El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, solicitó al Congreso nuevos fondos para el FMI y reiteró su pedido de contar con autoridad de "vía rápida" para negociar acuerdos comerciales internacionales, pero analistas coinciden en que probablemente sólo consiga lo primero.
Clinton hizo estas solicitudes la noche del martes 28, durante su discurso sobre el Estado de la Nación, y la gran interrogante ahora es si el presidente obtendrá lo que pretende del Congreso.
Es probable que no, sostienen analistas, legisladores e incluso colaboradores de economía y política exterior de Clinton. La mayoría coincide en que el presidente tiene mayores posibilidades de éxito con respecto a los fondos para el FMI (Fondo Monetario Internacional).
"Debemos adaptar esta economía mundial y no evitarla", dijo Clinton en su discurso anual a la nación.
El presidente arguyó que el dinero del FMI es necesario porque "es mucho más sabio prepararse para una tormenta lejana que pueda llegar a nuestras costas en lugar de ignorar los truenos hasta que las nubes estén encima de nosotros".
Clinton se refería así a los crecientes temores de que la crisis financiera en Asia amenace la economía de Estados Unidos.
La autoridad de vía rápida es "necesaria para abrir nuevos mercados y crear nuevos empleos. Todos los presidentes (de Estados Unidos) tuvieron esta facultad en las últimas dos décadas", destacó Clinton.
Legisladores demócratas y republicanos aconsejaron durante semanas a Clinton que retirara su pedido de lo que consideraba menos importante, de preferencia, la vía rápida. Uno de ellos fue el representante demócrata de Nueva York John LaFalce, integrante de la Comisión Financiera de la Cámara Baja.
LaFalce declaró ante un grupo de analistas, financieros y periodistas que la importancia de los fondos estadounidenses para el FMI era "muchísimo mayor que la de la vía rápida".
El representante republicano de Texas Tom DeLay fue más directo. "La vía rápida está muerta" y es probable que fracase la financiación para el FMI, declaró a la prensa. Se calcula que sólo unos 150 de los 431 legisladores de la Cámara Baja apoyan el pedido de Clinton para el organismo financiero.
El presidente no consiguió el respaldo suficiente para la vía rápida el año pasado, aun dentro de su propio partido, y retiró su pedido para negociar pactos comerciales sin el riesgo de que el Congreso los modifique.
Clinton reiteró el pedido de la vía rápida durante su discurso del martes, pero dedicó mayor tiempo al FMI, señal de que su gobierno le dará prioridad a la financiación del organismo.
El gobierno solicitó una línea de crédito de 3.500 millones de dólares para ayudar al FMI a lidiar con las crisis financieras y 14.500 millones de dólares para cubrir la parte que le corresponde a Estados Unidos del incremento de 45 por ciento de la base de capital del organismo.
El Congreso también cuestiona el uso del Fondo de Estabilización de Emergencia (ESF), del cual el gobierno de Clinton utilizó 3.000 millones de dólares en préstamos de emergencia para Indonesia. Washington recurrió a la misma fuente en 1995, después del colapso del peso mexicano.
Un grupo de demócratas, republicanos y el único socialista del Congreso, el independiente de Vermont Bernard Sanders, intensificarán su campaña este jueves a favor de una ley que prohíba al presidente el uso de más de 250 millones de dólares del ESF sin obtener antes la aprobación de los legisladores.
"No importa si los miembros del Congreso finalmente apoyan los paquetes de rescate internacionales, el cuerpo debe tener voz y voto sobre la forma y el momento en que se utilizarán miles de millones de dólares del dinero de los contribuyentes", declaró Sanders.
"En ocasiones, pequeñas cantidades de dinero se discuten durante horas en el Congreso mientras miles de millones de dólares del ESF corren peligro sin debate ni voto de los legisladores", sostuvo.
"Cualquier crisis económica puede afectar a las economías de todo el mundo. En los últimos meses, graves problemas financieros afectaron a Tailandia, Indonesia, Corea del Sur y demás", señaló Clinton, en su solicitud de fondos para el FMI.
El pueblo estadounidense debe preocuparse por esta situación primero porque "estos países son nuestros clientes. Si caen en la recesión, no podrán adquirir los productos que deseamos venderles", añadió Clinton.
"También son nuestros competidores, así que si sus monedas pierden valor, entonces el precio de sus artículos bajará y nuestro mercado y el de otros quedará inundado de productos mucho más baratos", advirtió.
Finalmente, los países del sudeste asiático "son nuestros socios estratégicos", afirmó Clinton. "Su estabilidad refuerza nuestra seguridad".
El Secretario del Tesoro Robert Rubin y otros funcionarios de gobierno se basaron en la seguridad nacional para defender la participación estadounidense en los rescates financieros dirigidos por el FMI, sobre todo en el caso de Corea del Sur.
Está previsto que Rubin exprese el mismo argumento este viernes, cuando comparezca ante una importante comisión financiera del Congreso.
El Congreso rechazó los 3.500 millones de dólares para el FMI el año pasado, en otra disputa sobre fondos destinados a programas internacionales de planificación familiar.
En esta ocasión, la crisis asiática podría tener consecuencias para la economía y la mano de obra de Estados Unidos, manifestaron analistas y políticos quienes citaron estudios que aseguran que la caída de las monedas de Asia comenzó a agravar el déficit comercial y a poner en riesgo los puestos de trabajo.
El martes, Clinton reconoció la inquietud con respecto a que los países del sudeste asiático "tienen regímenes ambientales y laborales menos severos, lo que les dará una ventaja desleal" en el mercado de Estados Unidos y eliminará empleos en ese país.
Los comentarios del presidente parecen destinados a aprovechar y disipar esos temores, mediante el argumento de que el peligro es real y que la mejor defensa es el apoyo de Estados Unidos al FMI.
Rubin, en un intento del gobierno de llevar ese mensaje a los líderes sindicales de Estados Unidos, se reunió el lunes con John Sweeney, presidente de la Federación Estadounidense del Trabajo- Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO), principal bloque de sindicatos del país.
El gobierno debe "brindar alguna protección contra los efectos negativos sobre la economía" que traerá consigo la ola prevista de importaciones de Asia, donde la devaluación de las monedas nacionales hizo descender los precios, expresó Sweeney a la prensa antes del encuentro.
Informes del Instituto de Política Económica, vinculado a los sindicatos, el Instituo de Economía Internacional, cercano al ámbito financiero y al FMI, y del gobierno de Estados Unidos advirtieron sobre el incremento de importaciones de bajo precio de Asia y la caída de exportaciones estadounidenses a la región.
Cerca de 1,1 millones de empleos podrían perderse en Estados Unidos durante este año y el próximo, a medida que aumenta el déficit comercial, advirtió el Instituto de Política Económica. (FIN/IPS/tra-en/aa/aq-lp/if ip/98