ARGENTINA: Ya tiene precio la crisis en Asia

Desde que se estabilizó la economía argentina en 1991, la industria ganó competitividad en base a modernización tecnológica, rebajas impositivas y despidos, pero la mayor parte de ese ahorro quedó neutralizado con la crisis financiera en Asia.

Así lo indica un estudio realizado este mes por el Instituto de Desarrollo Industrial, que concluye que la crisis en los países asiáticos se devoró 40 por ciento del ahorro de costos de las exportaciones en general y 70 por ciento de las que son de origen industrial.

Esa reducción había sido lograda desde que se puso en marcha el plan de convertibilidad de la moneda en 1991 mediante la compra de máquinas, las rebajas en los aportes previsionales, el achicamiento de plantillas de personal y la flexibilización del mercado laboral.

El costo de la crisis asiática y su consecuente ola de devaluaciones en los países de esa región se sintió fuertemente en Argentina en la industria automotriz, textil y de calzado, y ya se observa también en las ventas de petróleo y productos agropecuarios.

Al ritmo de las depreciaciones monetarias asiáticas el mercado mundial se ve inundado de mercadería provenientes de esa región, que resultan más competitivas que las de los países de América Latina.

El sector del calzado es un ejemplo de los efectos de la crisis. En julio, Argentina importaba de Asia 340.000 pares. En agosto fueron 590.000 y en octubre y noviembre, cuando se agudizó la crisis, las importaciones treparon a más de dos millones de pares por mes.

En el rubro agrícola, en diciembre las ventas estaban atrasadas en más de 2.000 millones de dólares respecto a igual mes de 1996.

El maíz es el grano más perjudicado por la crisis en Asia adonde Argentina dirige 40 por ciento de su excedente, pero también hay preocupación entre los productores de trigo y de oleaginosas.

Los productores agropecuarios estiman que si Argentina no encuentra mercados alternativos donde colocar sus granos, el campo perdería alrededor de 624 millones de dólares por la caída de ventas.

La crisis bursátil y financiera en Asia repercutió en toda la región. Al finalizar 1997 América Latina había crecido 5,3 por ciento en conjunto, pero para 1998 la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) pronosticó que la tasa caerá hasta 3,8 por ciento.

Los economistas de CEPAL observan que mientras Chile se verá directamente afectado por la caída en las exportaciones a Asia, para Argentina y Uruguay el coletazo será indirecto pues provendría de efecto que tendrá la crisis de Asia en Brasil.

Brasil es el principal cliente de Argentina, adonde destina más de 30 por ciento de sus exportaciones. Los esfuerzos brasileños para evitar una devaluación ya se hicieron sentir en Argentina, donde se restringieron los envíos de autos, petróleo, cereales y alimentos en 1997.

La producción automotriz de noviembre cayó 18,4 por ciento respecto del mes anterior. En 1996, ese mismo mes la producción había arrojado un incremento de más de cuatro por ciento. Los industriales ya prevén nuevas cesantías para los próximos meses.

La fábrica de Ford, que había adelantado las vacaciones de su personal en noviembre, anunció este mes que debido a la caída de la demanda en Brasil despedirá a 500 empleados, lo que representa más de 10 por ciento de su personal en este país.

En este sentido, el ministro de Trabajo Antonio Erman González ya anticipó que la crisis modificará la tendencia hacia una caída del desempleo, que había llegado a 13,7 por ciento en octubre último.

El efecto también se ve en las proyecciones macroeconómicas para 1998.

La tasa de crecimiento caerá de 7,7 a 4 por ciento, el déficit de cuenta corriente, que fue de 14.000 millones de dólares en 1997, superará los 18.000 millones y el déficit del comercio exterior, que rondó los 5.000 millones en 1997, podría duplicarse este año.

Los indicadores que muestran un desequilibrio externo preocupan a las autoridades, que este año deben cancelar compromisos externos por alrededor de 18.000 millones de dólares. Otros 2.000 millones deberán saldar las empresas particulares por deudas tomadas en el mercado internacional.

Los economistas argentinos admiten que si bien la crisis en Asia encontró a este país sudamericano con un sistema financiero y bancario saneado y concentrado, los efectos de las devaluaciones asiáticas sumados a una eventual desconfianza de los inversores en Argentina ya afectan a la llamada economía real.

Si a estos pronósticos se suma una devaluación en Brasil, una amenaza que no cede desde hace ya varios meses, las autoridades de Argentina deberán estar muy alertas este año para enfrentar nuevos desafíos de la economía globalizada. (FIN/IPS/mv/dg/if/98

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