La última misa del papa Juan Pablo II en Cuba, realizada hoy en la tradicional Plaza de la Revolución, de la capital, provocó una gran movilización de todos los estratos sociales e ideológicos, como pocas veces se ha visto en este país.
"Para ser testigo de la historia", "por fe", "para que Cuba progrese", por "novelería" o para "ver" la marea humana que se acercó este domingo a la Plaza de la Revolución, fueron las principales motivaciones recogidas por IPS entre la concurrencia.
Otros señalaron que aguardan de la presencia de Juan Pablo II "un cambio que traiga el progreso a Cuba".
"Yo estoy con la revolución socialista (iniciada el 1 de 1959), pero son muchos años de lucha y aspiro a que el bienestar lo alcancemos de manera pacífica", comentó a IPS el conductor de un automóvil de alquiler de la zona céntrica.
También se encontraban en el perímetro de la plaza trabajadores por cuenta propia con sus carritos de venta de emparedados, cacahuetes y refrescos, una actividad casi desconocida en la Cuba socialista de hace algunos años.
Gruesas columnas de caminantes arribaron al sitio desde distintos puntos de la capital cubana, y caravanas de autobuses transportaron feligresos desde las provincias de Pinar del Río, al oeste, y de Matanzas, al este.
"Me causa mucho dolor no poder ir a ver al Papa", dijo Mireya a IPS en el vestíbulo de un edificio de oficinas de la zona céntrica, donde hoy debía cumplir turno en la recepción.
Procedente de la provincia de Ciego de Avila, 521 kilómetros al oriente de La Habana, Mireya asiste habitualmente a misa, para comulgar y rogar a Dios y el Papa que "un día Cuba alcance la prosperidad".
Banderas de Cuba y del Vaticano, así como globos amarillos con la leyenda "siempre fiel", eran portados y agitados por la multitud que acudió a recibir la eucaristía de Juan Pablo II.
El Papa habló desde un altar coronado por una cruz, detrás del cual se hallaba una enorme imagen de Cristo pintada sobre tela y tendida desde el techo de la Biblioteca Nacional. Otra tela recordaba en grandes letras rojas que "la paz es obra de justicia".
A la derecha del sitio donde el Papa ofició la histórica misa se encuentra un enorme retrato permanente de Ernesto "Che" Guevara, y al otro extremo, el monumento al prócer nacional José Martí.
Un coro de 1.000 voces respaldado por la Orquesta Sinfónica Nacional animó la misa con musica y canciones religiosas que la mayoría de los presentes, educados en el ateísmo, escuchaban por primera vez.
El presidente Fidel Castro, protagonista de actos y manifestaciones en la Plaza de la Revolución en defensa del socialismo cubano, se encontraba en la primera fila del público escuchando atentamente la misa y las consignas de apoyo al Papa voceadas por los asistentes.
"Sentimos que a partir de ahora será imposible a los que estamos aquí no amarnos como hermanos, no perdonar nuestras ofensas recíprocas, no olvidar agravios y no abrirnos a la verdad dicha con serenidad", afirmó el arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, al dar por comenzada la misa de este domingo.
Al igual que en las tres misas anteriores y en las otras actividades que el Papa cumplió desde el miércoles, cuando arribó a Cuba, el público presente en la Plaza de la Revolución manifestaba una serena alegria. (FIN/IPS/sh/ff/cr/98