La economía española ha tenido un buen desempeño en 1997, con una ligera mejoría social que no alcanza a superar el gran problema constituido por una alta tasa de desempleo.
La cotización de las acciones en las Bolsas españolas ha subido 40 por ciento en el año, las tasas de interés bajaron, la peseta mantuvo su valor frente a las monedas fuertes, la exportación siguió creciendo y el turismo se consolidó como la primera fuente de divisas del país.
En el plano negativo se debe anotar que la desocupación afecta a casi una cuarta parte de la población activa.
Según el Instituto Nacional de Empleo (INEM), el 13 por ciento de esa población carece de empleo, en tanto que la Encuesta Nacional de Población Activa (EPA) coloca a ese sector en más del 20 por ciento.
Tanto el INEM como la EPA registraron una reducción de dos por ciento en relación al año anterior.
También la central sindical de Comisiones Obreras (CC.OO.), una de las dos mayores del país, anotó datos positivos. Entre mayo y octubre de 1997 se firmaron 481.000 nuevos contratos de trabajo por tiempo indefinido, indicó.
Esa cifra triplica a la registrada en el mismo período del año anterior y, según CC.OO., se debe en gran parte al acuerdo social firmado por las centrales sindicales con el gremio empresarial y auspiciado por el gobierno del centroderechista José María Aznar.
En términos macroeconómicos, se debe anotar que el producto interior bruto (PIB) termina con un crecimiento superior a tres por ciento, la inflación se situará en torno a dos por ciento y el déficit público lo hará en el tres por ciento.
Este desempeño macroeconómico permitirá que España integre el restringido "club" de los países europeos con una economía sólida y una fiscalidad sana, requisitos indispensables para participar del lanzamiento del euro, la moneda de la Unión Europea que entrará en vigencia el 1 de enero de 1999.
Pero esto parecería insuficiente para satisfacer las necesidades sociales. La alta desocupación y ocho millones de personas que viven por debajo del nivel de pobreza, son preocupantes.
En su tradicional discurso navideño, el rey Juan Carlos se refirió por primera vez al tema y advirtió que la buena marcha de la economía "no se refleja suficientemente en el mundo del trabajo".
Esa insuficiencia se nota "en particular entre los jóvenes, las mujeres que buscan empleo y los grupos de mediana edad", puntualizó.
Según el rey, esa situación no puede ni debe ser aceptada "como una scuela inevitable y compañera obligada de un determinado grado de desarrollo".
Por el contrario, el gobierno y los agentes sociales "deben redoblar sus esfuerzos e iniciativas" para encontrar respuestas positivas al problema social, afirmó.
El rey de España finalizó su discurso subrayando el incremento "claro y positivo de la actividad de las organizaciones no gubernamentales que luchan contra cualquier forma de marginación" y que se dedican desinteresadamente a ayudar a los demás. (FIN/IPS/af/ag/if/97