Los mismos problemas se discuten una y otra vez sin que se tomen decisiones o se hallen soluciones en las reuniones donde los gobiernos debaten la integración del Caribe, según sus propios participantes.
Los primeros ministros de los siete países de la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECS) se reunieron dos días a fines de la semana pasada en Santa Lucía.
Los gobernantes volverán a conversar con sus pares de la Comunidad del Caribe (Caricom) en una arrolladora serie de reuniones que los llevará a Granada, Trinidad y Tobago, Bahamas y Chile en un período de tres meses.
En julio, los primeros ministros retornarán a Santa Lucía para celebrar la 19 conferencia anual de jefes de gobierno de la Caricom.
Pero muchas voces comienzan a cuestionar la efectividad de estos encuentros, sobre todo procedentes de los pequeños estados insulares del Caribe oriental que atraviesan crisis económicas debido al fallo de la Organización Mundial de Comercio que afectó el acceso de su banano al mercado europeo.
La decisión de fines de 1997 podría derivar en el desmantelamiento del régimen bananero de la Unión Europea, lo que, a su vez, devastaría las economías del Caribe oriental, donde ese cultivo es una de las bases de la estructura social.
En algunos casos, el banano constituye la única exportación del país. La paciencia, en especial la de los agricultores de Santa Lucía, parece estar acabándose.
Como resultado, el interés del público en la cumbre de la semana pasada fue reducido e incluso la prensa reprodujo las declaraciones oficiales sin comentarios adicionales.
La paciencia no solo se estaba acabando fuera del lujoso hotel Rex de Santa Lucía, sino también en su interior, donde algunos expresaron su preocupación porque el proceso de integración regional entre los estados de la OECS se vio impedido por varios obstáculos evitables.
El primer ministro anfitrión Kenny Anthony, ex funcionario de Caricom que llegó al poder tras una abrumadora victoria electoral en mayo, estuvo entre quienes se pronunciaron con mayor énfasis al respecto.
"No existe mayor amenaza al espíritu de la integración que nuestra persistente incapacidad de concretar las decisiones adoptadas", declaró ante sus pares.
En el centro de la cuestión se halla la incapacidad de algunos estados miembros de imponer una "tasa sobre la disposición de residuos sólidos" a los barcos cruceros que entran a los puertos de la región. Ello "dañó severamente la credibilidad de todos los gobiernos", aseguró Anthony.
"La demostración de nuestra falta de voluntad y resolución política envió una desafortunada señal a poderosos intereses económicos en cuanto a que podemos ceder, y lo haremos, a las viejas tácticas de 'dividir para gobernar' que nos han subordinado a lo largo de la historia", añadió.
"Esta situación no debe repetirse y solo la más resuelta consolidación de solidaridad nos salvará de la persistente genuflexión hacia aquellos que pretenden sacrificar nuestra viabilidad económica y social", advirtió Anthony.
"Después de 17 años de la creación de la OECS, sería un error continuar como si no hubiera necesidad de revisar ninguna de nuestras instituciones. El mundo cambió, así como las circunstancias de nuestros países", dijo, por su parte, el primer ministro de Antigua y Barbuda, Lester Bird.
La OECS se creó el 18 de junio de 1981 tras la firma del tratado fundacional en San Cristóbal. "Algunos de los fines por los que creamos esta organización se alteraron y ahora necesitamos reconsiderarlos para que la institución se adecue a nuestras inquietudes", afirmó Bird.
Bird argumentó que, aunque estaba de acuerdo con el director general de la OECS, Swinbourne Lestrade, sobre la necesidad de instituciones fuertes para llevar adelante el proceso, "también hacen falta instituciones adecuadas, orientadas a las necesidades de todos los estados miembros".
Por su parte, el primer ministro de San Cristóbal y Nevis, Denzil Douglas, expresó su preocupación de que, aunque es bueno hablar sobre nuevas y ampliadas funciones de las instituciones de la OECS, existen estados miembros que no pagan sus obligaciones.
"¿Cómo se podrá concretar la ampliada representación de la OECS en Europa si los gobiernos miembros no cumplen sus obligaciones financieras con las instituciones de la organización?", preguntó Douglas.
"Este problema debe resolverse con prioridad porque el éxito de muchas de nuestras instituciones subregionales depende de los fondos, la eficiencia y el poder de la Secretaría de la OECS", dijo Douglas.
La Secretaría de la OECS, con sede en Santa Lucía, se convirtió en el centro de atención en los últimos años debido a su intento por reducir los costos y aumentar la eficiencia.
La decisión de trasladar la Unidad de Asuntos Económicos de la Secretaría desde Antigua a la sede de la OECS fue criticada hace dos años pero ahora los líderes afirman que la medida ahorró a la organización más de 370.000 dólares por año.
De todas maneras, Lestrade aún se queja de que, aunque la Secretaría pasó por un "período de reconstrucción institucional", persisten algunos problemas.
Pero los jefes de gobierno de la OECS están de acuerdo que el grupo necesita trabajar más para profundizar el proceso de integración. Sin dejar de lado el fin del mercado y la economía únicos de Caricom, los líderes acordaron perseguir con más ahínco la meta de un mercado único de la OECS.
El primer ministro de Barbados, Owen Arthur, quien también asistió al encuentro aunque su país no integra la OECS, se situó en la vanguardia de las discusiones entre los estados del Caribe para actuar con mayor diligencia por la creación de un mercado y una economía integrados.
Arthur volverá a Santa Lucía en julio para informar sobre los progresos realizados a sus colegas de Caricom y, según los observadores, probablemente declare que la última reunión de la OECS fue de un valor insignificante. (FIN/IPS/tra-en/wg/cb/aq mj/ip-if/98
