Los países de América Central avanzan hacia la construcción de un proyecto de desarrollo propio, tras décadas en que los programas y la propia historia fueron escritos por otros y el istmo era uno de los escenarios de la guerra fria.
El planteamiento corresponde al canciller de Guatemala, Eduardo Stein, que el viernes disertó en Caracas sobre los desafíos de la integración centroamericana ante el nuevo milenio.
Stein expuso en el Sistema Económico Latinoamericano (SELA), ante una audiencia numerosa de diplomáticos, académicos y personalidades, los logros y desafíos centroamericanos, ahora que acabados los conflictos internos y establecidas las democracias del área, los reflectores ya no iluminan su realidad como en épocas de crisis.
El canciller, que este sábado concluyó su visita de tres días a Venezuela, recordó que es la primera vez en la historia centroamericana que coexisten seis gobiernos salidos de las urnas y que recibieron el poder de otros seis gobiernos democráticos.
Pero la subregión aún se debate ante dos realidades: el "manoseado fenómeo de la globalización" y los "vestigios y marcos mentales que son resabios de la guerra fría" o el conflicto este-oeste, que llevó a tres de sus países a padecer largos conflictos internos, alentados desde fuera.
Nicaragua, El Salvador y Guatemala soportaron virtuales guerras civiles que destrozaron sus economías y su tejido social. El último de los países del área en lograr la paz fue Guatemala, donde en diciembre de 1996, el gobierno y la guerrilla firmaron un acuerdo, con apoyo internacional.
Panamá fue invadida en 1989 por Estados Unidos para derrocar y detener el general Manuel Noriega, y Costa Rica, un país sin ejército desde 1948, también resultó afectada por la crisis centroamericana, a la que se puso fin mediante un esfuerzo latinoamericano.
Honduras fue base de las actividades de Estados Unidos en el área, y especialmente de los combatientes "contras" que, con armas y financiación de Washington, lucharon contra el gobierno sandinista de Nicaragua.
Sobre el fenómeno de la globalización, Stein dijo que "nos afecta de manera brutal", mientras presiones externas antiguas y nuevas siguen tratando de imponernos decisiones y modos de hacer" y el istmo se reconoce no preparado ante el nuevo siglo y consciente de que "sólo juntos podremos enfrentarlo".
Stein, un periodista y académico que coordinó un comité latinoamericano de asistencia económica y social para América Central hasta la superación de la crisis, aseguró que los seis gobiernos están convencidos de "que sólo renovando nuestra integración podemos salir de nuestros problemas".
El canciller subrayó un hecho poco tenido en cuenta del istmo centroamericano: "El promedio de (edad de) su población es de 19 años".
"La mitad de nuestros pueblos tiene 19 años o menos", explicó, y bromeó: "Eso nos convierte en una región irresponsable, por nuestra carga juvenil, pero también nos da una enorme vitalidad".
Con ese bagaje y la identidad democrática común, los centroamericanos buscan "un proyecto propio, viable, sustentable y aceptable para nuestros pueblos" de desarrollo subregional.
Aseguró que durante la crisis centroamericana, lo que definiió como las mesas técnicas mantuvieron la integración, mientras las mesas políticas y militares casi la hacen zozobrar, después de ser el proceso más antiguo de América, como recordó el secretario permanente del SELA, el argentino Carlos Moneta.
Otro fenómeno fue la ausencia de una reflexión o de un proyecto de integración propio, según analizaron los seis presidentes del área en 1997. "América Central recibió más propuestas de regionalización y cooperaciónm del istmo desde fuera que desde dentro en los ultimos 20 años", dijo Stein.
Organismos multilaterales de todo tipo daban las recetas de lo que le convenía al istmo y allí se asumían en forma acrítica. "Ahora el deseo de los equipos de gobierno es contar con un proyecto ni tan nítido ni tan perfecto, pero nuestro", adujo.
La intención, aclaró Stein, no es separatista o "chovinista" sino "provocar un reencuentro entre nosotros y con los demás, sobre bases que respondan a necesidades y aspiraciones centroamericanas".
Una segunda medida es adegalzar y agilizar "el andamiaje institucional" de la integración. Para ello, las 13 secretarías actuales pasarán a ser una sola, en un proceso que cuenta con la voluntad política, aunque Stein dijó con humor que "es más difícil que ordeñar una hormiga con guantes de boxeo".
En cuanto a los desafíos, "el más resbaladizo es el vacío de nuestra propia historia". En América Central, "la historia parece interrumpirse hace 50 años", por el impacto de la guerra fría, "y se esfuma en la decada de los 80", explicó.
La mayoría de los trabajos escritos sobre la región en los últimos 20 años fueron hechos por extranjeros y sólo en esta década comienza un esfuerzo endógeno de interpretación histórica.
"No sabemos a plenitud que nos pasó", sentenció el canciller, quien dijo que esa es en parte la tarea de las comisiones creadas en los acuerdos de paz para investigar "las partes más horribles de abusos colectivos" en tres países.
Pero admitió que "hay temor de develar cosas", incluso por sus consecuencias juridicas, tras "capas y capas de abuso colectivo" comenzado a fines del siglo xix y que crean situaciones como la incertidumbre juridica sobre la propidad.
El caso al que más publicidad se ha dado es el de Nicaragua, en cuanto a las expropiaciones del gobierno sandinista, "pero es una situación que se repite en los demás" países, explicó Stein.
Añadió que reconstruir lo sucedido en ese aspecto es importante para que la población sepa qué propiedad tiene o no tiene.
El otro desafío de los centroamericanos, indicó el canciller guatemalteco, es resolver los problemas de seguridad ciudadana, ante los cuales los gobiernos "han sido incapaces de prestar los servicios adecuados" y cuya solución es determinante para el desarrollo del istmo.
Stein comparó el carácter transnacional del crimen organizado con el de los zancudos, "que tampoco reconocen fronteras" e indicó que un primer paso en favor de una salida conjunta fue la creación por los presidentes de un "acuerdo de seguridad democrática" de ámbito policial y militar.
También indicó que la región que constituye "la cintura de América", es ahora el corredor predilecto del narcotráfico y del despojo de bienes naturales y arqueológicos.
A título de ejemplo de la nueva visión que está afincándose en América Central respecto de los vecinos, que no se perciben ahora como foco de problemas, sino como puente de soluciones, Stein comentó que Nicaragua es destino de las mayores inversiones de los propios países centroamericanos.
Ese fenómeno se da porque la economía de Nicaragua es la que más crece, y por su vocación agricola, su poca población y su correcta inversión agraria puede ser el semillero para resolver el problema del desempleo en el área. (FIN/IPS/eg/ff/ip if/98