PERU: Crecimiento económico sin empleo es un espejismo

El jubiloso anuncio oficial de un incremento del producto intero bruto (PIB) de 7,4 por ciento para 1997 no melló el escepticismo de la población en Perú, pero los expertos comenzaron a preguntarse si se trata de un espejismo estadístico.

El debate orilla las ventajas y limitaciones sociales de un programa económico ajustado con ortodoxia a las pautas de la economía de mercado en un país subdesarrollado como Perú.

El gobierno del presidente Alberto Fujimori aplica desde 1990 un riguroso programa económico neoliberal, que abatió la hiperinflación de 7.000 por ciento que encontró al asumir y ha alcanzado desde 1993 crecimiento económico.

Al finalizar 1997, este país será el segundo con mayor crecimiento en América Latina, seguido a corta distancia por Argentina, que espera este año lograr ocho por ciento de crecimiento del PBI.

Ese dato, sumado a la tasa inflacionaria anual menor a siete por ciento, el alza sostenida en la bolsa de valores de Lima y la afluencia de inversiones foráneas, sugiere un país en saludable situación social y económica.

Sin embargo, las encuestas políticas reflejan un generalizado malestar en la población, que se queja del creciente desempleo y el insuficiente poder de compra de los salarios.

Un reciente documento de la comisión episcopal expresa la preocupación de la Iglesia Católica por el agravamiento de la pobreza e indica que el modelo económico no parece ser el más apropiado para promover crecimiento social.

Drago Kisic, del instituto privado Macroconsult, dijo que las cifras de crecimiento del PIB ocultan realidades sociales deprimentes, pues un extenso sector social se mantiene en situación de marginalidad y miseria.

"Según el índice (de desarrollo humano) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Perú ocupa el puesto 28 entre las naciones más pobres del mundo" , añadió.

En octubre, el representante del Banco Mundial Fred Levy calificó de adecuadas las medidas y la política económica puestas en práctica por la administración de Fujimori, pero expresó la preocupación de su institución respecto del "elevado índice de probreza".

Por su parte, Patricio Ricketts, columnista del diario oficialista Expreso, afirmó que el crecimiento económico general conducirá a la erradicación de la pobreza, porque "es como una lluvia que de todos modos tiene que mojar a todos, aunque no a todos por igual, lamentablemente".

"El pauperizado país que dejó el anterior gobierno (del socialdemócrata Alan García) fue pavoroso: 55 por ciento de la población sumida en la pobreza y 24 por ciento en extrema pobreza, cifras que han bajado a 48 y 18 por ciento respectivamente", afirmó.

Ricketts sostuvo además que el crecimiento del PIB eleva la proporción del gasto social por persona de 80 dólares, en 1992, a 160 dólares, en 1996.

Sin embargo, otros analistas discrepan con los alentadores anuncios del ministro de Economía, Jorge Camet.

"¿Cómo explicarse el crecimiento del que habla el gobierno cuando las remuneraciones se han deteriorado y el desempleo, sólo en Lima, aumentó de nueve a diez por ciento?", se preguntó el economista Luis Gamero, investigador de Desco, la más importante organización no gubernamental de Perú.

"Las estadísticas son ciertas, pero pueden conducir a apreciaciones erróneas. Si entre 10 personas comen 10 pollos a la semana, eso no significa que todos estén comiendo un pollo. Tal vez algunos comen varios y otros ninguno", comentó el economista Denis Falvy.

"Algo extraño está sucediendo con los peruanos. Cuanto más cifras emite el gobierno sobre las mejoras que está obteniendo todo el mundo, más aumenta el descontento de la población. ¿A qué se debe?", se preguntó Mirko Lauer, columnista del matutino opositor La República.

Lauer negó que la reacción adversa de la población responda a un desconocimiento de los informes estadísticos oficiales.

"Se está abriendo paso la idea de que el único programa social verdadero es un empleo y un buen salario y que la gente ve que en el Tercer Mundo los grandes logros neoliberales están terminando en grandes devaluaciones de la moneda", concluyó.

Erik Reinert, economista de la Universidad de Oslo, Noruega, expositor en una reciente convención empresarial realizada en Lima, senaló que "si el PIB de un país crece a mayor velocidad que los salarios, ello significa un crecimiento desigual, no equitativo y generador de problemas sociales".

"Según los datos que me han sido proporcionados, en Perú, entre 1950 y 1996, las ganancias de las empresas en relación al PIB pasaron de 20 por ciento a más de 50 por ciento, en tanto que, en el mismo período, la proporción del PIB en relación con los salarios bajó de 65 por ciento a 45 por ciento", expresó .

"Para entender la magnitud del problema que se puede estar gestando por el deprimido nivel de los salarios en una economía en crecimiento global, hay que tomar en cuenta que en los países desarrollados y de economía sana los sueldos representan 70 por ciento del PIB", concluyó el experto noruego. (FIN/IPS/al/dam/if/97

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