El papa Juan Pablo II puso a prueba por primera vez durante su visita a Cuba la voluntad de distensión expresada por el presidente Fidel Castro, al solicitarle la gracia para varios presos políticos cubanos.
La petición fue presentada la noche del jueves 22 durante una visita realizó el Papa a Castro, con quien se reunió en privado durante unos 45 minutos.
Pese a que ambos no emitieron información a la prensa, el vocero del Vaticano Joaquín Navarro Valls informó posteriormente que la petición fue presentada en el marco de un encuentro paralelo entre otros dignatarios de la iglesia y del gobierno cubano.
El vocero no ofreció detalle alguno sobre nombres y número de presos cuya libertad fue solicitada.
A la reunión asistieron el secretario de Estado del Vaticano Angelo Sodano y el prefecto de la Congregación de los Obispos Giovanni Batista, miembros de la delegación papal.
Por la parte cubana se encontraban el vicepresidente del Consejo de Estado Carlos Lage, el canciller Roberto Robaina y el embajador de Cuba en el Vaticano Hermes Herrera.
A pesar que en su primer discurso tanto Castro como el Papa expusieron sus posiciones en torno a las no siembre buenas relaciones entre el régimen socialista cubano y la Iglesia Católica, esta es la primera vez que la delegación papal aborda el incómodo tema de los presos políticos.
Informes de la disidencia cubana aducen que en diferentes cárceles del país se encuentran detenidos alrededor de 500 opositores a Castro.
Fuentes de la delegación que acompaña al Papa señalaron que existen buenas posibilidades de que la petición sea contemplada, debido al alto nivel en que fue formulada la gestión.
En otras ocasiones Castro ha tenido actitudes de "buena voluntad" hacia peticiones similares efectuadas por personalidades políticas y religiosas como el reverendo estadounidense Jesse Jackson y Danielle Mitterrand, esposa del facllecido ex presidente de Francia Francois Mitterrand.
Sin embargo, diversos analistas señalan que otros asuntos pendientes de la agenda del primer encuentro de ambos, el 19 de noviembre de 1996 en Roma, habrían sido superados por las visibles muestras de apertura hacia la Iglesia dadas por Castro en las últimas semanas.
La persistencia del Papa en su condena al bloqueo económico aplicado por Estados Unidos desde hace 39 años se confirmó el miércoles. cuando el pontífice ofreció su primer mensaje al pueblo cubano, en La habana.
Castro, por su parte, en un gesto de amistad y buena voluntad, se deshizo en elogios a la figura del Papa, a quien le brindó todo tipo de facilidades para que la Iglesia cubana pudiera ofrecer un masivo recibimiento a Juan Pablo II. (FIN/IPS/sh/dg/ip-cr/98)