/PERSPECTIVAS 1998/ ESPAÑA: El gobierno unido y la oposición con problemas

El gobierno del centroderechista José María Aznar se presenta unido y la oposición con problemas frente al nuevo año político de España.

En 1998 habrá elecciones en Cataluña y el País Vasco, dos regiones autónomas importantes para la gobernabilidad de España. Los poderes ejecutivos de ambas jurisdicciones todavía no fijaron las fechas.

Lo que ocurra en los comicios de esas regiones es vital para Aznar, pues allí gobiernan dos partidos que prestan apoyo parlamentario al gobierno central.

Por otro lado, las dos principales fuerzas de oposición, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la coalición Izquierda Unida (IU, encabezada por el Partido Comunista), aun no terminaron de solucionar sus crisis internas.

El PSOE todavía no ha logrado definir su liderazgo. Felipe González, su secretario general durante dos décadas y media y presidente del gobierno durante 13 años, sigue pesando en la política nacional.

González renunció al liderazgo del partido a mediados de 1997, pero su presencia en la escena política nacional es evidente. Ese peso resta protagonismo a su sucesor al frente del partido, Joaquín Almunia, y sigue atando al PSOE a las consecuencias de los juicios por la "guerra sucia".

Por esa "guerra" realizada desde el Ministerio del Interior socialista contra los independentistas vascos (1983-1986) hay varios juicios en curso y una veintena de ex altos funcionarios procesados, entre ellos el ex ministro y actual diputado José Barrionuevo.

Las condenas, cuya definición se prevé para el primer semestre de este año, obligarán al PSOE a adoptar decisiones políticas, por lo que hay intentos de ubicar a González en un puesto en el exterior para evitar el impacto de los juicios.

Por otra parte, la crisis interna de la IU se saldó en noviembre con la separación de un sector disconforme con el liderazgo de Julio Anguita y partidario de una alianza con el PSOE. Pero unas elecciones a corto plazo mostrarían un debilitamiento de la coalición.

Ante ese panorama, Aznar asegura que continuará gobernando hasta que concluya en el 2000 su período constitucional y que no hará uso de la potestad de convocar elecciones anticipadas.

Esa afirmación se apoya en las encuestas, que ubican a su Partido Popular (PP) 3,5 por ciento por encima del PSOE, en la buena marcha de la economía y en el acuerdo con los sindicatos.

Aznar se vería obligado a convocar elecciones anticipadas sólo si Convergencia i Unió (CiU), sector nacionalista moderado de Cataluña, le quitara su respaldo en el parlamento en Madrid. El presidente analizará esta posibilidad con el líder de CiU y presidente de Cataluña, Jordi Pujol, antes del 15 de enero.

Un sector minoritario de CiU se pronunció por romper los acuerdos con el PP. La actitud de Pujol es, a la vez que decisiva, imprevisible.

Pero, con una convocatoria anticipada a elecciones nacionales o con elecciones regionales, la posición de Aznar aparece fortalecida. Este joven político que asumió el gobierno a mediados de 1996 con augurios generalizados de que duraría poco, parece haberse afirmado.

Así lo indican las encuestas de intención de voto y, sobre todo, la práctica ausencia de conflictos internos en su partido y en su gobierno, donde nadie habla de ministros renunciantes o destituibles. (FIN/IPS/td/mj/ip/98

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