ARGENTINA: Destitución de Astiz es "tardía e insuficiente"

Alfredo Astiz, símbolo de la represión ilegal durante la última dictadura militar en Argentina, es a partir de hoy un civil más que deberá buscar un trabajo.

Con la destitución firmada por el presidente Carlos Menem este viernes, el ex marino queda libre del arresto pero no de la causa que tiene pendiente con la justicia penal por 14 denuncias en su contra.

Organismos humanitarios, sobrevivientes de la represión y familiares de las víctimas reaccionaron este sábado con alivio y cierta disconformidad por la "tardía e insuficiente" decisión de Menem de separar a Astiz de la Armada, no por sus crímenes durante la última dictadura (1976-83) sino por sus declaraciones.

El decreto presidencial señala que la pena a Astiz se aplica por su "actitud inconsulta e irresponsable", que provocó una "gravísima repercusión política y social que afecta el prestigio de la Armada y de otras instituciones".

La presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, consideró que Menem es un "cínico y oportunista" que "no tuvo más remedio que quitarle el sueldo y las jinetas a ese asesino". Pero expresó su temor de que Astiz conserve el apoyo de la Armada y criticó que, con la destitución, vuelva a eludir la cárcel.

Astiz reivindicó los métodos de la represión clandestina, en una entrevista con el semanario Tres Puntos. Reconoció que hubo al menos 6.500 desaparecidos, se jactó de ser la persona mejor capacitada para matar a un político o a un periodista, y aseguró que la Armada lo preparó para poner bombas, matar e infiltrarse.

Sus declaraciones le valieron un arresto inmediato por 60 días – hoy suspendido por la destitución-, y 14 querellas por apología del crimen, ataque al orden constitucional y amenazas, que se unificaron bajo la responsabilidad de un juez federal que ordenó que se le realice un exámen psiquiátrico el jueves 29.

Al mismo tiempo, Astiz debió presentarse esta semana para declarar en distintos tribunales en los que se investiga la desaparición de un periodista en 1977 y la muerte de otro en 1995. El militar destituido se había referido a ambos en la entrevista publicada por Tres Puntos.

Amnistiado por sus crímenes durante la dictadura, Astiz podría ir a la cárcel por ataque al orden constitucional y por haber reconocido que participó del robo de menores, delito sistemático de la dictadura que no se incluyó en las leyes de punto final y obediencia debida que beneficiaron a más de 1.000 militares.

No obstante, el presidente optó por aplicarle la pena máxima de la destitución, que implica quitarle el grado, el sueldo mensual que cobraba como militar retirado y todos los beneficios de que gozara por pertenecer a la Armada, que hasta este mes lo consideraba uno de sus mejores hombres.

Menem había otorgado el indulto a los ex comandantes del régimen, condenados por graves violaciones de los derechos humanos, y justificó la medida en la necesidad de pacificar al país. Pero las revelaciones de Astiz mostraron que esa política pacificadora tenía graves fisuras.

La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carloto, sostuvo que la destitución de Astiz por decreto "es una buena noticia, un paso más". Pero aseguró que "aún falta mucho por hacer" y "nadie se puede conformar con su destitucin, porque Astiz debera estar en la cárcel".

Carloto también subrayó la contradicción de que la misma Armada que lo protegía hasta ahora lo separe de esta manera, y alertó sobre la necesidad de vigilar que no le conceda algún otro trabajo, como cuando hacía inteligencia naval luego del retiro, o que no le mantengan algunos de sus privilegios.

El padre de una de las víctimas de Astiz, Ragmar Hagelín, reconoció que la destitucin "es un paso adelante" porque el ex marino ya no tendrá protección, pero sostuvo que ahora "hay que tratar de que vaya preso".

En ese sentido juzgó "tardía e insuficiente" la decisión de Menem que hasta ahora no objetaba su permanencia en la fuerza.

Los declaraciones de Astiz provocaron un fuerte rechazo en la sociedad argentina, en el gobierno, en la oposición y en las propias Fuerzas Armadas, que en los últimos años se han ido subordinando al poder civil e hicieron una autocrítica en 1995, forzadas por revelaciones de otro marino: Adolfo Scilingo.

Scilingo, quien está en España, donde viajó para declarar en un juicio por la desaparición de ciudadanos españoles durante la dictadura, reconoció haber participado en operativos de la Armada en los que se trasladaba a prisioneros ilegales vivos en aviones de la Marina, se los adormecía y se los arrojaba desnudos al mar.

Este viernes, la Armada ratificó "su más enérgico rechazo a toda conducta que convoque a recrear pasadas antinomias y compromete su accionar bajo el sistema democrático y el imperio de la Constitución".

La marina tuvo la mayor participación durante la represión. Por eso, los organismos humanitarios se niegan a aceptar la decisión presidencial de demoler la Escuela de Mecánica de la Armada, donde funcionó el mayor campo clandestino de detención, con más de 4.000 prisioneros en plena ciudad de Buenos Aires.

Astiz, jefe de uno de los llamados "grupos de tareas" de la Armada durante la dictadura, se consideró como "un bruto" que lo mejor que hizo en su vida fue ingresar a la marina en 1968, a la que considera su familia. En 1975 fue enviado a Estados Unidos a entrenarse para la lucha antiterrorista.

Tras el golpe de Estado de 1976, se infiltró entre familiares de desaparecidos. Así participó del secuestro y la desaparición de dos monjas francesas y tres madres de desaparecidos que en una iglesia de Buenos Aires se reunían para juntar fondos con los que publicar avisos de prensa denunciando el secuestro de sus hijos.

Por este crimen, Astiz fue amnistiado en Argentina tras permanecer en prisión sólo nueve meses. Pero en Francia, un tribunal lo conden en 1990 a reclusión perpetua. Desde entonces, no puede salir del país, pues sería detenido por Interpol.

"Ese juicio de Francia es una imbecilidad", dijo Astiz en la entrevista de Tres Puntos. No obstante, ese proceso y la posterior presión del gobierno francés, le valieron su retiro anticipado de la Armada en 1995, a los 42 años, como pasaporte para una visita oficial de Menem a París.

Astiz también fue acusado de asesinar por la espalda a la estudiante sueca Dagmar Hageln, a la que reconoció haber confundido con Mara Berger, una dirigente del grupo armado izquierdista Montoneros, quien se encuentra desaparecida. Pero esta causa prescribió en 1988 sin que se haga justicia. (FIN/IPS/mv/ag/ip-hd/98

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