BRASIL: Una ley contra mortal "epidemia automovilística"

Brasil empieza a aplicar el viernes próximo un nuevo Código Nacional de Tránsito, en un intento por contener el avance de la mortalidad provocada por lo que se ha llamado una "epidemia automovilítica".

El automóvil es una máquina perfecta para el suicidio de la humanidad. En Brasil su contribución al calentamiento de la tierra es aún modesta, comparada a la de países ricos, pero la mortandad por accidentes alcanza cifras escandalosas.

Entre 1960 y 1997, los vehículos automotores mataron a unas 614.000 personas en el país, calculó el diario Folha de Sao Paulo, sumando datos del Departamento Nacional de Tránsito (Denatran) hasta 1996 y estimando en 28.000 las del año pasado.

Estas cifras son conservadoras, pues sólo incluyen a quienes mueren en forma inmediata, en calles y carreteras, pero no a los que vienen a fallecer más tarde, como consecuencia de las heridas que afectan a cerca de 350.000 personas al año.

En todo el mundo, los accidentes de tránsito provocan medio millón de muertes al año y dejan heridos a 15 millones de víctimas, apareciendo como una de las peores amenazas a la vida, según la Organización Mundial de Salud (OMS).

Esa especie de epidemia crece con el desarrollo, al contrario de otras. En el año 2020 se constituirá en la tercera causa de mortalidad y secuelas graves, detrás de enfermedades cardíacas y depresión, prevé la OMS.

En Estados Unidos cobra 42.000 vidas al año y 150.000 millones de dólares de pérdidas económicas, 17.000 millones en tratamiento médico, el rubro más abultado en el área de salud, según las autoridades.

En Brasil el costo anual, incluyendo tratamientos, gastos del gobierno y de la previsión social, llega a 10.000 millones de dólares, estima el médico David Duarte Lima, presidente del Foro por la Paz en el Tránsito de Brasilia.

De cada cien muertes en el país, 3,5 se deben a accidentes de tránsito, índice que es de 2,2 en Estados Unidos y mucho menor en Europa, comparó el médico. La mitad de los brasileños mayores de 65 años tiene alguna herida provocada por vehículos, pero en Francia es igual, añadió.

La nueva legislación brasileña busca reducir la matanza, con penas más severas, que incluyen encarcelamiento de hasta ocho años o multas de 800 dólares, y exigiendo mejor capacitación de los conductores.

Las penas más duras se aplican a los infractores con índice alcohólico excesivo. Esto responde al hecho de que 61 por ciento de los conductores que provocan accidentes están ebrios, según una investigación realizada en cuatro grandes capitales estaduales del país.

Pero su aplicación enfrenta problemas. El senador Odacir Soares defiende el aplazamiento de entrada en vigor, alegando que se trata de una legislación compleja, con más de 300 infracciones previstas, que exigen modificar hábitos y un período de adaptación.

La propuesta fue rechazada por el presidente Fernando Henrique Cardoso, ante argumentos esgrimidos por autoridades del sector, como el director de Denatran, José Roberto Souza, en el sentido de que el código se aprobó tras seis años de discusión en el Congreso y postergarlo significaría mantener la mortandad.

Pero el propio gobierno contribuyó a aumentar la confusión, reconociendo que la mayor parte de las disposiciones no se aplican de inmedidato, por falta de reglamentación, y anunciando que pronto enviará un proyecto de ley que modificará el Código, especialmente las multas y otros castigos.

Además, mientras las autoridades apuntaron el 23 de enero como la fecha de entrada en vigor del nuevo Código, la justicia corrigió la fecha para este jueves, porque se cumplen los 120 días desde la publicación de la ley, plazo establecido para preparar su aplicación.

Los datos indican que la mortalidad en el tránsito crece especialmente en los países en desarrollo. En Brasil fueron 9,78 muertes por cada 10.000 vehículos en 1996, frente a 1,8 en Japón y a poco más de dos en Europa, pero sube a 22 en Corea del Sur.

Los países industrializados tuvieron casi un siglo para desarrollar su convivencia con el automóvil, mientras se aumentaba gradualmente la velocidad y la cantidad de vehículos.

En Brasil, el número de automóviles creció vertiginosamente a partir de los años 60, invadiendo carreteras y calles ya con altas velocidades, sin tiempo para que la población se adaptara. De 508.600 vehículos que había en el país en 1960, se pasó a 10,7 millones en 1980 y 27,5 millones en 1996, segn datos de Denatran. (FIN/IPS/mo/ag/pr/98

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