/PERSPECTIVAS 1997-1998/ BRASIL: Primer semestre negro y luego mejorando prevén para 1998

Una caída de la actividad en el primer semestre, recuperación en el segundo, inflación en baja y reducción del déficit comercial son las previsiones casi unánimes para la economía de Brasil en el próximo año.

En tanto país latinoamericano más afectado por la crisis financiera asiática, Brasil crecerá uno por ciento como máximo, contra un promedio mundial de tres por ciento, según el Departamento para Cuestiones Económicas y Sociales de Naciones Unidas.

La Confederación Nacional de la Industria (CNI) espera una expansión del producto interno bruto (PIB) de entre uno y dos por ciento en 1998, pese a la caída en los meses iniciales.

El crecimiento efectivo dependerá del ambiente externo y de la reducción de las tasas de interés internas.

Pero para el sector industrial será "un año sombrío", con un "crecimiento residual" de entre cero y uno por ciento, pronosticó la CNI, la principal organización empresarial del país. Agricultura y servicios y empujarán la economía.

La desaceleración económica permitirá reducir a 5.000 millones de dólares el déficit comercial, que este año llegará a 9.000 millones de dólares.

El gremio industrial prevé que Brasil exportará 60.000 millones de dólares, 12,5 por ciento más que este año, mientras las importaciones crecerán sólo cinco por ciento.

Las autoridades económicas mantienen como referencia la posibilidad de un crecimiento de dos por ciento. Pero la decisión de bajar a 2,72 por ciento al mes la tasa básica de interés en enero frustró expectativas de acortar el período de caída productiva.

Esa tasa corresponde a 38 por ciento al año, aún la más alta del mundo e "inmoral", según el diputado Geddel de Lima, uno de los líderes de la coalición de gobierno.

En noviembre, ante la fuga de capitales desatada por la caída de las bolsas asiáticas, el Banco Central la había elevado a 43,4 por ciento.

El mercado esperaba una reducción de la tasa mensual a 2,6 o incluso 2,5 por ciento como forma de atenuar la fuerte reducción de la actividad económica esperada para el primer trimestre de 1998, con despidos masivos ya anunciados por varios sectores y una previsible reacción sindical.

El ritmo con que el gobierno brasileño trata de superar los efectos de la crisis asiática preocupa también a los socios en el Mercado Común del Sur (Mercosur), que tienen en Brasil su mayor mercado para sus exportaciones.

Una recesión prolongada en Brasil sería un desastre para Argentina y Uruguay, principalmente, y en menor grado para Paraguay.

El próximo año "será difícil para toda América Latina", que perderá competitividad ante la devaluación de las monedas asiáticas, dijo a IPS el economista Joao Paulo Almeida Magalhaes, un crítico de la "inserción pasiva" de la región en la economía internacional.

Pese a la crisis financiera, la mayoría de los países asiáticos seguirá creciendo más que los latinoamericanos y a mediano y largo plazo presentan mejores posibilidades de recuperación.

Brasil contribuirá decisivamente a que el crecimiento económico de América Latina baje de 5,2 por ciento este año a 3,5 por ciento en 1998, por las proyecciones de Naciones Unidas.

Ante las incertidumbres con que empieza el nuevo año, las previsiones para el país son dispares, aunque todos coinciden en que en el primer semestre la actividad económica será negativa y que la inflación se estabilizará entre tres y cinco por ciento, algo inferior a la de este año.

La evaluación más optimista, la del banco holandés ABN-Amro, muy activo en el crédito al comercio exterior, estima que la economía brasileña crecerá tres por ciento en 1998.

La más pesimista, del Banco Garantía, uno de los grandes bancos brasileños de inversiones, prevé una caída de 0,2 por ciento del PIB.

Para 1997, los indicadores de distintos institutos pronostican una expansión económica de 3,4 por ciento y una inflación de entre cuatro y siete por ciento.

Una incógnita adicional es el factor político, ya que habrá elecciones presidenciales, parlamentarias y estaduales en octubre.

La crisis asiática y sus efectos en Brasil ocurrieron en un mal momento para la pretendida reelección del presidente Fernando Henrique Cardoso. Un estancamiento económico que dure hasta poco antes de los comicios le puede ser electoralmente desastroso.

Por ello se estima que el gobierno suavizará las medidas de austeridad para reactivar la economía algunos meses antes. (FIN/IPS/mo/dg/ip-if/97

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