SUDESTE ASIATICO: Crisis expulsa mano de obra extranjera

La crisis económica que afecta al sudeste de Asia amenaza con expulsar a miles de trabajadores extranjeros que emigraron a las otrora florecientes economías asiáticas en busca de mejores salarios.

A medida que la crisis de la región comienza a tener sus consecuencias, Singapur, Malasia y Tailandia se proponen desalentar o incluso revertir la corriente de inmigración desde otras partes de Asia.

Tailandia, la más golpeada por la crisis desde julio, prepara un plan para despedir en un lapso de tres meses a trabajadores extranjeros, la mayoría de Indochina, y reemplazarlos por tailandeses, en un intento por aflojar la presión del desempleo en el país.

Las clases acomodadas de Singapur y Malasia se preguntan por cuánto tiempo podrán seguir manteniendo empleados domésticos extranjeros, mientras sus gobiernos endurecen las normas laborales.

Singapur, una ciudad-Estado con 3,5 millones de habitantes, cuenta con 100.000 empleadas domésticas extranjeras de un total de 450.000 trabajadores inmigrantes. Uno de cada siete hogares cuenta con este tipo de servicio, en su mayoría de Indonesia, Filipinas, Birmania y Sri Lanka.

La vecina Malasia tiene 140.000 empleadas domésticas de estos países y unos dos millones de trabajadores extranjeros, de los cuales 800.000 son ilegales.

El gobierno pidió a la población que reduzca la mano de obra extranjera no especializada, considerada un peso para los recursos financieros y causal del déficit de la cuenta corriente por el dinero enviado a los familiares en el exterior.

"Sin duda los malasios apoyarán esta política porque es evidente que corremos peligro de ser inundados por trabajadores extranjeros que traen problemas sociales, económicos, políticos y de seguridad para el país", manifestó un editorial del diario New Straits Times.

Otrora bienvenidos por su capacidad de trabajo, a menudo con salarios por debajo de los habituales, ahora a los trabajadores extranjeros del sudeste de Asia se les dice que deben volver a sus países.

La tendencia subraya los riesgos corridos por los trabajadores extranjeros cuyo trabajo es útil, pero serán los primeros en irse cuando la prosperidad económica se ve amenazada.

Desde que la crisis monetaria comenzó en Asia en julio, los trabajadores extranjeros pasaron de ser personas que ayudan a llenar la creciente falta de mano de obra a arrebatadores de empleos de los ciudadanos nacionales.

De la misma manera, los gobiernos de Tailandia y Malasia hacían, hasta ahora la vista gorda a los trabajadores extranjeros.

Cerca de 6.000 indonesios fueron detenidos a fines del mes pasado en una redada de trabajadores ilegales en Malasia. Así mismo, activistas denunciaron que se comenzó a despedir a obreros extranjeros en la construcción, que constituyen 70 por ciento del total de trabajadores del exterior.

Cuando la crisis monetaria afectó a Malasia el gobierno congeló el empleo de las trabajadoras domésticas extranjeras pero canceló la medida por la presión de las agencias que contratan a las mismas.

Desde entonces, las autoridades procedieron a endurecer las leyes sobre la contratación de empleadas domésticas.

El ministro de Recursos Humanos, Lim Ah Lek, está elaborando una enmienda a la Ley de Empleo de 1995 que obligaría a los patrones a despedir primero a los trabajadores extranjeros.

"La enmienda también es parte de otras medidas para detener la dependencia de los trabajadores extranjeros y la corriente hacia el exterior de nuestro dinero", dijo.

Activistas sostienen que incluso trabajadores con permisos de trabajo válidos corren riesgo de ser despedidos. Aegile Fernadez, de la agencia no gubernamental Tenaganita afirma que, tras ser despedidos, muchos trabajadores no pudieron volver a sus hogares porque sus documentos son retenidos por los empleadores.

El ministro de Comercio Internacional, Rafidah Aziz, también alertó a las compañías a que no empleen trabajadores extranjeros ilegales.

Para desfavorecer la contratación de empleadas domésticas extranjeras, el gobierno de Singapur anunció en noviembre un aumento del impuesto mensual a quienes solicitan trabajo extranjero.

El impuesto pasó de casi 10 dólares a 220 dólares estadounidenses, y será incrementado anualmente, anunció el ministro.

Pero todo indica que el interés de Singapur de reducir la contratación de extranjeros no funcionará fácilmente.

El debate pasa también por la demanda de centros de atención infantil de muchas madres trabajadoras, quienes se han quejado en programas radiales y la prensa sobre el alto costo del servicio.

Los servicios de atención infantil cuestan entre 22 y 382 dólares al mes, mientras una trabajadora doméstica extranjera puede emplearse por un salario mensual de 115 dólares, más el impuesto del gobierno.

La presencia de la trabajadora doméstica, además del ahorro monetario, permite a la madre pasar tiempo con sus hijos después del trabajo, en lugar de dedicarse a las tareas de la casa.

Por ahora, los singapurenses no están convencidos de que emplear a un trabajador extranjero sea malo para la economía. Y como el dólar de Singapur no sufrió como otras monedas asiáticas, aún creen que la rica nación puede permitirse pagar a otros para hacer un trabajo considerado una carga.

El gobierno también aumentó el impuesto para trabajadores no capacitados a 300 dólares mensuales, aunque bajó la tarifa para trabajadores altamente calificados.

Las medidas contra el trabajo extranjero en Malasia y Singapur podrían perjudicar a Indonesia, donde la inestabilidad financiera forzó al gobierno a solicitar un paquete de emergencia liderado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) de más de 30.000 millones de dólares.

La pérdida de empleos en el exterior dañaría una fuente clave de dólares para Indonesia, los 2.500 millones que sus trabajadores, la mayoría en Malasia, Singapur y Arabia Saudita, remiten cada año.

A la vez, el escenario no es el mejor en Indonesia. Muchos trabajadores ilegales de ese país en Medio Oriente fueron enviados a sus hogares recientemente, sumándose al número de personas en busca de empleo.

Además, unas 50 empresas buscaron aprobación del gobierno para despedir a más de 10.000 trabajadores. (FIN/IPS/tra-en/ks/js/aq-lp/lb-if-pr/97

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