MEDIO ORIENTE: China va en busca de petróleo e influencia

El canciller de China, Qian Qichen, iniciará este jueves una gira por Medio Oriente con el fin de afianzar la influencia de su país en la región y sus vínculos con las naciones exportadoras de petróleo.

Beijing intenta equiparar su perfil diplomático con su poderío económico mundial, y la estratégica y rica región de Medio Oriente es un destino imprescindible para ese fin. La gira de Qian incluirá a Egipto, Siria, Líbano, Israel y Palestina.

En octubre, el presidente chino Jiang Zemin realizó una gira de 10 días por Estados Unidos, donde se le brindó el tratamiento correspondiente a un líder de una de las principales potencias mundiales.

Durante la visita de Estado del presidente ruso Boris Yeltsin a Beijing, el mes pasado, la declaración conjunta emitida por él y su par chino se refirió a "una relación estratégica entre Rusia y China" y expresó su oposición a un mundo unipolar, dominado por una única superpotencia.

China también es consciente de su calidad de único miembro permanente no europeo ni estadounidense del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con poder de veto.

Beijing percibe a Asia, Africa y América Latina de una forma distinta que Gran Bretaña, Francia, Rusia y Estados Unidos, los restantes cuatro miembros permanentes del Consejo.

Durante la ocupación de Kuwait por Iraq en agosto de 1990, Qian, interesado en impedir el conflicto armado, visitó Bagdad a mediados de noviembre de ese año y se reunió con el presidente Saddam Hussein.

El líder iraquí le hizo saber que se retiraría de Kuwait si China accedía a vetar la resolución del Consejo de Seguridad, auspiciada por Estados Unidos, que solicitaba medidas militares contra Iraq.

Tras el retorno de Qian a Beijing, los líderes chinos discutieron la propuesta de Hussein pero la rechazaron porque el veto a la resolución irritaría a Washington y perjudicaría los intereses de China.

No obstante, China fue el único miembro permanente del Consejo de Seguridad que se abstuvo en la votación de la Resolución 678, del 29 de noviembre de 1990, que pidió a los estados de la ONU asistir a Kuwait "por todos los medios necesarios" para expulsar a Iraq de su territorio. Cuba y Yemen votaron en contra.

Tras el fin de la guerra del Golfo, China se abstuvo nuevamente de votar la Resolución 688, del 5 de abril de 1991, que solicitó al gobierno de Bagdad detener la "represión de civiles iraquíes, especialmente en los territorios kurdos".

Desde el punto de vista de Beijing, la resolución interfirió en los asuntos internos de un estado soberano.

Durante la más reciente crisis entre Iraq y la ONU, causada por la negativa de Bagdad a permitir el acceso de miembros estadounidenses de la Comisión Especial encargada de despojar a Iraq de sus armas de destrucción masiva, China apoyó a Rusia, que se mostró solidaria con Hussein.

Desde que los comunistas ganaron la guerra civil en China en octubre de 1949, Beijing demostró sensibilidad hacia los problemas y aspiraciones del mundo en desarrollo que, según su parecer, incluye a la República Popular China.

No es de sorprender que China fuera el primer país importante ajeno al mundo árabe en recibir, en 1964, a Yasser Arafat como líder de un movimiento de liberación nacional.

Por entonces, el líder palestino encabezaba al Fatah, que luego se convertiría en el principal integrante de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Desde entonces, Beijing se mantuvo a la vanguardia con respecto al reconocimiento de la OLP y a la asistencia diplomática y de otro tipo otorgada a la organización.

Arafat devolvió el gesto. Poco después de firmar los acuerdos preliminares de paz entre Israel y la OLP en Washington, en septiembre de 1993, Arafat voló a Beijing e informó a los líderes chinos sobre la situación.

Durante su próxima visita a Gaza para entrevistarse con Arafat, Qian reiterará el apoyo de China a la autodeterminación del pueblo palestino, lo que implica el derecho a la formación de un estado soberano y la implementación plena de los acuerdos preliminares de paz.

China tuvo un papel importante en Egipto luego de que el presidente egipcio Anwar el-Sadat expulsara a asesores militares soviéticos en 1972. Debido a la ruptura con Moscú, El Cairo, equipado con aviones de guerra soviéticos y otros equipos bélicos, se vio afectado por la escasez de repuestos.

Como China manufacturaba prototipos de aviones soviéticos, sobre todo de los caza MiG, luego de haberlos comprado a Moscú pudo suministrar los repuestos necesarios a Egipto.

Desde entonces, la amistad de China con Egipto ha sido sostenida. Qian intentará fortalecer la relación durante su visita a El Cairo cuando se reúna con su par egipcio.

El colapso de la Unión Soviética, fuerte aliada de Siria, generó posibilidades antes inexistentes para China en ese país. El canciller chino estudiará formas de fortalecer los vínculos económicos con Damasco, entre ellos la venta de equipos militares.

Aunque son productores moderados de petróleo, tanto Egipto como Siria revisten interés para Beijing ya que, debido a sus ambiciosos planes de industrialización, la dependencia china del petróleo va en aumento.

China fue exportadora neta de petróleo hasta 1992. En 1993 importó 25.000 barriles diarios y para 1996 la cifra se había elevado a 445.000 barriles.

El potencial de crecimiento de la importación de petróleo en China es enorme. En la actualidad, el ciudadano chino promedio consume tres barriles por año, mientras que el estadounidense utiliza 66 barriles.

La gira de Qian, que termina el 26 de diciembre, debería ayudar a China no sólo a fortalecer su perfil diplomático en la región, sino también a hallar nuevas fuentes del preciado combustible fósil. (FIN/IPS/tra-en/dh/rj/aq-ml/ip-if/97

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