PANAMA: Indígenas temen ser sometidos a esclavitud genética

La falta de disposiciones que protejan los derechos humanos y culturales de los indígenas centroamericanos ha despertado entre sus dirigentes el temor de ser sometidos a una esclavitud genética por parte de científicos inescrupulosos.

La primera voz de alarma ocurrió en 1993 en Panamá cuando los genes de una mujer indígena ngobe-buglé fueron patentados en Estados Unidos como un descubrimiento científico por dos investigadores estadounidenses.

La mujer, residente en la caribeña provincia de Bocas del Toro y cuyos datos fueron mantenidos en reserva para proteger su identidad, era portadora del virus HLV2, muy similar al que produce el sida.

El dirigente indígena kuna Atencio López, quien desde esa época realiza una campaña internacional contra "el robo" de genes de los pueblos aborígenes, senaló a IPS que el gen de la mujer fue sustraído por los investigadores extranjeros en complicidad con médicos locales que extrajeron la sangre.

Los ngobe-buglé son portadores del HLV2 pero no desarrollan enfermedades asociadas al mismo debido a que poseen anticuerpos que los protegen.,

López explicó que como el sida "es como El Dorado" para las grandes transnacionales de medicamentos, cada cosa que se parece al virus que lo causa "los vuelve locos y no se detienen ante nada para conseguir y apoderarse de sus fórmulas".

La patente del virus HLV2 fue cancelada por el gobierno de Estados Unidos por la presión internacional, pero las células de la mujer ngobe-buglé y de otros indígenas de Papua y Nueva Guinea y las Islas Salomón, que también habían sido patentadas, aún se mantienen en poder de un laboratorio estadounidense.

López advirtió que si los descubrimientos fueran para la producción de medicinas para aliviar el dolor humano sin que se cometa lucro, los pueblos indígenas estarían anuentes a que se les investigue.

Pero no aprueban que se les estudie y se les sustraigan sus genes para producir medicinas para el lucro de las compañías transnacionales de medicamentos, ni para experimentar con armas biológicas "para que los estados poderosos sometan a los más débiles".

López indicó que con la clonación de animales y otros experimentos genéticos "se está produciendo una ofensiva por parte de las multinaciones biomédicas y farmaceúticas para realizar investigaciones de nuevas medicinas utilizando la genética humana".

Estados Unidos, Japón y los países de la Unión Europea están acelerando la creación de disposiciones que les permitan hacer investigaciones y patentar "los descubrimientos" realizados con seres humanos, como es el caso de Estados Unidos y Japón, y con materias vivas, como se proponen los europeos.

"Frente a eso la población indígena sigue siendo uno de los grupos más débiles porque lamentablemente todavía sus derechos humanos no son reconocidos en la mayoría de las constituciones nacionales y convenios internacionales", destacó López.

Indicó que la Organización de Naciones Unidas para la Eduación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) está considerando un documento sobre ética en el manejo del genoma humano.

"Para nosostros no es adecuado porque todavía sigue favoreciendo a las empresas transnacionales", comentó.

Los pueblos indígenas han constituido una red internacional para abordar el problema que en noviembre pasado aprobó una declaración en Panamá que se ha convertido -según López-, "en el primer documento sobre genoma humano emitido en América Latina".

La "Declaración de Kupseni", una isla poblada por la etnia kuna en el caribeño archipielago de San Blas, donde se realizó una reunión de varios pueblos indígenas de América, señaló que esas investigaciones "atentan contra la vida humana" y 'violentan la integridad genética de los pueblos indígenas".

López precisó que la sangre para el indígena "es como el núcleo o la célula de la tierra" a cuyos frutos, como el árbol los animales y los ríos "nos sentimos hermanados".

Y al igual que está ocurriendo con la tierra que "se está deformando por la acción humana y llegará el momento que se vuelva contra nosotros", subrayó.

"Si permitimos que lleguen al interior del ser humano y su ubicación genética habrá un momento en que seremos esclavos de otra gente y objeto de uso inmoral", denunció.

"Nosotros no concebimos los conocimientos como propiedad personal sino de nuestro pueblo", dijo López.

Además del robo de genes humanos, los investigadores de los países ricos "están sustrayendo secretos medicinales de los indígenas y su propiedad cultural sobre semillas y prácticas de uso del suelo", precisó López al ampliar sus denuncias.

En el caso de la medicina tradicional, explicó que los investigadores llegan a las zonas indígenas como turistas, averiguan las fórmulas de los aborígenes para curar algunas enfermedades, luego les dan forma y las patentan en otros países como si fuera un invento suyo.

Los estados del Tercer Mundo no protegen a los indígenas y a los agricultores de esa prácticas de saqueo cultural y "muchos gobiernos ven a los planteamientos de los indígenas como si fueran de ciencia ficción", apuntó el dirigente kuna. (FIN/IPS/sh/dg/cr-hd/97)

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