Cinco mil dólares es el precio que se paga en Israel para "comprar" una trabajadora doméstica de México y mantenerla en virtual esclavitud, estado no muy diferente al que viven en su propio país.
Seis mujeres "vendidas" a familias israelíes para realizar labores domésticas fueron rescatadas por autoridades consulares mexicanas tras recibir denuncias del maltrato, la discriminación y el encierro que sufrían, según informes conocidos este martes.
Las autoridades investigan a varias personas como probables responsables del delito, que vendría siendo cometido hace varios años.
Las mujeres atendidas por las autoridades y repatriadas a México fueron llevadas con engaños a Israel, país donde se sospecha que habrían más trabajadoras procedentes de este país latinoamericano sufriendo situaciones de explotación.
"El caso de Israel podría indignar ahora a muchos. Sin embargo, en nuestro propio país la situación de las trabajadoras domésticas también es de casi esclavitud", dijo Carmen Saavedra, coordinadora del no gubernamental Colectivo Atabal.
Alrededor de dos millones de mujeres trabajan como empleadas domésticas en México. La mayoría recibe un salario menor al mínimo y no tiene derecho a seguro social, vacaciones, límite de horarios ni permisos maternales.
Originarias en un alto porcentaje de los estados sureños de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, lo más pobres del país, las trabajadoras están sujetas al arbitrio de sus patronos, que deciden sin problema qué derechos tienen y cómo viven.
Una investigación de la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar indica que un alto porcentaje de empleadas domésticas de la capital mexicana sufren además de explotación laboral agresiones y acoso sexual.
En México, una empleada doméstica que vive fuera de su lugar de trabajo recibe entre seis y 14,5 dólares por día, mientras las que trabajan y viven en el mismo lugar ganan alrededor de 120 dólares mensuales.
"Durante años hemos luchado para que mejoren las condiciones laborales del o la trabajadora doméstica, pero sigue siendo el patito feo de la sociedad mexicana y no hemos recibido respuesta", apunta Eva Soto, portavoz de la Organización Nacional de Trabajadoras Domésticas no Asalariadas y Similares.
Basado en estudios de campo, el Colectivo Atabal afirma que 75 por ciento de las trabajadoras domésticas en la capital proceden de zonas rurales, 27,6 por ciento tienen 40 años o más, 50 por ciento son solteras, 68 por ciento apenas cursaron escuela primaria y 4,3 por ciento son analfabetas.
"Las trabajadoras domésticas están en la última parte del coche. Pocas somos las personas u organizaciones que nos preocupamos de su situación y demandamos cambios a las leyes", sostuvo Saavedra.
Cientos de trabajadoras domésticas se reúnen cada domingo en algunos parques y estaciones de transporte público de la capital para conocerse, conversar sobre sus problemas y quizá conseguir una pareja.
Es en esos lugares donde los traficantes de personas se acercan a las más jóvenes y les proponen viajar a Israel u otro país para trabajar en condiciones supuestamente favorables.
Las autoridades no saben con certeza cuántas mujeres mexicanas han sido llevadas de esa forma a otros países. Actualmente siguen varias pistas para descubrir la existencia de presuntas redes dedicadas a la "venta" de empleadas domésticas.
Decenas de trabajadoras domésticas se concentraron el 27 de julio en la plaza central de la capital mexicana para exigir a las autoridades atención a sus problemas.
"El asunto es poco atendido, pero nosotros estamos haciendo lo posible por llevarlo ante el gobierno, los jueces y los diputados, pues no puede ser que a las puertas del siglo XXI siga existiendo un trabajo que tiene mucho de esclavitud", expresó Saavedra. (FIN/IPS/dc/mj/hd lb/97