Los grandes ladrones de la historia tomarán por asalto el Sambódromo de esta ciudad durante el carnaval, cuando desfilarán en una de las mas polemicas escuelas de samba de la temporada, la "Samba en los pies, manos en alto, esto es un asalto".
En el galpón de la escola de samba "Unidos de Porto da Pedra", cientos de hombres y mujeres trabajan incansablemente, día y noche, afinando los últimos detalles de las carrozas alegóricas.
Un hombre encaramado en una gigantesca cabeza de Robin Hood, da pinceladas doradas al rostro del legendario ladrón que robaba a los ricos para ofrecer el botín a los pobres.
Un joven pule el monumental cuerpo púber de Hermes, el Dios de los Ladrones en la mitología griega.
En otro rincón del caluroso galpón se termina de secar la pintura de decenas de camas rococó donde el legendario mujeriego Casanova vivirá públicamente y ante todos los espectadores del Sambódromo sus aventuras amorosas en la carroza dedicada al "gran ladrón de corazones".
Pero la carroza que los trabajadores del carnaval muestran con más orgullo es la representada por un gigantesco tren postal, el robado por el más famoso asaltante de la historia contemporánea, el ingl'3s Ronald Biggs, refugiado en Rio de Janeiro.
"Biggs surgió en el enredo para hacer un paralelo con la mayoría de los políticos brasileños que también roban como él robo y que nunca son condenados", explicó a IPS el creador de la alegoría, el arquitecto Mauro Quintaes.
"De la misma manera que Biggs fue aceptado por Brasil y por Rio de Janeiro y hasta hoy está libremente caminando caminando sin haber recibido un castigo por lo que hizo, muchos políticos brasileños corruptos andan impunes por nuestras calles", agregó.
Inicialmente Biggs, que recientemente se vio beneficiado por una negativa de extradición de la justicia brasileña a su par británica, había sido invitado a desfilar en la carroza en su honor, corriendo delante del tren sobre una cinta de movimiento infinito.
"Estaría siempre corriendo, simbolizando su vida, siempre huyendo y tratando de librarse de la justicia inglesa, y los grandes brazos de la ley inglesa intentando capturarlo sin éxito", explicó.
Pero el ladrón británico, que actualmente intenta la obtención de la nacionalidad brasileña, no quiso robar escena en el carnaval y, asesorado por sus abogados, rechazó la invitación.
"El tren está muy bien hecho, se parece mucho al tren que yo robé, pero yo no quiero estimular el crimen. Bastante sufrimiento tiene el pueblo carioca con los asaltos", expresó Biggs a la prensa al visitar el galpón de Unidos do Porto da Pedra.
" A las personas que estarán en el Sambódromo que van a divertirse no les gustará ver allí lo que sufren cotidianamente", agregó.
La irónica interpretación del famoso ladrón es la misma que hicieron gran parte de la prensa carioca. "Es una apología del crimen", criticaron muchos al unísono.
Pero acostumbrado a la polémica- el año pasado llevó a los pacientes de un hospital psiquiátrico a desfilar en el sambódromo en una carroza dedicada a la reintegración de los locos a la sociedad- Quintaes no se preocupa con las críticas.
"El objetivo de nuestro enredo -alegoría – es usar el carnaval carioca como un vehículo de protesta del pueblo brasileño. Como el carnaval es la mayor fiesta popular del mundo mi objetivo es hacer una gran denuncia contra la situación de los robos en Brasil", dijo.
"Todo el mundo cree que sólo por llevar a la Marques de Sapucai -avenida principal del sambódromo- a un personaje, esto quiere decir que homenajeado, pero puede ser lo contrario, él puede estar siendo duramente criticado, siendo juzgado por ese gran público del carnaval", enfati'po.
Para justificar su tono de denuncia, Quintaes se refirió a otra de las carrozas de la alegoría, en donde desfilarán hacinados dentro de pequeñas cárceles por lo menos tres ex presidiarios en cada una.
La carroza representará la superpoblación carcelaria, uno de los grandes problemas del sistema penitenciario brasileño y que causa un promedio de tres rebeliones o motines por semana.
"El gran momento del carnaval será cuando yo pida la reintegración de los presos a la sociedad .Aquellos que ya pagaron su deuda tienen que ser aceptados por la sociedad y el carnaval será una oportunidad para el comienzo de esa reintegración", sostuvo.
En otra ala de la escola de samba, los brasileños y turistas que desfilen en ella usarán un disfraz en el que previamente deberán haber escrito un sí o un no sonbre la aplicación de la pena de muerte.
"Nuestra justicia dentro del desfile no será una justicia ciega. Tendrá lentes y verá muy bien a favor de pocos", concluyó.
Sin necesidad de todas estas detalladas explicaciones, el gran público brasileño ya comenzó a interpretar el verdadero objetivo de Quintaes.
" Me encantó este enredo porque habla de ladrones, habla de la vida real, y es necesario denunciar nuestra verdad", sintetizó Elaine Constant,una habitante de un barrio marginal de Rio de Janeiro. (FIN/IPS/ff/dg/cr/98