina, con el propósito de establecer el resultado histórico de la condición de marginalidad sufrida por las mujeres, pero se descubrió que también los hombres son afectados negativamente por los roles sociales de género.

En consecuencia, ahora se estudian los problemas de la identidad sexual masculina para ayudar a los varones a salir de las trampas del "machismo".

Dos libros recientemente editados en Perú abordan el tema de las implicancias de las llamadas "cosas de hombres".

El sociólogo Juan Callirgos teoriza sobre el origen antropológico del machismo en su ensayo "Sobre héroes y batallas. Los caminos de la identidad masculina", y sostiene que el hombre es también víctima de la arquitectura social montada para establecer su poder sobre la mujer.

La antropóloga Norma Fuller, especialista en estudios de género de la Universidad Católica de Lima, es autora del libro "Identidades masculinas. Varones de clase media en el Perú".

"Las convenciones sociales establecieron que la primera obligación para un hombre es la de no ser una mujer. Tampoco debe reaccionar con la respuesta que se considera propia de las mujeres. La identidad masculina se adquiere en el proceso de diferenciación con la madre y el mundo femenino", dice Callirgos.

"Se convierte en un patrón de conducta masculino ser rudo, belicoso, maltratar a las mujeres y al mismo tiempo convertirlas en objeto de fetichismo, buscar sólo la amistad con hombres, como en el famoso Club de Tobi, en el que no se admiten mujeres", expresa.

"Casi todas las sociedades educan a sus hombres para la agresividad y a las mujeres para ser pasivas y subordinadas. Y como el hombre se reservó, hasta ahora, las posiciones de poder, los grupos sociales son agresivos e intolerantes", señala.

"Mi padre estaba formado en el 'los hombres no lloran'. Fue él quien supo del cáncer de la abuela. Se encargó de mantenerlo en reserva para que ella no supiera que la muerte la rondaba. No lloró su muerte, pero vi su nudo en la garganta. Supe de sus insomnios, pero no conocí su llanto", refiere.

El estudio de Fuller es una consecuencia de una investigación anterior suya sobre los dilemas de la femineidad, efectuado en Brasil.

"La perspectiva de género permite que la mujer aparezca como variable a tomar en cuenta y permite comprender que una serie de valores y vectores sociales, que se suponían universales y absolutos, estaban enmarcados por el género de las personas", expresa.

"Creo que hay una revolución política en la que las mujeres son agentes activos de demcratización. Es un movimiento político complejo que se relaciona con lo que se llama la revolución de la reproducción", afirma.

"Hasta hace menos de un siglo la humanidad estaba presionada a reproducirse, ahora, por primera vez en la historia, la presión es para no reproducirse. Eso originó un cambio sin precedentes, en el que la sociedad patriarcal, en la que todavía estamos, pierde poco a poco las manijas del control", agrega.

Al retornar a Lima, Fuller emprendió una investigación nueva: la búsqueda de los problemas de los hombres a través de la autopercepción de los paradigmas masculinos.

Su ensayo está compuesto por 40 entrevistas a profundidad a otros tantos individuos de clase media limeña: "relatos vertebrados alrededor de algún eje: cómo entendía cuando niño la cuestión de ser varoncito, cómo eran papá y mamá", dice Fuller.

"Uno de los temas en el que creo que aporto es la idea de que la identidad masculina está cruzada por tres grandes demandas: una es la del mundo de la calle, que se da en la juventud y continúa toda la vida y es una cultura transgresora y se opone a las demandas del mundo familiar", explica.

"El otro mundo es el de la casa, el doméstico, en el que el hombre puede ser parte y jefe, pero no debe entrar en algunos de sus ámbitos y funciones, como el de la cocina, porque contaminaría su virilidad", dice.

"Luego está el mundo de la política, el mundo de la necesidad, el mundo del padre imaginado e ideal, en el que los intereses privados luchan entre sí y construyen espacios públicos, que no siempre llegan a ser el bien común", concluye.

Por su parte, la psiquiatra Matilde Ureta destaca que la mujer está proyectándose hacia los espacios públicos antes reservados a los hombres pero lo hace aportando sus presuntas virtudes femeninas.

"La mujer ha sido formado de un modo determinado por la sociedad, al asumir los espacios que antes le eran negados, mantiene los estilos y conductas de su estereotipo y así la imagen de 'mujer cuidadosa'o es vista como salvadora en algunas funciones: jueces, policías, organizadoras", expresa.

"A pesar de que su avance social es consecuencia de la revolución de la sexualidad, las mujeres todavía se resisten a llevar la cuestión sexual a lo público. Aún se sigue pensando que en las mujeres la sexualidad es un pecado y en los hombres una hazaña", concluye. (FIN/IPS/al/dg/pr/98

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe