La Iglesia Católica de Cuba deberá ampliar su espacio de acción si pretende promover una nueva sociedad, más justa, basada en la tolerancia y el diálogo, como la que pidió el papa Juan Pablo II.
"Grande es la confianza que el pueblo cubano ha depositado en la Iglesia", comentó el Papa en un mensaje a la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, poco después de su última misa en la isla, oficiada este domingo en la Plaza de la Revolución de La Habana.
"Es verdad que algunas de estas expectativas (populares) sobrepasan la misión misma de la Iglesia, pero es también cierto que todas deben ser escuchadas, en la medida de lo posible, por la comunidad eclesial", agregó.
El Papa se reunió con los obispos cubanos en la última jornada de su visita de cinco días a Cuba y poco después de la misa, en la que criticó por igual al socialismo y al neoliberalismo como sistemas.
Frente al presidente Fidel Castro, y aplaudido por más de medio millón de personas, Juan Pablo II pidió este domingo la creación de una sociedad capaz de vincular libertad individual y justicia social.
"Busquen estos espacios de forma insistente, no con el fin de alcanzar poder, lo cual es ajeno a su misión, sino para acrecentar su capacidad de servicio", dijo a los obispos.
Para el Papa, el número creciente de personas que se acercan a la iglesia cubana debe conducir a "reclamar el lugar que por derecho le corresponde (a la Iglesia Católica) en el entramado social", pero no a exigir "una posición hegémonica o excluyente".
"Es normal que la Iglesia tenga acceso a los medios de comunicación social: radio, prensa y televisión", afirmó Juan Pablo II, y comentó que "un estado laico no debe temer, sino más bien apreciar, el aporte moral y formativo de la Iglesia".
En este empeño "procuren la sana cooperación de las demás confesiones cristianas" y "un diálogo franco con las instituciones del Estado y las organizaciones autónomas de la sociedad civil", aconsejó el pontífice a los obispos.
En otra reunión, el Papa exhortó a miembros de denominaciones evangélicas de Cuba a "colaborar de mutuo acuerdo (con la Iglesia Católica) en proyectos comunes que ayuden a toda la población a progresar en la paz y crecer en los valores esenciales del Evangelio".
La solicitud de acceso de la jerarquía católica a los medios de comunicación se suma al reclamo, varias veces mencionado por Juan Pablo II, de que la Iglesia Católica pueda educar y que los padres tengan derecho a escoger la doctrina en que formarán a sus hijos.
El Papa apoyó así dos de las más antiguas demandas de la Iglesia Católica cubana desde que en la década del 60, el socialismo imperante puso las escuelas y los medios de comunicación en manos del Estado.
"Cuando la Iglesia reclama la libertad religiosa no solicita una dádiva, un privilegio, una licencia que depende de situaciones contingentes, de estrategias políticas o de la voluntad de las autoridades, sino que está pidiendo el reconocimiento de un derecho inalienable", dijo.
La Iglesia Católica en Cuba "no está sóla ni aislada", aseguró el pontífice, y destacó el papel de los obispos, que "han sostenido que la libertad del hombre está por encima de toda estructura social, económica o política".
Entre los desafíos de la conferencia episcopal se cuenta "afrontar con caridad pastoral las situaciones en las que se ve amenazada la vida humana y su dignidad", entendidas entre esas amenazas el aborto y el divorcio.
Como "ministros de la reconciliación", los católicos deberán recordar que "el perdón no es incompatible con la justicia", elemento esencial si se quiere "consolidar una convivencia justa y digna, en la que todos encuentren un clima de tolerancia y respeto recíproco".
Para la reconciliación se requiere que los exiliados colaboren con el progreso de Cuba, "evitando confrontaciones inútiles y fomentando un clima de positivo diálogo y recíproco entendimiento", advirtió el Papa.
Al mismo tiempo, exhortó a la Iglesia Católica cubana a poner énfasis especial en los jóvenes "que anhelan mejores condiciones para desarrollar su proyecto de vida personal y social".
Para los laicos católicos, el reto consiste en estar presentes en todos los sectores de la vida social y contribuir de forma activa a la apertura de un diálogo para el progreso del país. (FIN/IPS/da/ff/ip cr/98
