ESPAÑA: Después de las vacas locas, los cerdos apestados

Cuando todavía sigue siendo investigado el caso de las "vacas locas", en España se invierten 130 millones de dólares para incinerar unos 800.000 cerdos afectados por la Peste Porcina Clásica (PPC).

El mal de las vacas locas, originado en Gran Bretaña, no llegó a extenderse a la Europa continental, aunque se registraron algunos casos aislados en Holanda, Francia, Irlanda, Holanda, Portugal, Suiza y Bélgica y motivó el cierre de la exportación de carne vacuna desde aquel país al resto de Europa.

La epidemia de PPC en España, que se detectó a principios de 1997 todavía no ha sido erradicada, pero está localizada en Cataluña y en algunas zonas de Castilla y León. La Unión Europea (UE) ha dispuesto la prohibición de exportar carne porcina originaria de esas regiones.

En España, donde la porcina ocupa el primer lugar en la exportación de carnes, duplicando a la bovina, el Ministerio de Agricultura y los criadores decidieron atacar el mal de raíz, matando a los cerdos.

A diferencia del mal de las "vacas locas", la Peste Porcina no es transmisible ni tiene consecuencias de ningún tipo para los seres humanos, pero es muy contagiosa entre los animales, que sufren diarreas y vómitos hasta morir.

Su peligro está en que si no es combatida a tiempo puede acabar con toda la población porcina.

Por ello, como relata el periodista Aurelio Martín, en la provincia de Segovia el tradicional dicho "a cada cerdo le llega su San Martín" ha sido reemplazado por el de "llega un San Martín a tiros".

Los cerdos enfermos, o que conviven con ellos, son sacrificados de un tiro en la cabeza, en presencia de veterinarios y a la orilla de una fosa. Luego son rociados con soda cáustica y enterrados.

Los criadores españoles se quejan de la importación de cerdos vivos reproductores desde Holanda, que habrían traido consigo el virus. En ese país se sacrificaron 10 millones de puercos en sólo seis meses.

España fue afectada durante mucho tiempo por la Peste Porcina Africana (PPA), de efectos similares a la clásica y también sin peligro para los seres humanos. La diferencia está en que la PPA puede ser prevenida por medio de vacunas, en tanto que éstas no se pueden aplicar para la PPC.

La razón, explicó un veterinario a IPS, está en que los análisis para determinar si un animal está afectado por la clásica no diferencian entre el virus de la enfermedad y el de la vacuna, lo que no ocurre con la porcina.

Sin embargo, las prohibiciones dictadas en otros países para evitar el ingreso de carnes de cerdos o de sus derivados desde España, durante muchos años se basaron en la existencia de la PPA.

"Africa es parte del Tercer Mundo y eso ha sido suficiente para alimentar prejuicios contra animales afectados por una peste originada en aquel continente", dijo la misma fuente.

Otra diferencia con Africa, es que en Europa los propietarios de los animales sacrificados son indemnizados. La mayor parte de los fondos los proporciona la Unión Europea y el resto a partes iguales el gobierno español y el de la comunidad autónoma respectiva.

Mientras, en las granjas afectadas, sin ningún animal vivo, todas las instalaciones son desinfectadas. En zonas próximas, donde se comprobó que la peste no había llegado, las medidas son extremas.

Tanto, que los trabajadores no pueden introducir bocadillos (sandwiches) con derivados del cerdo y deben ducharse y cambiarse de ropa y calzado cada vez que entran o salen de los edificios donde crían los puercos. (FIN/IPS/td/dg/he/98)

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