MEDIO ORIENTE: Netanyahu no cede ante presión de Estados Unidos

El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, no logró resultados significativos hasta hoy en sus intensas reuniones con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en la Casa Blanca, según funcionarios de Washington.

Sin embargo, muchos funcionarios confían aún en que un nuevo enfoque de los acuerdos de paz -que prevén un retiro gradual de las fuerza israelíes de al menos 10 por ciento del territorio de Cisjordania bajo su control actualmente- sería suficiente para reencauzar el proceso de paz palestino-israelí.

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat, se reunirá con Clinton en la Casa Blanca este jueves.

"Estamos preparando el escenario para decisiones difíciles", declaró a la prensa la secretaria de Estado Madeleine Albright, quien participó en más de tres horas de encuentros entre Clinton y Netanyahu.

Netanyahu se mantuvo en su línea dura en una conferencia de prensa ofrecida este miércoles, pero no descartó la posibilidad de progresos. "Creo que hemos reducido algunas de las brechas, pero aún nos queda mucho camino por recorrer", dijo.

El mandatario israelí pasó gran parte de su visita, comenzada el domingo, reuniéndose con líderes republicanos y cristianos evangélicos que se oponen enérgicamente a la política de Clinton, y anunció que no tiene planes de permanecer en Washington para reunirse con Arafat.

Pese a los esfuerzos por ocultar la sustancia de las conversaciones con Netanyahu, trascendió que el gobierno presentó varias propuestas para reimpulsar el proceso de paz, trabado desde hace casi un año. Al hacerlo, Estados Unidos y Clinton en particular parecen asumir un papel más activo en el proceso.

Los acuerdos preliminares de paz y tratados posteriores exigen que Israel realice una serie de repliegues del territorio cisjordano tras entregar el control de sus principales centros urbanos, lo cual se concretó hace un año cuando la ANP asumió el control de la mayor parte de Hebrón.

El llamado protocolo de Hebrón prevé un retiro israelí en tres etapas de las áreas rurales de Cisjordania entre marzo de 1997 y mediados de 1998, pero a menos de seis meses del vencimiento del plazo, no se ha producido repliegue alguno.

Antes de las actuales reuniones en Washington, la administración de Clinton exhortó a Israel a concretar un retiro "significativo y creíble" (de 10 a 12 por ciento) en el plazo más corto posible.

El gobierno también instó a Netanyahu a interrumpir la construcción o ampliación de asentamientos judíos en Cisjordania.

Netanyahu resistió la presión, y la semana pasada su gabinete de línea dura formuló su propia propuesta, decidiendo que no tendrá lugar repliegue alguno por cinco meses al menos, plazo en el que los palestinos deberían reparar unas 50 "violaciones" de pasados acuerdos.

Netanyahu reiteró ante los reporteros este miércoles algunas de las condiciones israelíes, entre ellas la reducción de la policía palestina a la mitad de sus efectivos actuales, la extradición de más de 30 supuestos militantes islámicos y la enmienda de casi toda la constitución palestina.

La ANP rechazó casi de inmediato la propuesta israelí, mientras muchos funcionarios estadounidenses consideraron algunas de las cláusulas imposibles de debatir.

Clinton incluyó algunas de sus propias ideas en un "paquete" de medidas recíprocas y simultáneas que permitirían la reanudación del proceso de paz, según fuentes de su administración.

En lugar de un retiro de tropas, Clinton propuso una sucesión de pequeños repliegues, hasta alcanzar al menos 10 por ciento del territorio de Cisjordania en unos pocos meses.

A cambio, los palestinos deberían cumpir algunos de los reclamos en materia de seguridad reclamados por Netanyahu, pero no todos, como la completa cooperación, incluso en materia de inteligencia, entre las fuerzas de seguridad de ambas partes.

Además, se exigirá el arresto de palestinos sospechosos de actos terroristas, la reducción de la retórica antiisraelí en la prensa oficial palestina y la restricción de acceso de líderes del movimiento islámico Hamas a mezquitas y escuelas.

Al mismo tiempo, Clinton le informó a Netanyahu de que la demanda de extradición de supuestos terroristas a Israel no es viable, y que también una eventual revisión de la constitución palestina ocasionaría problemas.

Funcionarios estadoundidenses observaron que la cooperación y las operaciones conjuntas de inteligencia reanudadas a comienzos de mes alcanzaron la semana pasada un notable éxito con la captura de una supuesta fábrica de bombas en Cisjordania.

Además, Clinton pretende que Netanyahu suspenda la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania y el cumplimiento de otros compromisos del Protocolo de Hebrón, como la apertura de una ruta entre Gaza y Cisjordania y la aprobación de un centro industrial, un puerto y un aeropuerto en Gaza.

"Netanyahu es presionado para que manifieste su acuerdo con la definición estadounidense de reciprocidad e implementación simultánea", dijo, y agregó que Washington asumió un papel más activo debido a la total ruptura de confianza entre el gobernante israelí y Arafat.

En sus conversaciones con Clinton, Netanyahu no rechazó este enfoque. "Probamos muchos modos de acomodar estas piezas, y creo que algunas de las ideas son prometedoras. Otras son más difíciles", declaró a los periodistas.

"No es un secreto que procuramos acordar un paquete, y es posible que lo hagamos de forma gradual y paralela", afirmó. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/ml-mj/ip/98

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