La economía de Sudáfrica crecerá con lentitud en 1998 debido a problemas conocidos, como la capacidad industrial desaprovechada, y a otros nuevos, como los efectos del fenómeno climático El Niño y la caída del precio del oro.
Hace un año, las previsiones de crecimiento económico para 1997 ascendían a 3,5 por ciento del producto interno bruto (PIB).
Sin embargo, el Banco Sudafricano de Reserva señaló en su último informe trimestral que la "economía no produce a plena capacidad" y el crecimiento será "bastante menor que el esperado al comienzo del año".
El crecimiento estimado para este año ahora se sitúa entre 1,5 y dos por ciento, según el Banco de Reserva. En 1996, la economía creció tres por ciento.
Este año, el rand, la moneda sudafricana, cayó a su nivel más bajo y el precio internacional del oro descendió a su menor valor en 18 años, hasta 281 dólares por onza.
Sudáfrica depende de la exportación de productos primarios, y su economía se ve afectada a medida que descienden los precios de estos en el mercado mundial.
La caída del precio del oro provocó la pérdida de 50.000 empleos este año. La firma Anglo American, principal productora del metal en el mundo, eliminó 1.900 puestos en una de sus minas sudafricanas.
Si el precio del oro no se recupera, se estima que hasta 100.000 empleos más podrían perderse en los próximos meses en 21 de las 35 minas deficitarias. Casi 300.000 personas trabajan en las minas de Sudáfrica, 50.000 menos que en 1996.
A medida que se prepara para su cuarto año de gobierno democrático, Sudáfrica sigue lidiando con el problema de conseguir un crecimiento lo bastante rápido para superar la reproducción natural de la población, cercana al 2,5 por ciento anual, y la migración interna.
Además, Sudáfrica tiene una de las estructuras socioeconómicas más desiguales del mundo. La población de raza blanca gana nueve veces más que la negra y es propietaria de más de 80 por ciento de la tierra.
"La opinión convencional es que la Sudáfrica posterior al apartheid sólo podrá superar las desigualdades si consigue el crecimiento", señaló el parlamentario Ben Turok.
"Pero la situación en el país y en otras partes demuestra claramente que no hay una relación automática entre el crecimiento y el nivel de vida aceptable para la población en general".
El gobierno, sin embargo, sigue teniendo fe en su política macroeconómica de "redistribución mediante el crecimiento" llamada Crecimiento, Empleo y Redistribución (GEAR), adoptada en 1996.
Los objetivos de la política incluyen el crecimiento económico de seis por ciento anual y la generación de 400.000 puestos de trabajo por año para el 2000, con el fin de reducir la tasa de desempleo que aumentó de 33 por ciento en 1994 a cerca de 40 por ciento en la actualidad, según cifras oficiales.
GEAR proyectó la creación de 126.000 empleos en 1996, pero sólo generó un cuarto de dicha cantidad y no es probable que cumpla la meta de 252.000 nuevos puestos para este año.
El movimiento sindical criticó la política del gobierno por estimular el crecimiento sin empleo mientras los empresarios responsabilizaron a la inflexibilidad de la mano de obra por la falta de expansión económica sustentable.
"Existe la falsa idea de que uno de los principales problemas a los que se enfrenta la economía sudafricana es la supuesta inflexibilidad de la mano de obra", argumentó Sam Shilowa, secretario general del Congreso de Sindicatos Sudafricanos (COSATU).
"En otras palabras, que los salarios son demasiado elevados según el estándar internacional en relación con el nivel de productividad de la economía".
"Esta suposición se opone a los últimos estudios de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), que concluyó que, en muchos aspectos, el mercado de trabajo es demasiado flexible y millones de trabajadores permanecen vulnerables y desprotegidos".
La batalla entre los trabajadores y los empresarios continuará el próximo año y, según un informe del Standard Bank, el mercado de trabajo se verá afectado por mayores costos laborales y menos flexibilidad. Ello significa que habrá una pérdida de empleos en la parte desarrollada de la economía.
Los efectos de El Niño también limitarán las posibilidades de crecimiento de Sudáfrica. En el peor de los casos, el fenómeno reducirá la expansión económica hasta 0,75 por ciento del PIB, según Carol Mason, economista de Investec, grupo financiero independiente.
El fenómeno de El Niño está asociado con el calentamiento de las corrientes del Pacífico sur que provoca sequías en Africa austral, región dependiente de la agricultura.
Nada espectacular se espera en el ámbito de las inversiones ya que los ingresos siguen siendo pocos y la única fuente importante de inversión extranjera directa surgió de la venta de acciones del monopolio de las telecomunicaciones Telkom.
La venta generó cerca de 1.200 millones de dólares. Desde entonces, el proceso de privatización ha sido lento, aunque se considera como probable el traspaso al sector privado de varias compañías de transporte y emisorasd de radio estatales. (FIN/IPS/tra-en/gm/kb/aq-lp/if/97