El plan para ampliar el Consejo de Seguridad de la ONU con más posibilidades de aceptación fracasó por ahora, pero el sentir general entre los diplomáticos es que ello no significa la muerte de la reforma del órgano.
El embajador paquistaní Ahmad Kamal, opositor del intento de ampliación, declaró a IPS que el plan para incluir a Alemania, Japón y tres naciones en desarrollo como miembros permanentes del Consejo de Seguridad fracasó porque la idea era "ridícula desde su planteamiento".
Sin embargo, opinó, existe la urgente necesidad de hacer más transparente la labor del Consejo y de cuestionar los actuales privilegios de los miembros permanentes con poder de veto del órgano.
China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, los cinco miembros permanente del Consejo, obtuvieron dicho estatuto en 1945 como "herencia" de la segunda guerra mundial, arguyó Kamal.
Los cambios ocurridos en el mundo desde entonces deben llevar a reevaluar las facultades de las cinco potencias y no sólo generar pedidos de nuevas inclusiones, afirmó.
"En la actualidad no se justifica que Europa, cada vez más unida, tenga dos bancas permanentes en el Consejo y aspire a una tercera", dijo Kamal.
Kamal se preguntó si el estatuto de "permanente" es necesario, dada la actual concentración del poder entre los cinco miembros permanentes a costa de los demás 180 estados de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Hace sólo unas semanas, varias naciones pretendían añadir más miembros permanentes, en lugar de eliminarlos.
El plan del ex presidente de la Asamblea General y actual embajador de Malasia ante la ONU, Razali Ismail, tenía por fin generar respaldo al "marco" que le otorgaría la permanencia a Alemania, Japón y una banca por separado a Africa, Asia y América Latina.
Varios países ajenos al plan de expansión, entre ellos Italia, opuesta a la inclusión de Alemania y Japón, y Pakistán, preocupado por la posibilidad de que India ocupe la banca de Asia, lograron formar un bloque contrario a la rápida votación del plan de Razali.
"No hemos consolidado nuestra posición", reconoció el embajador de Alemania, Tono Eitel, y señaló que las naciones expansionistas no lograron conseguir los votos suficientes para aprobar una resolución de "marco" este año.
El fracaso de los expansionistas, sostuvo Kamal, se debió a los temores de que algunos países intentaran ampliar el Consejo mediante un voto de mayoría simple entre los miembros presentes en la Asamblea de 185 estados.
Pero toda votación para cambiar la composición del Consejo, aun sobre la factibilidad de ese objetivo, implica la modificación de la Carta de las Naciones Unidas y por tanto debe ser aprobada por dos tercios de sus integrantes, o sea 124 países, explicó Kamal.
"Es de conocimiento popular que, cuando se votan temas sensibles o controvertidos en la ONU, muchos países se lavan las manos como Poncio Pilato", declaró el embajador italiano Francesco Paolo Fulci. "Se abstienen o no están presentes en las ocasiones más importantes".
El voto de mayoría simple habría permitido que relativamente pocos países aprobaran el plan de expansión, aunque 114 estados del Movimiento de No Alineados se comprometieron a conseguir la ampliación del número de miembros no permanentes del Consejo si no se llegaba a un acuerdo sobre las bancas permanentes.
"El juego en su totalidad fue tendencioso", aseguró Kamal. Como resultado, el bloque opuesto a la rápida expansión del Consejo aumentó hasta congregar en la actualidad a 43 países, añadió.
"Espero que el plan de Razali haya muerto. Evidentemente, el grupo al que pertenezco es grande y va en aumento. Veremos qué pasa el próximo año", indicó Kamal.
El propio Razali reconoció que el plan para añadir a cinco miembros permanentes está liquidado. "El grupo de Razali está muerto, inexistente, y no tengo intención de revivirlo", declaró el embajador a una conferencia organizada la semana pasada por la Fundación Friedrich Ebert.
Parte de la responsabilidad, añadió Razali, la tiene el éxito logrado por los estados antiexpansionistas al conseguir respaldo para su causa.
Pero el fracaso de un plan viable de expansión también se debe, al menos en parte, a la falta de voluntad de Estados Unidos de agregar más bancas no permanentes, rotativas cada dos años y sin poder de veto, argumentó.
El embajador de Estados Unidos, Bill Richardson, declaró en los últimos meses que Washington sólo permitiría un máximo de 21 miembros en el Consejo de Seguridad, con cinco nuevas bancas permanentes y una no permanente.
Razali, que había descrito como "absurdo" al plan de Washington y presionó para que el Consejo se ampliara hasta 24 o 26 miembros, señaló la semana pasada que "Estados Unidos no cedió un milímetro sobre el número" de integrantes.
Aunque los planes de expansión están estancados, aún existe muchas reformas que deben llevarse a cabo, afirmó Kamal. Las gestiones del Movimiento de No Alineados para ampliar el número de miembros no permanentes deben tomarse en cuenta, así como el intento por hacer más transparente la labor del Consejo, agregó.
"Hubo un cambio progresivo del centro de gravedad de la Asamblea General al Consejo de Seguridad", dijo Kamal. Si el Consejo sigue teniendo poder de decisión sobre una amplia variedad de temas, "debería contar con mayor participación". (FIN/IPS/tra-en/fah/aq-ml/ip/97