PAKISTAN: Ola de destituciones podría ser la próxima jugada

El presidente de Pakistán, el primer ministro y el jefe de la Suprema Corte de Justicia apostaron todo hoy en la lucha por el poder que paraliza la vida política en el país asiático.

Este martes, el jefe de Justicia, Sajjad Ali Shah, suspendió una decisión del gobierno para reducir los polémicos poderes del presidente para destituir a gobiernos electos, desatando especulaciones sobre la inminente destitución del gobierno.

El presidente, Farooq Leghari, y el jefe de Justicia se encuentran a un lado de la línea de batalla, mientras el gobierno intenta mantener la supremacía del ejecutivo.

Semanas después de asumir el poder tras elecciones en febrero, Sharif quitó al presidente su poder de destituir a funcionarios civiles, y luego se volcó al poder judicial.

Sharif tiene una mayoría de dos tercios para respaldarlo en el parlamento pakistaní, pero el jefe de justicia enfrenta una rebelión en la Suprema Corte, y el presidente Leghari es sólo una figura decorativa si su poder de destituir gobiernos no es restaurado.

La semana pasada, 10 jueces de la Suprema Corte se rebelaron contra la autoridad del jefe de Justicia, afirmando que fue designado pasando por alto a importantes jueces. Este martes, desafiaron su orden suspendiendo la decisión del gobierno. Shah sólo tiene de su lado a cuatro jueces de la Suprema Corte.

La compleja crisis política fue desatada por el primer ministro Sharif en agosto, cuando desafió la autoridad del jefe de Justicia para decidir sobre jueces a la Suprema Corte.

El gobierno resintió el activismo del poder judicial, y ha presentado casos de corrupción contra el primer ministro.

Después que Sharif acusara al jefe de Justicia de interferir en el trabajo del gobierno en una conferencia de prensa en octubre, la Suprema Corte lo acusó de desacato al tribunal.

El 17 de noviembre, Sharif se convirtió en el primer minsitro pakistaní que compareció ante la Suprema Corte por cargos de desacato. Su negativa a pedir disculpas empeoró la crisis política y constitucional, la que pareció al borde de desmoronar al gobierno, pero fue evitada por la intervención del ejército.

El jefe del ejército, general Jehangir Karamat, interrumpió un viaje por Europa para mediar un cese al fuego en Islamabad. Nuevamente esta semana, todos los ojos están puestos en los generales, que son la única autoridad que las instituciones paquistaníes respetan.

El gobierno de Sharif "des-reconoció" al jefe de Justicia Shah, quien desapareció de la televisión estatal, utilizada por el gobierno para consolidar el respaldo del público. Durante 25 minutos el miércoles, Sharif habló a la nación en radio y televisión, prometiendo que "la democracia será victoriosa".

Sharif también identificó a Leghari como el "conspirador clave" en la crisis política, mientras analistas políticos creen que prepara el terreno para censurar al presidente, a quien Sharif amenazó la semana pasada cuando Leghari se negó a aceptar la medida del gobierno para enmendar la ley de desacato.

El gobierno logró que más de 300 legisladores de ambas cámars del Parlamento firmaran una orden llamando a la censura de Leghari, pero Sharif fue persuadido a repensar la situación por el general Karamat, durante conversaciones para diluir la tensión política.

Los militares aún miran desde afuera, aunque Karamat fue bombardeado con cartas de las partes rivales. Este lunes, rechazó la solicitud de Shah de seguridad armada en la Suprema Corte y para cuatro jueces de la audiencia del primer ministro.

El jefe de Justicia temía una respuesta a la escenas del viernes en la Suprema Corte, cuando simpatizantes de la gobernante Liga Musulmana de Pakistán rodearon el edificio, cantaron consignas contra el jefe de Justicia y rompieron muebles.

La mala publicidad forzó al gobierno de Sharif a emitir una disculpa pública y los ministros de gobierno también se reunieron con el jefe de Justicia.

No obstante, Sharif acusó en su discurso público al jefe de la Suprema Corte de "hacer una solicitud extrema" al pedir seguridad militar.

El domingo, parecía que Sharif tendría la última palabra, culpando a sus rivales por empantanarlo en "asuntos inútiles", en un intento por recuperar algo de simpatía del público.

La crisis política se hizo más compleja con la decisión del jefe de Justicia de suspender la enmienda constitucional aprobada por el gobierno.

Sin embargo, Leghari no tendría respaldo si destituye al gobierno y disuelve el parlamento.

Aunque los militares se mantuvieron firmes en su decisión de desplazar al gobierno de Benazir Bhutto el año pasado, los generales no están listos para dejar los cuarteles, dijo un comentarista político en Islamabad.

El ejército ha optado por actuar estrictamente dentro de límites constitucionales, y según parece, su acción para jugar de mediador de la paz se produjo sólo por presión del presidente y el primer ministro. (FIN/IPS/tra-en/nz/an/lp/ip/97

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