El gobierno de Chile y el sector privado iniciaron gestiones para competir con las exportaciones de Asia en terceros mercados, y al mismo tiempo potenciar la presencia comercial del país en esa zona deprimida por la crisis.
ProChile, entidad gubernamental de promoción del comercio exterior, reunió durante 10 días a los agregados comerciales del país en el sudeste asiático, para analizar la situación en esa zona, receptora en 1997 de 34 por ciento de las exportaciones chilenas.
Héctor Casanueva, director de ProChile, informó este viernes que como consecuencia de este análisis se iniciará un monitoreo de terceros mercados, tanto en búsqueda de nuevos clientes como para competir con las propias exportaciones asiáticas.
Esta labor, en que trabajarán conjuntamente el gobierno y el sector privado, cubrirá el conjunto de las áreas comerciales, dando prioridad al Mercado Común del Sur (Mercosur), que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Chile, asociado al Mercosur desde octubre de 1996, tiene en ese bloque sudamericano su mayor mercado para la colocación de manufacturas, que ahora tendrán la competencia de la oferta asiática, abaratada por las devaluaciones monetarias.
Mientras los productos de los tigres asiáticos compiten con los chilenos en América Latina, la crisis repercute también en una menor demanda de las materias primas que Chile venía colocando profusamente en Japón y el Asia-Pacífico en general.
El cobre, los productos agrícolas y pesqueros y la oferta forestal de Chile encontraron amplia acogida en las últimas décadas en esa zona, que hasta la crisis registraba los mayores índices de crecimiento del producto.
El cobre chileno, de gran demanda en China y los países asiáticos de reciente industrialización, vio caer abruptamente su cotización, de más de un dólar la libra como promedio en 1997, a 76 centavos de dólar la libra en el curso de este año.
La crisis asiática afectará igualmente los precios internacionales de la celulosa y la harina de pescado, productos que junto al cobre configuran los pilares de las exportaciones chilenas.
Los problemas comerciales provocados por la crisis desataron desde diciembre en Chile un desplazamiento de inversiones desde títulos accionarios a la compra de divisas.
El dólar, cuya cotización hasta noviembre de 1997 se mantenía en torno a los 415 pesos, llegó a venderse este mes a 470 pesos, para situarse este viernes en 454 pesos gracias a las intervenciones del Banco Central.
El instituto emisor dispuso también incrementos en las tasas de interés para estimular el ahorro interno y deprimir las compras de divisas, pero la banca privada reaccionó esta semana con aumentos desmesurados de sus propias tasas.
El encarecimiento del crédito provocó protestas de los empresarios e hizo bajar la demanda de préstamos hipotecarios, que se emplean preferentemente en la adquisición de viviendas.
La industria de la construcción, que en una semana despidió a 7.000 trabajadores, es una de las más afectadas por los coletazos de la crisis asiática, junto a las actividades más vinculadas al comercio exportador.
En la evaluación del gobierno del presidente Eduardo Frei, las dificultades financieras y bursátiles que enfrenta hoy la economía chilena son la consecuencia del impacto comercial de la crisis asiática.
Es bajo esa premisa que las gestiones iniciadas por ProChile tenderán a contrarrestar ese impacto en su doble dimensión: recuperar mercados en Asia y al mismo tiempo buscar fuentes alternativas para colocar las exportaciones del país. (FIN/IPS/ggr/ag/if/98