MEXICO: Desorden tributario permite impacto de mercado petrolero

Reajustar finanzas y perspectivas de crecimiento por fenómenos externos como la caída de los precios del petróleo, es el costo que paga México por mantener desórdenes tributarios.

El secretario de Hacienda, José Gurría, reconoció este miércoles que el recorte de 1,8 por ciento al gasto público programado para este año es consecuencia directa de la "petrolización del ingreso fiscal".

Las ventas de crudo representan menos de 10 por ciento de las exportaciones totales de México. Sin embargo, más de 40 por ciento de los ingresos del fisco provienen de su comercialización.

Con el desplome del precio del barril de crudo mexicano a 13,5 dólares, dos menos de lo previsto en las cuentas de 1998, el gobierno no tuvo otra alternativa que eliminar algunos gastos.

Posponer aumentos salariales, limitar la creación de nuevas plazas en el sector público, comprimir estructuras administrativas y suspender algunos proyectos son parte de la medidas anunciadas esta semana.

El ajuste, que no toca los gastos previstos para el sector social, cambia la meta de crecimiento económico para este año de 5,2 a cinco por ciento.

Gurría lamentó que el crecimiento se vea afectado por contingencias externas, pero aseguró que no tendrá efectos mayores sobre inversiones, precio del dólar, inflación y comportamiento de la Bosa de Valores.

Si México tuviera un sistema apropiado de recaudación tributaria, que alimente en forma equitativa las cuentas del Estado, los cortes al gasto no hubieran sido necesarios, señalaron empresarios, analistas y políticos.

Datos oficiales indican que un tercio de la población económicamente activa de México no paga impuestos, mientras otro tercio declara montos menores.

Además, la carga tributaria representa apenas 12,5 por ciento del producto interno bruto (PIB), una de las proporciones más bajas del mundo.

En los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, grupo al que pertenece México, la carga tributaria es de 28,2 por ciento del PIB en pormedio, mientras en América del Sur es de 16,7 y en América Central de 17,1.

Las asociaciones empresariales vienen demandando desde hace más de un lustro al gobierno redefinir el sistema tributario, para que el fisco sea cada vez menos dependiente del petróleo.

Sin embargo, la situación, lejos de mejorar, empeora. En 1992, la propoción de ingreso derivado de las ventas de crudo dentro de las cuentas públicas era de 25,9 por ciento. Hoy representa 40 por ciento.

En más de una ocasión en los últimos años, los directivos de la empresa petrolera estatal de México demandaron un trato fiscal más justo.

Pemex paga el costo de los desordenes tributarios del país, se quejan.

Según datos oficiales, más de 90 por ciento de la utilidades de la empresa, un de las más grandes del mundo en su tipo, van directo a las arcas de la secretaría de Hacienda. Pemex no puede definir nuevas inversiones ni disponer del dinero que produce.

Con un volumen de extraccción de crudo que ascendió a tres millones de barriles por día en los últimos meses de 1997, el mayor en la historia, y exportaciones de 1,7 millones de barriles, México es uno de los más importantes productores de petróleo del planeta.

Aunque las autoridades mexicanas atribuyen la baja en los precios internacionales del crudo, entre otros motivos, a la excesiva oferta del producto en el mercado, niegan cualquier posibilidad de frenar sus propias ventas.

México, país al que la extracción de cada barril de crudo cuesta entre dos y tres dólares, aspira a exportar este año dos millones de barriles por día, indicó Gurría.

El funcionario vaticinó que los precios del petróleo no bajarán a futuro más allá de sus niveles actuales, por lo que descartó realizar nuevos ajustes en las finanzas mexicanas. (FIN/IPS/dc/dg/if/98)

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