/DERECHOS HUMANOS/ VENEZUELA: Primera muerte en prisión de 1998

Roberto Marcano, procesado por robo, se convirtió el viernes en el primer muerto del año en una cárcel de Venezuela tras recibir una bala en el pecho cuando se encontraba en la enfermería del retén La Planta, en esta capital.

Marcano murió durante una riña que estalló en la enfermería, mientras las autoridades del retén se desplegaban ante un intento de fuga de un grupo de presos.

Otra riña ocurrida en la noche del 31 de diciembre de 1997 en la cárcel de Yare, 30 kilómetros al este de Caracas, concluyó con un saldo de tres reclusos muertos.

La Planta es un "centro de reeducación" diseñado para 600 internos pero que alberga 2.000. En octubre de 1996 murieron calcinados 25 presos en una celda de castigo de esa cárcel, luego de que un guardia arrojó una granada lacrimógena al atestado recinto y en la confusión se produjo un incendio.

El 26 de noviembre estalló un motín con toma provisional de 200 familiares como rehenes, después de que en una reyerta se detonó una granada fragmentaria. Murió un recluso y 15 resultaron heridos.

Un día antes, en la cárcel de la ciudad de Maracaibo (500 kilómetros al oeste de Caracas), 16 presos murieron en un incendio al parecer accidental, y otros cinco perecieron en Guanare, 400 kilómetros al suroeste, en una reyerta.

Una comisión el Congreso estableció que en 1997 murieron en Venezuela 240 de sus 25.000 detenidos. La mitad de ellos perecieron por negligencia de las autoridades o abatidos por sus guardianes, según el informe parlamentario.

La masacre que más impactó a los venezolanos fue un masivo ajuste de cuentas entre grupos de El Dorado, cárcel del selvático sureste, donde los presos "locales" ajusticiaron una madrugada a 29 llevados allí como castigo desde Maracaibo, casi todos de la etnia indígena wayúu (guajiros).

Las 34 cárceles de Venezuela subsisten en condiciones "medievales" según la organización no gubernamental Human Rights Watch. Allí se producen la mayoría de las violaciones de derechos humanos en el país según el registro de Amnistía Internacional.

En promedio, hay un vigilante para cada 200 internos.

Uno de cada 22 presos en Venezuela fue muerto o herido en 1997, sin contabilizar las víctimas de la noche vieja, y 23 por ciento de los detenidos portan armas, sean blancas, de fuego o granadas explosivas, según el informe del Congreso.

Más de 70 por ciento de los detenidos en las hacinadas cárceles son procesados sin sentencia. Un tercio de ellos podría beneficiarse con fórmulas de libertad provisional si hubiese una aplicación expedita y eficiente de la legislación penal, según los criminólogos Elio Gómez y Alberto Arteaga.

El papa Juan Pablo II se detuvo a las puertas del Retén de Catia, considerada la cárcel más espantosa del país, cuando llegó a Caracas por segunda vez el 9 de febrero de 1996, y reclamó "un trato digno de la condición humana" para los presos.

El Retén de Catia fue demolido un año después, pero "quedó intacto el drama carcelario de Venezuela", advirtió la organización humanitaria Provea. (FIN/IPS/jz/mj/hd/98

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