A las dificultades que enfrentará la economía de Chile este año como consecuencia de la crisis asiática, se sumó hoy la inminente imposición de restricciones a la venta de salmón chileno en Estados Unidos.
El gobierno de Eduardo Frei espera con pesimismo el fallo que dictará el jueves el Departamento de Comercio de Estados Unidos ante las acusaciones de dumping contra la industria salmonera de Chile.
John Biehl, embajador chileno en Washington, dijo que hay "juego de influencia" de los productores estadounidenses de salmón, que buscan así contrarrestar la competencia del producto chileno en aquel país.
"La historia en estos casos nos hace ser extraordinariamente cautelosos, porque en 96 por ciento de los casos se ha fallado a favor de los intereses norteamericanos", dijo Biehl al diario El Mercurio.
Los denunciantes sostienen que los productores chilenos de salmón venden en Estados Unidos por debajo de sus costos, gracias a facilidades arancelarias, y buscan la imposición de derechos compensatorios a las compras a Chile.
El conflicto de los salmones se arrastra desde comienzos de 1997 y es visto en Santiago como expresión de un rebrote del proteccionismo estadounidense que afectará las relaciones del gobierno de Bill Clinton con América Latina.
El gobierno de Chile alega que los mecanismos adoptados para promover el desarrollo de su hoy exitosa industria del salmón están en un proceso de paulatina adaptación a las nuevas normas de la Organización Mundial de Comercio.
El 10 de noviembre, el Departamento de Comercio rechazó los cargos contra el gobierno de Chile por supuestos subsidios a las exportaciones de salmón, pero ahora es casi un hecho que acogerá las acusaciones de dumping.
Chile se situó en esta década como el segundo exportador mundial de salmón, detrás de Noruega, y uno de sus mayores mercados es Estados Unidos, donde el producto compite en buen pie con la industria salmonera local.
Los productores estadounidenses recurren frecuentemente a la acusación de dumping para contrarrestar competencias externas y cuentan con poderosos mecanismos de presión para obtener fallos favorables, señaló Biehl.
"Esto es tan o más importante que el fast track. Es la utilización de un instrumento absolutamente pasado de moda y anti libre comercio, un instrumento político que depende del ejecutivo (el presidente) de los Estados Unidos", subrayó el embajador.
Biehl aludió así a las hasta ahora infructuosas gestiones de Clinton para que el Congreso le conceda la facultad de la vía rápida (fast track) con el fin de negociar la adhesión de Chile al Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Si la sentencia preliminar del próximo jueves es negativa para Chile, como se espera, se producirá una situación con "efectos políticos graves" hacia toda América Latina, advirtió el embajador.
"Sería un nuevo mensaje de que el libre comercio está amenazado desde todos los lugares, aún de los que suelen decir que lo defienden más abiertamente", indicó Biehl.
El conflicto comercial por los salmones enturbiará el ambienta en torno de la segunda Cumbre de las Américas, prevista para abril en Santiago con la participación de los gobernantes de los 34 países del hemisferio.
En ese encuentro se procedería al lanzamiento de las negociaciones generales para crear hacia el 2005 el Area de Libre Comercio de América, planteada por Clinton en la anterior cumbre, realizada en Miami en 1994.
Estados Unidos ha sido criticado frecuentemente por la persistencia de mecanismos proteccionistas que se traducen en el cierre o restricciones a la importación de productos del continente.
Si el gobierno de Clinton acoge la demanda contra los salmones de Chile estará dando, según Biehl, el siguiente mensaje a los países medianos y pequeños: "Si ustedes son exitosos, nosotros tenemos maneras de frenarlos". (FIN/IPS/ggr/ff/if/98
