PERU: El cuy, una fuente de proteínas

Turistas europeos y norteamericanos descubren asombrados cuando visitan algunos poblados andinos que los cuyes, unos pequeños roedores que sus hijos usan como mascotas, son parte importante de la dieta de sus habitantes.

Científicos de la Universidad Nacional Agraria La Molina de Perú trabajan en el mejoramiento genético de razas de cuy (Cavia porcellus) para reforzar la dieta de la población andina y ofrecer una alternativa empresarial a miles de migrantes.

El mejoramiento de la base alimenticia de los pobladores de esta región es una preocupación sustancial para los expertos, alarmandos ante los altos índices de desnutrición crónica de la población adulta y la prevalencia de desnutrición severa entre los niños.

"El poblador andino básicamente come papas y cereales", dice la nutricionista Beatriz Palacios, consultora de organizaciones no gubernamentales que ejecutan programas de asistencia social en zonas rurales de altura.

La carne está prácticamente ausente de la dieta a excepción del cuy, un pequeño roedor que convive en armonía en las viviendas de los campesinos de Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia.

Pero el cuy no sólo significa comida para la familia andina. En muchos poblados es usado como divisa de cambio para adquirir combustible y alimentos esenciales, y es el único medio del que disponen muchas veces para sortear su extrema pobreza.

Venerado desde desde la época de los incas, cuando sus gobernantes basaban las estrategias de guerra en lo que "leían" en las entrañas de este animal, el cuy ocupa un lugar primordial en el mundo sagrado andino.

Los curanderos tradicionales, a los que recurren los habitantes de estas regiones por no contar con servicios médicos, usan el cuy negro en un ritual ancestral de diagnóstico que los pobladores consideran "cien por ciento seguro".

Este rito consiste en pasar el animal por el cuerpo del enfermo, después lo matan y examinan cuidadosamente sus órganos y entrañas hasta descubrir la causa de la enfermedad y proceder al tratamiento.

"A muchos extranjeros que no están familiarizados con el mundo andino se les hace muy difícil entender la importancia de estos animales en esas sociedades", afirma Lily Chauca una genetista de la Universidad Agraria dedicado al mejoramiento de las razas y de las técnicas de crianza del cuy.

Un centro de reproducción especialmente acondicionado en la Universidad Agraria, una de las más modernas de la región andina en su género, cuenta con unos 6.000 cuyes.

Los mejores ejemplares machos son trasladados para su reproducción con hembras locales a parcelas campesinas del interior, especialmente Cajamarca, en la sierra norte de Perú, donde la desnutrición infantil alcanza 85 por ciento.

Se ha demostrado que es preferible introducir solamente machos, ya que al cruzarse con las hembras locales, adaptadas a las condiciones ecológicas, la descendencia combina las características de precocidad reproductiva con el aspecto de los cuyes locales.

De esta forma se obtienen mejores ejemplares, de mayor tamaño, con más contenido de carne y en un tiempo mucho menor, lo cual redunda en un beneficio económico y alimenticio para las familias.

La crianza de los cuyes es relativamente sencilla y tradicionalmente recae sobre las mujeres y niños, que los alimentan con desechos vegetales y plantas forrajeras verdes.

Por esa razón, la enseñanza de nuevas técnicas de crianza va dirigida a estos grupos, ya sea mediante módulos demostrativos o en granjas escolares.

Las nuevas técnicas incluyen el uso de batatas forrajeras, especialmente producidas para animales de diferentes sistemas agroecológicos andinos, que producen animales más sanos, vigorosos y de mayor contenido proteico en su carne.

El Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo de Canadá proporciona los fondos y se espera en un futuro cercano poder compartir la experiencia con otros países andinos, donde los hábitos de crianza y los patrones de pobreza son similares.

Mientras tanto, se prepara un proyecto de "agricultura urbana" dirigido a los miles de migrantes andinos que se trasladaron a la costa peruana en los últimos años huyendo de la violencia política y que ahora circundan la capital formando verdaderos cinturones de miseria.

La idea es convertirlos en pequeños empresarios enseñándoles nuevas técnicas de crianza del cuy y proporcionándoles las razas mejoradas de la Universidad Agraria, aprovechando los fondos rotatorios de algún organismo de apoyo. (FIN/IPS/zp/dam-ag/dv/97

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