/DERECHOS HUMANOS/CHINA: Libro azuza odio antijaponés 60 años después de Nanjing

Un libro sobre la "masacre de Nanjing" en la que murieron 300.000 personas hace 60 años generó una ola de sutil propaganda antijaponesa en los diarios de China, pero la intención del autor era, al parecer, otra muy distinta.

La animosidad que muchos chinos sienten hacia los japoneses no es nada nuevo para Amano Fujita, joven académica nipona que ha pasado siete años en esta capital para estudiar la literatura clásica de China.

Sin embargo, Fujita admite que tembló cuando vio el libro "Los diablos japoneses tal cual los conozco" desplegado en los escaparates de Beijing.

"No pongo en duda la necesidad de que este libro se publique. Lo que no me gustó fue la propaganda. ¿Cuál es la necesidad de azuzar el odio de los chinos hacia los japoneses cuando pasaron más de 60 años desde la masacre?", se preguntó.

"Los diablos japoneses…", del escritor Fang Jun, es el primer libro editado en China que muestra el episodio conocido como "la violación de Nanjing" desde el punto de vista de los victimarios.

La gravedad del hecho histórico en sí mismo habría sido suficiente para que el libro concitara atención, pero partes de su contenido obtuvieron espacios inusitados en los medios de comunicación estatales.

"Siento que todo este ruido es artificial. No sabemos las atrocidades que el Partido Comunista cometió durante la era de Mao Zedong, pero los diarios se apresuran siempre a recoger el tema de los feroces extranjeros", dijo un alto académico chino.

Nanjing fue siempre un problema delicado para los chinos. Soldados japoneses capturaron el 13 de diciembre de 1937 esta capital de la provincia oriental de Jiangsu. Comenzó así una carnicería de seis semanas en la que murieron 300.000 chinos, entre ellos muchos niños.

Al menos 20.000 mujeres sufrieron violación sexual. En una sola ejecución murieron 57.000 personas. Unos 1.800 de los actuales habitantes de Nanking son sobrevivientes de la masacre y cuentan historias espeluznantes.

El año pasado se cumplieron 60 años de la tragedia. En los anteriores aniversarios, Beijing exhibía la masacre como ejemplo de las calamidades que los extranjeros cometieron en China.

Militantes de la extrema derecha japonesa echan sal en las heridas al negar que la "violación de Nanjing" haya ocurrido, y aseguran que las abundantes evidencias que prueban lo contrario fueron fraguadas.

Pero el aniversario de 1997 parecía diferente. Se cumplían 60 años de la tragedia y también 20 de la normalización de relaciones entre China y Japón. Se suponía que Beijing actuaría con cuidado.

Los altos líderes de Beijing no asistieron a la ceremonia de diciembre para evitar problemas diplomáticos. Pero los medios controlados por el estado levantaron las banderas que los funcionarios mantuvieron ocultas a través de sus comentarios sobre "Los diablos japoneses…".

"Este es un buen libro, excepcional, que enaltece los sentimientos patrióticos", sostuvo el gubernamental Guangming Daily, un comentario que se repite en otros medios oficiales.

El Beijing Youth Daily y el China Daily también publicaron comentarios a toda página, mientras el Beijing Evening News, popular entre los residentes de la capital, lanzó una serie diaria con notas especiales sobre "Los diablos japoneses…".

Si la gente, en realidad, comprara el libro y lo leyera, no sería tan malo, según un académico chino que reclamó reserva sobre su identidad y que se manifestó incómodo por la propaganda que recibió el libro.

"Miles de personas solo leerán lo que los diarios digan sobre el libro y el modo como se describe a los japoneses", vaticinó.

Ma Ley, un transeúnte que compró el diario vespertino en un kiosko, confirmó las preocupaciones del académico. "¿Ese sobre los demonios japoneses? Sí, los diarios escribieron sobre eso", dijo Ma cuando se le preguntó si conocía el libro.

Pero no estaba dispuesto a comprarlo porque está hastiado de lecturas sobre la guerra chino-japonesa (1937-1945). "Los japoneses son sencillamente diabólicos. ¿Por qué habría que leer sobre ellos?", se preguntó.

La paradoja es que Fang Jun, el autor del libro, no tuvo, al parecer, intención de abrir viejas heridas y convertir a los japoneses en villanos.

Fang, quien estudió seis años en Japón, entrevistó a 19 veteranos de guerra japoneses que participaron en la masacre. Eligió 12 testimonios. Esas son las historias que aparecen en "Los diablos japoneses…", definido por Fang como un esfuerzo por contribuir con un "ángulo personal" sobre la tragedia.

"La razón por la que me ocupé del asunto no es la búsqueda de venganza. Escribí para recordar a chinos y japoneses esta parte de la historia e impedir que suceda de nuevo", dijo.

"Este libro, en sí mismo, no es propaganda. Por el contrario, se basa en entrevistas personales y parece un trabajo correcto", dijo el académico que reclamó anonimato.

Pero el estudioso teme que las buenas intenciones de Fang se pierdan, mientras la prensa estatal continúe ubicando el libro en una dirección opuesta.

La propia Amano Fujita ya está molesta, aunque no leyó el libro. "Me esforcé mucho para estudiar el idioma y para comprender al pueblo y la cultura de China. Pero cuando leo lo que los diarios dicen sobre mi país, me pregunto si tomé la decisión correcta", dijo. (FIN/IPS/tra-en/ab/cb/js/mj/hd cr ip/98

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