La Iglesia Católica de México, grupos eclesiales de base y políticos salieron hoy en defensa del obispo del estado de Chiapas, Samuel Ruiz, acusado por un jefe militar de integrar la guerrilla zapatista.
Ruiz no pertenece a la guerrilla y su labor es estrictamente pastoral, aseguró el portavoz del Episcopado Méxicano, Onésimo Cepeda, luego de exhortar a los militares a no "satanizar" al obispo "ni buscar razones que dividan" y agregen tensión en Chiapas.
El jefe militar de ese estado sureño, José Gómez, afirmó el viernes que literatura sobre la Teología de la Liberación y textos eclesiásticos editados por el equipo del obispo Ruiz fueron encontrados en Chiapas junto a armas, equipo de comunicación y documentos.
"Es obvio y está claro que está involucrado" con la guerrilla", declaró.
La acusación fue de inmediato rechazada por el equipo pastoral de Ruiz, que a través de un comunicado consideró "extraño" que textos de libre circulación encontrados en "un operativo contrainsurgente sean considerados pruebas de un supuesto involucramiento de la Iglesia con el grupo armado".
Horas después de las acusaciones del jefe militar, el propio Gómez indicó a través de un boletín que fueron hechas a título personal, mientras portavoces del gobierno de Ernesto Zedillo consideraron precipatado opinar sobre el tema.
Ruiz, que en otros ocasiones ha sido acusado por empresarios, hacendados y políticos oficialistas de pertencer a la guerrilla zapatista, dirige la Comisión Nacional de Intermediación, que media entre el grupo armado y el gobierno.
Pablo Salazar, senador del gobernante Partido Revolucionario Institucional, advirtió que involucrar a Ruiz con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) es "absurdo". Lo único que consigue de ese modo es aumentar la tensión en Chiapas, expresó.
"La vieja tesis del 'comandante Samuel' es la más absurda. Me parece que si el sesgo de las investigaciones en el estado van en ese rumbo, estamos caminando por terrenos muy peligrosos", advirtió.
La tensión en Chiapas viene en aumento desde el 22 de diciembre, cuando un grupo paramilitar contrario a la guerrilla asesinó a 45 indígenas desplazados.
El presidente Zedillo ofreció realizar una investigación a fondo, exhortó a la guerrilla a retomar el diálogo de paz, en suspenso desde 1996, y se comprometió a proteger a los desplazados.
El discurso pacifista y conciliador del gobierno contrasta, según la Iglesia de Chiapas y políticos de oposición, con el masivo despliegue de tropas ordenado en la zona del conflicto, la búsqueda de armas en lugares donde tiene sus bases el EZLN y las acusaciones contra Ruiz.
Indígenas que apoyan a la guerrilla han bloqueado los últimos días el paso de tropas en sus zonas de influencia, pues consideran que los soldados intentan atacar a la comandancia del grupo.
El EZLN no puede ser desarmado ni atacado, según indica una ley dictada por el Congreso en 1995 para promover la pacificación en Chiapas.
Más de una veintena de organizaciones eclesiales de base emitieron un comunicado en el que se declaran "indignadas" por las acusaciones contra el obispo Ruiz.
"Es realmente preocupante que altos mandos del ejército y del gobierno, incluido el presidente Zedillo, se dediquen a fabricar este tipo de calumnias en lugar de atender con todas sus fuerzas a la solución del conflicto en Chiapas", señalan.
El trabajo de Ruiz con los indígenas del estado, que se prolonga ya por cuatro décadas, despertó los últimos años criticas de hacendados y recelos del gobierno, que incluso lo acusó en algún momento de haber ocultado información sobre la gestación del EZLN.
Ruiz, el obispo "rojo", como lo llaman los hacendados, representa una Iglesia comprometida con la justicia y actúa como un mediador que merece respaldo, sostiene la dirigencia de la guerrilla.
Para la Confederación Nacional de Cámaras Industriales, en cambio, el prelado representa un factor de divisón, por lo que debería retirarse y "sacar las manos del conflicto". (FIN/IPS/dc/mj/ip/98