A menos que la actual crisis económica de Asia se revierta, afectará a los países más ricos del mundo y hasta podría generar una ola de proteccionismo en Estados Unidos, según analistas.
"Poderosos intereses utilizan el sistema mundial y las instituciones financieras multinacionales para favorecer a sus propios bancos y empresas, protegiéndolos de las sanciones del mercado", pero "sin duda habrá un contragolpe", predijo el periodista indio Chakravarthi Raghavan.
Raghavan, director de la revista North-South Development Monitor, con sede en Ginebra, habló ante una reunión del Grupo de los 77 países en desarrollo, que junto al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo lo honró en 1997 con un premio por promover la causa de la cooperación Sur-Sur.
Instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), sostuvo, protegen los intereses económicos de Occidente al obligar a países asiáticos a adoptar medidas de austeridad, y como resultado permiten a grandes empresas extranjeras asumir el control de los bancos y firmas en quiebra del Tercer Mundo.
"Enfrentados a la inminencia de un colapso de sus mercados financieros y sistemas de pago, los gobiernos asiáticos aceptan las condiciones, pero habrá una contrarreacción", afirmó Raghavan, ex director de la agencia de noticias Press Trust of India y del boletín de noticias Third World Economics, de Malasia.
Hasta el momento, el FMI aceptó "rescatar" a cuatro economías asiáticas. Corea del Sur recibió un paquete de emergencia de 57.000 millones de dólares, Indonesia otro de 43.000 millones, Tailandia 17.200 millones y Filipinas 1.000 millones.
Las condiciones del FMI incluyen drásticos recortes en el gasto público, reducción del déficit presupuestal, aumento de las tasas de interés, privatización de empresas públicas y apertura del sistema bancario a los competidores extranjeros.
Tanto Corea del Sur como Indonesia resistieron inicialmente algunas de las condiciones, pero posteriormente debieron aceptarlas.
Bajo intensa presión internacional, incluido un llamado telefónico del presidente estadounidense Bill Clinton, el presidente indonesio Alí Suharto firmó esta semana un acuerdo de reforma económica que prevé un rígido plan de austeridad a cambio del rescate del FMI.
Los países asiáticos y sus esfuerzos fueron minimizados por Occidente. "Ahora culpan a esas naciones por sus políticas del pasado, pero esas mismas políticas eran elogiadas hasta hace unas pocas semanas", señaló Raghavan.
Mientras, Joseph Stiglitz, economista jefe del Banco Mundial, expresó reserva sobre algunas de las soluciones propuestas por el FMI.
Asia, con su alta tasa de ahorro, su gran ética del trabajo y alta productividad, no debe incluirse en la misma categoría que las economías del Tercer Mundo mal administradas, opinó Stiglitz.
El FMI "debería atacar los motivos de la crisis, y no las cosas que hacen más difícil sobrellevarla", declaró al periódico estadounidense The Wall Street Journal.
Mientras, el diario The New York Times expresó temor a que la crisis monetaria provoque una devaluación de los productos asiáticos en mercados estadounidenses.
Se prevé que Estados Unidos será inundado con prendas de vestir de Malasia, zapatos deportivos de Indonesia y relojes despertadores de Tailandia, lo cual enojará a los trabajadores estadounidenses y provocará una ola de proteccionismo contra las importaciones baratas.
"Esa situación alterará las cifras comerciales de Estados Unidos, lo cual a su vez creará un problema político", vaticinó Kenneth Courtis, economista jefe del Deutsche Bank Group Asia- Pacific.
Minoru Makihara, presidente de la corporación japonesa Mitsubishi, opinó que lo peor que podría pasar es que los países asiáticos trataran de devaluar sus monedas y, al mismo tiempo, intentaran exportar sus productos a Estados Unidos.
"Estados Unidos no querrá eso, y por lo tanto se volverá proteccionista", predijo. (FIN/IPS/tra-en/td/ml/if-dv/98