En una medida poco usual en los últimos años, el gobierno de Costa Rica reforzó hoy la presencia de la guardia naval en aguas limítrofes con Nicaragua, para proteger a pescadores nacionales, según informó el canciller en ejercicio, Rodrigo Carreras.
La decisión no implica ningún gesto de enemistad, pero refleja el malestar de Costa Rica frente a un viejo problema, como lo es la captura de pescadores artesanales costarricenses por parte del ejército de Nicaragua, alegando que pescan ilegalmente en sus aguas.
El problema de la pesca artesanal en aguas limítrofes entre Costa Rica y Nicaragua, en una frontera sin demarcar, impidió hace dos semanas un acuerdo bilateral de cooperación y esta semana terminó por calentar los ánimos.
Carreras dijo vehementemente a un noticiero de televisión que "no será capturado un costarricense más" por el ejército nicaragüense.
Nicaragua se había comprometido a devolver este martes ocho lanchas costarricenses que permanecían detenidas desde el año pasado en el vecino pais. Sin embargo, seis de ellas no fueron liberadas, porque un oficial naval estaba cobrando 600 dólares de derecho de salida.
Esta situación indignó a la cancillería costarricense y el mismo Carreras aseguró haber advertido al ministro de Relaciones Exteriores nicaragüense Emilio Alvarez que las relaciones entre los dos países están amenazadas por "la insolencia de un funcionario naval en Bluefields" (Caribe nicaraguense).
Las lanchas fueron liberadas finalmente este miércoles, pero las raíces del conflicto permanecen.
Costa Rica manifestó malestar porque el gobierno de Arnoldo Alemán negó permiso de faena a 200 pescadores artesanales costarricenses.
La cancillería costarricense esperaba que esas autorizaciones se dieran sin problemas, en gesto de reciprocidad por los cerca de 350.000 nicaraguenses que viven y trabajan ilegalmente en este país.
Sin embargo, el canciller nicaragüense dijo hace 15 días que su gobierno no puede otorgar los permisos, porque las leyes nacionales de pesca lo impiden y porque la presencia de esos pescadores dañaría los recursos de la zona.
Ante esa respuesta, Costa Rica decidió congelar el trámite de los permisos de trabajo solicitados por inmigrantes nicaragüenses, que no podrán entonces regularizar su situación migratoria.
El canciller costarricense Fernando Naranjo dijo entonces que su gobierno no pretende efectuar deportaciones masivas, pero advirtió que, si no se llega a un acuerdom, "vamos a tener una situación delicada".
"Espero que el gobierno de Nicaragua tenga la madurez necesaria para entender que el tema de los pescadores artesanales es muy importante y sensible para nosotros, como lo es para ellos el de los migrantes nicaragüenses", declaró Naranjo.
Las negociaciones continuarán el 7 de febrero en Nicaragua, pero el canciller en ejercicio, Carreras, no es optimista sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo sobre ese y otros temas. No obstante, puntualizó que es posible lograr algún avance. (FIN/IPS/mso/ff/ip/98