/CIUDADES DEL MERCOSUR/ BRASIL: Gilberto Gil, entre los caminos del arte y de la ciencia

Artista es aquel que escribe un capítulo de su tiempo y el de Gilberto Gil es uno de los que mejor resumen la historia reciente de Brasil: la que comenzó en 1967 contra la dictadura militar, con el movimiento conocido como "tropicalismo".

En el umbral del siglo XXI permanece vigente con nuevas preocupaciones como el futuro de la ciencia.

"Creo que ahora justo al final del siglo hubo un acercamiento entre los dos universos, el del arte, de la religión, de la filosofía, de la magia, y el de la ciencia, principalmente a causa de la relatividad, la mecánica cuántica, la cibernética y la informática", dijo Gil en entrevista con IPS.

Ambos universos caminarán juntos en el proximo siglo, la ciencia con su compromiso con la verdad y la realidad, y el arte, por su lado "con fantasía y sin compromisos", indicó.

Ambos mundos son necesarios para develar el misterio de la naturaleza del mundo. "Yo acostumbro decir que el dios de la ciencia es el dios de la certeza, en tanto que el Dios del arte es el dios de la belleza", agregó.

En Quanta, su último disco, Gil traslada al lenguaje poético este tipo de cavilaciones sobre el futuro.

"Pensé que sería importante utilizar el vehículo de la música popular para informar sobre este mundo a la gente de la calle, a las personas que no tienen tiempo o las condiciones para acercarse a temas como éste", explicó Gil, el primer artista brasileño en tener una pagina en Internet.

Su amor por este nuevo tipo de comunicacion mundial mereció una canción en su último disco doble. Pero tras un entusiasmo inicial por el mundo de la comunicacion inter-redes, hoy reconoce que está saturado de los "web site", "disquetes" y "gigabytes".

"Mi relacion con Internet se asemeja a todas mis históricas relaciones con las máquinas", dice Gil. "Es una relacion al mismo tiempo de fascinación y de fastidio. Al igual que con los amplificadores y simplificadores que al principio me atraían y ahora me fastidian".

En Quanta también hay espacio para otras preocupaciones, como el enfrentamiento entre las religiones evangélica y católica.

En "Guerra Santa", el cantautor describe un famoso episodio reciente en el que un pastor de la Iglesia Universal del Reino de Dios patea frente a las cámaras de televisión la imagen de Nuestra Señora de Aparecida, la patrona de Brasil.

Aunque apoya al Partido Verde, dice que ahora cree en la política expresada a través de canales diplomáticos como la Organización de las Naciones Unidas.

"Perdí un poco ese gusto por la lucha, por la pelea, por esa expresión marcial que tiene la política, de tener enemigos, de vencerlos. Eso está hoy muy lejos de mi, que soy pacífico, que prefiero la comprensión. Creo que hoy sería mejor diplomático que político", dice el autor, que tiene ya más de 50 años.

Sus nuevas preferecias encontraron el marco para expresarse. Gil aceptará una propuesta de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) de ser su "artista de la paz", título dado por primera a un brasileño.

Pero como en todas sus concepciones, la de la paz también tiene una definicion a su estilo.

"Yo pienso que la polarizacion entre la guerra y la paz siempre existirá porque es una característica propia de la naturaleza humana. Cuando pienso en la paz me refiero a la posibilidad de equilibrio entre ambos polos", dice.

Gil atribuye estas visiones a una vejez que dice adorar porque es el momento de la vida en que se unen "el cuerpo viejo con el alma que rejuvenece, es la union del viejo con el infante".

Esta filosofía de vida le permite aceptar también, por ejemplo, los nuevos rumbos que ha tomado la música brasileña, lejos de sus raíces y que él justifica y atribuye a "la globalización del arte".

"La música brasilena, las tradiciones locales estaban muy protegidas en el pasado. Ahora en la nueva era de la globalización, ésta y otras culturas se están acercando con mucha velocidad y todas se alimentan entre sí", sostiene.

"Pero creo que en el futuro se va a sentir la falta de las cosas del pasado y surgirá un nuevo movimiento que las rescatará. Este es el proceso evolutivo de la historia", agrega.

Sin embargo, Gil no admite que haya perdido la rebeldía del pasado y asegura que hoy su insatisfaccion es la misma.

"Me siguen preocupando los viejos temas como el 'apartheid', el problema de la inclusión de los históricamente apartados y los nuevos desafíos que hacen más dramáticos esos viejos problemas, como los cambios tecnológicos cada vez más veloces que hacen más grandes las diferencias sociales", explica.

"Pero ahora expreso mi inquietud de manera distinta, porque lo hago con palabras de un hombre más viejo, como soy ahora", dice Gil. (FIN/IPS/ff/ag/cr/98

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